Los 470 trabajadores de la autopartista Delphi continúan a la espera de la resolución del traspaso de la firma a manos del empresario kirchnerista Enrique Ruffo, propietario de Cibasa SA. La negociación sigue en condiciones difíciles para los operarios fabriles que se encuentran de vacaciones y con una conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Nación hasta tanto se resuelva la continuidad de la fábrica.
Los 470 trabajadores de la autopartista Delphi continúan a la espera de la resolución del traspaso de la firma a manos del empresario kirchnerista Enrique Ruffo, propietario de Cibasa SA. La negociación sigue en condiciones difíciles para los operarios fabriles que se encuentran de vacaciones y con una conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Nación hasta tanto se resuelva la continuidad de la fábrica.
La conciliación obligatoria permitió evitar el cierre definitivo de la empresa anunciada para el día 23 de enero y dio lugar a la aparición de Cibasa SA que ofrece hacerse cargo de las operaciones de la empresa con ciertas condiciones. En primer lugar, los postulantes exigen exclusividad durante 5 años para abastecer a Peugeot-Citroën, es decir que Delphi, que mantiene una planta en Brasil, se abstenga de vender a la automotriz francesa durante ese lapso de tiempo. En segundo lugar pretenden que les entreguen la planta de Santa Lucía con un stock de tres meses de materiales y, por último, quieren que la empresa esté en condiciones operativas normales. Estos son escollos que hacen peligrar la continuidad de la fuente laboral, ya que Delphi pretende seguir vendiendo manojos de cable desde su planta brasileña en el mercado local y en estos momentos no hay materiales en depósito ni para un día de trabajo.
Los trabajadores han tomado con cautela las promesas de Ruffo de garantizar los puestos de trabajo en el nuevo esquema y requieren que el empresario en persona participe de las negociaciones para tener mayor garantía de lo que se discute. En las reuniones de conciliación participan además de los gerentes de Dephi y representantes de Cibasa SA, autoridades de la delegación local del Ministerio de Trabajo de la Nación, Correa Esbri de la Subsecretaría de Trabajo Provincial, el ministro de Producción Alos y la secretaría de Industria y Comercio Sandra Barceló. En nombre de los trabajadores concurren las autoridades del Gremio del Plástico y dos delegados elegidos por la asamblea de trabajadores, que no confían en la dirección gremial.
Los trabajadores recuerdan que en noviembre del 2013 fue Uñac en nombre de Gioja quien se hacía presente en la fábrica para inaugurar obras de ampliación en compañía de la ministra de la Producción de la Nación, Débora Giorgi, y todo era algarabía, transmitida en vivo por los medios de comunicación.
Sin embargo, ahora que los mercados se cierran y la fuente de trabajo peligra, ni Gioja ni Giorgi se acercan a la planta para hablar con la gente y dar garantías de continuidad. Cuando la cosa venía bien todos posaban para la foto, ahora que la pendiente es cuesta abajo más de uno se esconde. Este es el problema que los obreros detectan: el de Gioja es un gobierno que no tiene respuestas ni sabe cómo hacer para evitar la pérdida de puestos de trabajo, producto de su política económica y social que puso el acento en las inversiones y mercados extranjeros, que hoy abandonan la provincia a su suerte.
El peligro de cierre de esta fábrica se suma a las suspensiones en Taranto, el cierre de Valot, los despidos en la empresas vinculadas a la minería como Urbino, Jaime y otras, el achique en las empresas textiles como Vesubio, Top San Juan, etc. A esta situación hay que agregar la crisis de la vitivinicultura que hace peligrar la cosecha y, en consecuencia, miles de puestos de trabajo. Urge convocar a una multisectorial para unir el reclamo en defensa de los puestos de trabajo y exigir un nuevo modelo de generación de empleo y apoyo a la pequeña y mediana industria local.