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11 de February de 2015

Introducción y parte final de un discurso de Mao Tsetung del 1º de febrero de 1942, durante la campaña de rectificación de 1941-42 en el Partido Comunista de China (Obras escogidas, tomo III).

El estilo de trabajo

De la experiencia histórica del proletariado

En esta ocasión, quisiera decir algo acerca del estilo de trabajo en nuestro Partido.

En esta ocasión, quisiera decir algo acerca del estilo de trabajo en nuestro Partido.
¿Por qué hace falta un partido revolucionario? Porque en el mundo existen enemigos del pueblo que lo oprimen y éste desea sacudirse esa opresión. En la era del capitalismo y el imperialismo, se necesita un partido revolucionario como el Partido Comunista. Sin un partido así, al pueblo le es de todo punto imposible sacudirse la opresión de sus enemigos. Nosotros somos el Partido Comunista, tenemos el deber de dirigir al pueblo en la lucha para derrotar al enemigo, y por eso, debemos mantener nuestras filas bien alineadas, marchar al mismo paso y disponer de tropas selectas y de buenas armas. Sin esas condiciones, no podremos derrotar al enemigo.
¿Cuáles son los problemas que se presentan ahora en nuestro Partido? Su línea general es acertada y no plantea ningún problema; su labor ha sido fructífera. El Partido cuenta con centenares de miles de militantes, que dirigen al pueblo en una lucha extraordinariamente dura contra el enemigo. Esto es claro para todos y a nadie deja dudas.
¿No hay, pues, ningún problema en nuestro Partido? Yo digo que sí, y que, en cierto sentido, el problema es bastante serio.
¿Cuál es? Que en la mente de algunos camaradas se manifiestan ciertos fenómenos que no son muy correctos ni convenientes.
Esto quiere decir que todavía hay algo incorrecto en nuestros estilos de estudio y de relaciones internas y externas, así como en nuestro estilo literario. Por algo incorrecto en el estilo de estudio, se entiende el mal del subjetivismo; en el estilo de relaciones del Partido, el mal del sectarismo, y en el literario, el mal del estilo de cliché del Partido1.
Todos ellos son estilos incorrectos, pero no barren todo el cielo como el viento del Norte en invierno [aquí es el viento del Sur, hoy]. El subjetivismo, el sectarismo y el estilo de cliché del Partido ya no son estilos dominantes, sino ráfagas de viento contrario, bocanadas de aire viciado que salen de un refugio antiaéreo. (Risas.) No obstante, es malo que esos vientos sigan soplando en el Partido. Debemos tapar las bocas por donde se escapa ese aire viciado. Todo nuestro Partido debe emprender esta labor, y lo mismo debe hacer la Escuela del Partido.
Estos tres vientos nefastos –el subjetivismo, el sectarismo y el estilo de cliché del Partido– tienen su origen histórico. Si bien ya no predominan en el Partido, siguen haciéndonos un daño constante y acometiendo contra nosotros, por lo cual es preciso contrarrestar su acción, estudiarlos, analizarlos y hacer claridad sobre ellos.
Nuestra tarea es combatir el subjetivismo para rectificar el estilo de estudio, combatir el sectarismo para rectificar el de relaciones del Partido, y combatir el estilo de cliché del Partido para rectificar el estilo literario.
A fin de derrotar a nuestro enemigo, es imperativo cumplir la tarea de rectificar el estilo de trabajo en el seno de nuestro Partido. Nuestros estilos de estudio y literario también forman parte del estilo de trabajo del Partido. Siempre que este estilo de trabajo sea del todo correcto, el pueblo entero seguirá nuestro ejemplo. Los no militantes del Partido que padezcan de los malos hábitos mencionados, aprenderán de nosotros y corregirán sus errores si son gente de buena fe; de este modo, influiremos en la nación entera. Con tal que los comunistas mantengamos nuestras filas bien alineadas, marchemos al mismo paso y dispongamos de tropas selectas y de buenas armas, podremos derrotar a cualquier enemigo, por poderoso que sea. […]
Toda idea sectaria es subjetivismo y es incompatible con las necesidades reales de la revolución; por lo tanto, hay que llevar a cabo simultáneamente la lucha contra el subjetivismo y la lucha contra el sectarismo.
 Para luchar contra el subjetivismo, debemos propagar el materialismo y la dialéctica. No obstante, hay todavía muchos camaradas del Partido que no dan importancia a la difusión de ninguno de los dos. Algunos dejan, impasibles, que se propague el subjetivismo. Creen tener convicciones marxistas, pero no se esfuerzan por propagar el materialismo, y al oír o leer algo de índole subjetivista, no se detienen a pensar ni expresan su opinión. Esta no es la actitud de un comunista. Esto ha hecho que muchos camaradas estén intoxicados de ideas subjetivistas y que su sensibilidad se halle adormecida. Por eso, tenemos que iniciar en el Partido una campaña de ilustración para liberar la mente de esos camaradas de la neblina del subjetivismo y el dogmatismo, y llamarlos a boicotear el subjetivismo, el sectarismo y el estilo de cliché del Partido. […]
Por último, al luchar contra el subjetivismo, el sectarismo y el estilo de cliché del Partido, debemos tener presentes dos principios: primero, “sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro”, y segundo, “tratar la enfermedad para salvar al paciente”.
Hay que poner al descubierto, sin tener consideraciones con nadie, todos los errores cometidos, y analizar y criticar en forma científica todo lo malo del pasado, para que en el futuro el trabajo se realice más cuidadosamente y mejor. Eso es lo que quiere decir “sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro”.
Pero, al denunciar los errores y criticar los defectos, lo hacemos, igual que un médico trata en caso, con el único objeto de salvar al paciente y no de matarlo. Una persona con apendicitis se salvará si el cirujano le extrae el apéndice. Si una persona que ha cometido errores no oculta su enfermedad por temor al tratamiento, ni persiste en sus errores hasta hacerse incurable, sino que, honesta y sinceramente, desea curarse y enmendarse, debernos acogerla y curarle la enfermedad para que se convierta en un buen camarada. Jamás podremos lograr éxito si nos dejamos llevar por un impulso momentáneo y la fustigamos sin mesura. No se puede tratar con rudeza enfermedades ideológicas o políticas; hay que adoptar el único método correcto y eficaz: “tratar la enfermedad para salvar al paciente”. n
 
Nota:
1. Al hablar del estilo de cliché del Partido, el autor se refiere a los escritos de cierta gente en las filas revolucionarias, que en vez de analizar las cosas, no hacían más que amontonar vocablos y términos revolucionarios, concluyendo con un sinnúmero de páginas llenas de palabras vacías. 
[Ver Cuadernos de difusión del marxismo-leninismo-maoísmo, números 202-203, Mao: Combatir las frases hechas del Partido (1 y 2). Los textos sobre subjetivismo y sectarismo en los Cuadernos…números 42 y 43].