En esta oportunidad, Editorial Agora presentó la tercera edición del libro “¿Ha muerto el comunismo?”, escrito por Jorge Brega, sobre la base de reportajes a Vargas, y cuya primera edición es de 1990.
Los presentes llenaron y desbordaron la amplia Sala Roberto Arlt, durante las dos horas durante las cuales Otto Vargas disertó y respondió preguntas. Entre los muchos compañeros y amigos, se encontraban miembros del Comité Central del PCR, compañeros de Jujuy y Neuquén, una camarada del PCML de Turquía y Kurdistán y el poeta Rafael Amor. Reproducimos la parte de la charla referida a la situación internacional. Título y subtítulos de la Redacción.
Una nueva situación internacional
Hay grandes cambios. La primera edición de ese libro se hizo en 1990 –ahí está el escritor, porque a ese libro no lo escribí yo, lo escribió Jorge Brega–, fue un reportaje que el autor me hizo cuando recién había caído el Muro de Berlín. Tuvimos el privilegio con otro compañero del Partido de estar presente cuando se produjo ese hecho histórico; trajimos de recuerdo un pedazo del Muro.
Como la historia la escriben los vencedores, dicen “el muro stalinista”. Pero el muro se levantó en 1961, Stalin había muerto en 1953, en 1961 se hizo el XXII Congreso del Partido Comunista en la Unión Soviética que demonizó a Stalin, retiró sus restos del Mausoleo y, en ese momento, se hizo el Muro de Berlín.
Recién había caído el Muro de Berlín. Aunque el capitalismo se había restaurado en Rusia en el ’57 y en China desde el ’78 –desde nuestro punto de vista, porque para nosotros el socialismo es la dictadura del proletariado, no es la estatización de los medios de producción o cosas por el estilo–, y se terminó de consumar la liquidación de la dictadura del proletariado, en Rusia en el ‘57 y en China en el ’78. Lo que graficó la esencia de lo que estaba sucediendo fue la caída del Muro de Berlín.
Por eso el libro habla en su inicio, que hasta Quino mató a su personaje, Mafalda, porque dijo que ella había pertenecido a una época que ya había terminado; y efectivamente, Mafalda pertenecía a esa época que se graficó con la caída del Muro de Berlín, que había terminado.
Se hablaba del mundo “unipolar”, del “fin de la historia”, se decía que íbamos a tener siglos de aburrimiento, y la verdad es que el mundo está bastante movido, no está en nada aburrido.
La crisis económica
Hoy estamos en una situación muy diferente, porque para hablar de la situación internacional correspondería decir que el hecho más grueso, más sobresaliente de la situación internacional, está dado por la crisis económica.
Nosotros decimos crisis de superproducción relativa; algunos dicen crisis financiera. Es el comienzo ya visible en todo el mundo de un relativo estancamiento de la producción y de la economía, y cifras que no se conocen bien porque de pronto se dice “ya hay pérdidas por 200 mil millones de dólares”, a la semana dicen 400 mil millones, a los 15 días dicen 900 mil millones de dólares.
Ya todo el mundo dice que las pérdidas ocasionadas por la crisis económica, desde el punto de vista financiero, superan el billón de dólares –millón de millones–, y eso que todavía no ha sido afectada por ninguna corrida del narcotráfico. Porque ustedes saben que el narcotráfico representa en el mundo financiero entre 1 y 2 billones de dólares. Quiere decir que una corrida del narcotráfico, del lavado del narcotráfico que se hace a través de los bancos, puede provocar un colapso financiero peor de la crisis que estamos viviendo actualmente.
Entonces, tenemos ese hecho de la crisis internacional. Y Alan Greenspan –que fue presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, al que acusan de ser responsable de lo que está sucediendo, por las tasas de interés, etc.– dijo, y yo creo que con razón, que el origen de esta crisis en realidad comenzó con la caída del Muro de Berlín, comenzó con el fin de la Guerra Fría, porque el fin de ésta, lo que se llamó el “mundo globalizado” implicó primero abrir al capitalismo “occidental” un mercado equivalente a la tercera parte del mundo.
Es cierto que eso que se dijo sobre “el fin del comunismo” no tenía nada que ver con el comunismo. Eran regímenes totalitarios, sangrientos, a los que Mao en 1964 definió como “social fascistas de matriz hitleriana”, refiriéndose a Alemania Oriental, a los países de Europa del Este, a la Unión Soviética, etc. Pero en la prensa capitalista pasó como que fue “el fin del comunismo y el derrumbe del comunismo”.
Como resultado de eso se abrió un mercado impresionante y sobre todo –como dice Greenspan– se produjo un fenómeno muy importante: que una masa enorme de asalariados instruidos y que debió trabajar por salarios muy bajos, se incorporó abruptamente como mano de obra al capitalismo mundial. Esto hizo posible presionar a la baja los salarios en los países capitalistas desarrollados.
Y el capitalismo tuvo más de 15 años de un jolgorio impresionante, porque los capitalistas pudieron acumular una masa de plusvalía, de “beneficios” dirían ellos, tan impresionante que no había dónde invertirlo, porque el sistema de producción capitalista, incluso con lo que se había abierto en China y en Rusia, no podía absorber en la producción esa masa gigantesca de capital. Y gran parte de éste se volcó a la especulación.
Y se generó una gigantesca burbuja especulativa que tiene mucho que ver con esto que le preocupa a Cristina Fernández, esto de los mercados a futuro, porque aquí en Argentina ya hay tres cosechas de soja vendidas. Se generó una situación especulativa impresionante, Greenspan la comparó en su momento con la “fiebre del tulipán” en el siglo XVII, cuando todo el mundo invertía para cultivar tulipanes en Holanda, o la fiebre de los mares del sur en el siglo XVIII, o el descubrimiento del oro en California, como lo muestra la película de Chaplin “La quimera del oro”.
Es una fiebre especulativa que infló los mercados; y, para estimular el consumo, para crear el centro que pudiera absorber eso, se estimuló con créditos baratos el consumo, sobre todo en el mercado norteamericano, en el principal mercado del mundo.
Y lo que se ha generado con las hipotecas subprime tiene que ver con eso, es decir, hubo un aumento impresionante del precio de los inmuebles en los Estados Unidos, cualquiera hipotecaba su casa y con eso hacía estudiar al hijo, compraba el coche, etc. Se reanimó el mercado, y de pronto esa burbuja especulativa estalló, y estamos en la situación actual.
Uno lee en los diarios “ya pasó”, “la crisis ya pasó”, dicen; al otro día, el 5 de mayo, leemos que el banco suizo Unión de Bancos Suizos despidió a 8 mil empleados, ¡suerte que pasó la crisis!. Al otro día, el 6, cae la bolsa en Wall Street, es decir, todavía no se sabe bien cómo va a terminar.
Y esto tiene que ver con lo que está pasando en la Argentina, porque no se crean que ese manotazo desesperado que pegó Kirchner a la soja no tiene que ver con esto, al contrario, es el resultado de esto, porque dicen que Kirchner lo llamó a Alberto Fernández y le dijo “mirá Alberto, las cuentas no dan”. Efectivamente, las cuentas no dan. Este año hay que pagar 16 mil millones de dólares, hay 10 mil millones, y hay que salir a buscar 6 mil millones. Ahora le echan la culpa a ese muchachito Lousteau que, como dijo un campesino, nunca vio cagar a una vaca, y que tuvo que opinar sobre el problema agrario.
Dicen que entonces, Alberto Fernández le dijo a Kirchner: “mirá dejámelo pensar” y al rato lo llamó y le dijo: “la única forma que tenemos de conseguir dinero rápido es con las retenciones”, y después vino todo esto que se ha producido con el tema de las retenciones… que tiene que ver con el problema de la crisis porque acá están seguros de que si llega a haber una corrida bancaria, con las reservas que hay en el Banco Central, no pueden resolver el problema.
Tienen el mismo problema que tuvo De la Rúa con Cavallo, cuando tuvieron que hacer el blindaje y el megablindaje y después ya sabemos lo que pasó con todo el blindaje y el megablindaje. Ese es un problema muy importante de la situación internacional.
El mundo capitalista está cambiando de eje
El otro hecho que ha quedado de relieve con la crisis internacional es que el mundo capitalista está cambiando de eje: se está inclinando del Occidente al Oriente, así como en determinado momento, el centro del mundo capitalista pasó de Europa a los Estados Unidos.
Actualmente se ha producido una situación por la cual, los financistas recomiendan ahorrar en euros. El dólar ha caído el 45% respecto al euro en seis años: ésta es una situación seria. China se transformó, primero, en la fábrica de los Estados Unidos, después en la fábrica del mundo, después en el prestamista de los Estados Unidos. Ya que hablamos de billones, los chinos tienen más de un billón de reservas en dólares.
Ahora se dice que hasta a los narcotraficantes se les está recomendando –hice antes la referencia a los narcotraficantes y no es una anécdota, acá en la Argentina no se entiende nada de lo que pasa sin el narcotráfico– que depositen sus reservas en otras monedas que no sea en dólar, al menos como diría un almacenero, “mitad y mitad”.
Acá se produce otro problema que tiene que ver con la Argentina, porque esta situación de China ha generado una demanda impresionante de commodities, en primer lugar del petróleo que hoy superó los 125 dólares el barril. Está el tema del petróleo y el de los granos, porque ese desarrollo de China exige una cantidad enorme de materia prima y eso está generando esta alza de la materia prima.
En un artículo muy interesante de La Nación, Daniel Larriqueta, un viejo amigo de Alfonsín, recuerda que lo mismo pasó en 1973 cuando la crisis del Yom Kippur, cuando la otra crisis petrolera. También entonces aumentó el petróleo, también entonces aumentaron las “commodities”.
Hubo algunos, sobre todo aquí en Argentina, en esa época fue Gelbard, que había congelado los precios, que creyó que se abría un momento venturoso para la Argentina; como cree la presidenta Cristina Kirchner que dice, lo ha repetido en Jujuy y hoy nuevamente, que el siglo XXI es el siglo de la energía y los alimentos.
Hay que estudiar lo que pasó en el ’73 dice Larriqueta, creo que tiene razón, porque el petróleo y los alimentos ¿a dónde van? A los países desarrollados. Entonces eso se traslada a los precios de los productos que elaboran los países desarrollados.
Por lo tanto, ¿cuánto va a tardar esto en rebotar de nuevo en un aumento de los precios como pasó después del ’73, de los productos de los países desarrollados? Y vamos a volver a tener esa tijera del intercambio de la que hablaba el Che Guevara en su famoso discurso en Argel, esas tijeras del intercambio con la que los países desarrollados han sofocado durante mucho tiempo la economía de los países dependientes y oprimidos.
No hay que tener esperanzas en los demócratas yanquis
Estos son hechos que están incidiendo en la situación política. China se ha transformado en motor del sistema capitalista, ¿cuántos desocupados habrá en China? ¿160 millones? Millones de muertos de hambre. Lo mismo en Moscú, donde dicen que hay 40 mil personas que duermen en la calle, de ellos tres mil son niños, parece Buenos Aires casi; acá tenemos un poquito menos. Es decir que ese desarrollo de Rusia, de China, de esos ex países comunistas, se hace a costa del hambre, la miseria, el empobrecimiento de una enorme masa de la población. Ni qué decir mundialmente: todas las noches en el mundo 850 millones de personas se van a dormir sin comer.
Este es el mundo, ésta es la situación de la que Cristina, y quien la asesora, dice que va a ser el mundo de la energía y de los alimentos, y que por lo tanto nosotros la vamos a pasar sensacionalmente bien…
Después tenemos la situación bélica. Los yanquis están empantanados en Irak y en Afganistán y está siempre la amenaza con lo que puede pasar con Irán. No hay que tener esperanzas en el cambio de gobierno en Estados Unidos. Si vienen los demócratas, para los países latinoamericanos, van a ser peores que los republicanos, porque para nuestros países siempre fueron peores que los republicanos.
Porque se preocupan de impedir que los trabajadores latinoamericanos “le saquen el salario” –como ellos tienen el apoyo de los sindicatos–, a los trabajadores norteamericanos.
Y ya dijo Hillary que si Irán llega a tener el arma atómica, ella va a barrer a Irán del mapa. Es casi cómico: Bush parece más sensato y más equilibrado que Hillary Clinton.
Por lo tanto, el imperialismo norteamericano como imperialismo, estén los republicanos o estén los demócratas, tiene un grave problema. Tiene un grave problema económico, tiene un grave problema del desplazamiento de su situación hegemónica en el mundo, y tiene un grave problema militar con su derrota en Irak y en Afganistán.
A veces sale pequeño en los diarios: “hoy en Irak murieron cinco soldados norteamericanos”. A veces hay que buscar bien en el diario para encontrar la noticia, después uno lee “hay más de 4 mil muertos” y uno dice ¿cómo, si había 3 mil y pico?… y ni hablar de los heridos…
Este es un cambio muy grande desde la primera edición de este libro, porque la situación ha cambiado mucho desde entonces hasta hoy y hay una situación nueva.