El dolor y la bronca se hicieron sentir a tres años de la Masacre de Once que se llevó la vida de 51 personas el 22 de febrero de 2012. La jornada comenzó a las 8.30 en el andén 1 de la estación de trenes, sitio donde se desencadenó la tragedia ferroviaria. A las 8.32 se escuchó la sirena, recordando el horario de impacto del tren chapa 16. Posteriormente se realizó un breve homenaje durante el cual se descubrió un cerámico firmado por el Papa Francisco, quien recibió en octubre a un grupo de madres en el Vaticano.
En tanto, a las 19 se realizó un masivo acto en la Plaza de Mayo donde los familiares leyeron un documento con duras críticas a la política ferroviaria del gobierno nacional y remarcando su responsabilidad en la masacre. “Nada hay nada más triste para un pueblo que un gobierno necio y que se esfuerza por tapar el sol con la mano (…) Es cierto que durante los 90 los tendidos ferroviarios se desguazaron. Se destrozó el motor de crecimiento que significan los trenes, y la patética frase “ramal que para, ramal que cierra” se volvió una oprobiosa realidad. Pero eso es tan cierto como que este proyecto de gobierno tuvo 9 años desde que asumió el poder para cambiar la flota de trenes y evitar una masacre como la ocurrida hace hoy tres años. ¿De qué gobiernos anteriores hablan? Sus funcionarios ignoraron denuncias, condonaron multas, e hicieron oídos sordos a las denuncias de trabajadores y usuarios”.
En el texto leído por María Luján Rey y Paolo Menghini, remarcó que “el gobierno de Néstor Kirchner, y los posteriores de Cristina Fernández de Kirchner tuvieron el tiempo, y el dinero para evitarnos este dolor. No solo no lo hicieron, sino que cobijaron bajo su ala uno de los ejemplos más terribles de la corrupción de este gobierno. Mientras se sacaban fotos con los Cirigliano, Jaime se enriquecía de manera obscena”. Y agregaron que “la verdad de lo sucedido desde 2003 a 2012 fue el abandono. Lo de ahora es una inversión tardía y una desesperada búsqueda de votos, sin que los muertos les importen.
A nosotros SI NOS IMPORTAN, a ustedes SI QUE LE IMPORTAN LOS MUERTOS, Y A LOS ARGENTINOS DE BIEN, TAMBIEN LES IMPORTAN”.
Asimismo, el documento leído por los familiares fue muy crítico respecto a los acuerdo con el imperialismo chino para la compra de trenes: “¿de qué década ganada nos hablan? ¿De qué tiempo histórico de cambio nos quieren convencer? ¿De qué gran bisagra pretenden hacerse responsables? Este gobierno generó paso a paso, las condiciones para la masacre de Once. Eso no puede ni debe olvidarse. Porque además, ahora presentan los trenes como gran logro. Y vamos a insistir en esto una vez más (…) Florencio Randazzo ha sostenido y firmado contratos con China que condicionan por muchísimos años la industria nacional ferroviaria y sus puestos de trabajo. Solo la inclaudicable lucha de los trabajadores de EMFER logró torcerle el brazo y obligarlo, después de meses de angustia, a reubicarlos en diferentes lugares de trabajo. Pero para su amigo, el procesado Antonio Sicaro y sus hijos, hay todo tipo de favores, empezando por los puestos de trabajo en áreas de su directa influencia. Más y más cobertura para los procesados. Los repuestos para los trenes son exclusivamente provistos por ese país, sin otra mano de obra argentina que su colocación. Las propias restricciones a la importación en el país extienden la demora en su entrega”.
El documento finalizó con un fuerte llamamiento a mantener la unidad del pueblo junto a los familiares para alcanzar la justicia y la cárcel para todos los responsables: “Hemos intentado en estos tres años que nuestra voz sea también la de ustedes, y esperamos que así sea siempre, y que podamos encontrarnos muy pronto, para abrazarnos fuerte, y para mirarnos a la cara, el día que después de tanta lucha y tanto sufrimiento, los responsables de tanta muerte evitable estén tras las rejas”.
El emotivo acto concluyó con música, a cargo de dos integrantes de Las Pastillas del Abuelo.