En una nueva cadena nacional, la presidenta presentó el plan Renovate, destinado al canje de heladeras, freezers y lavarropas con 25% de descuento los días de semana y el resto con el plan Ahora 12, de 12 cuotas sin interés en cuatro cadenas: Frávega, Garbarino, Musimundo y Rodó, los sábados y domingos.
En una nueva cadena nacional, la presidenta presentó el plan Renovate, destinado al canje de heladeras, freezers y lavarropas con 25% de descuento los días de semana y el resto con el plan Ahora 12, de 12 cuotas sin interés en cuatro cadenas: Frávega, Garbarino, Musimundo y Rodó, los sábados y domingos.
También lanzó el plan SuBeneficio, al que comparó “con el Club La Nación“: la tarjeta SUBE se usará para acceder a ofertas y descuentos de hasta 10% en bienes y servicios desde el 1° de abril “en miles de comercios adheridos”.
Además anunció el programa A Rodar, con préstamos del Banco Nación, para compra de taxis con subsidio del 4,5% de la cuota, que será del 17,5% anual hasta 48 meses.
Antes, Cristina había presentado la compra de 350 patrulleros junto a Berni y Recalde, que sólo estuvo allí para compartir un anuncio para la Capital como candidato a jefe de gobierno porteño del FPV. También promocionó a Berni: “A Recalde estoy acostumbrada a verlo de traje, pero a Berni, no. Estás muy de candidato”, le dijo en medio de sonrisas cómplices.
Todos estos anuncios propios de la demagogia del consumo, sin cambiar la política que estrangula la producción, es difícil que revierta una economía hoy estancada. Tampoco las compras para las fuerzas de seguridad salvarán a los fabricantes de motos y de automóviles del daño causado por el impuestazo y la devaluación. En el mercado total, son números insignificantes. Al igual que el incentivo a la renovación de taxis, que en realidad pareció dirigido a restar apoyo de los propietarios al paro del 31 de marzo.
Moratoria también en cuotas
Desde lo económico, el anuncio más importante fue la nueva moratoria impositiva. Ella lo llamó “plan para refinanciar deudas con la temible AFIP” en 120 cuotas, a pagar en 10 años, con interés de 1,9% anual.
Sin mentar la caída de la actividad económica ni cómo eso ha afectado a quienes pagan impuestos, la presidenta admitió que la AFIP tiene deudas sin cobrar por $60.500 millones repartidos entre 1,2 millones de contribuyentes. Y aunque la condición para los empresarios será “mantener la cantidad de personal” en sus plantas, lo hizo ignorando los despidos del año pasado (unos 600 mil trabajadores, según las estimaciones más conservadoras) al establecer que, si entre el 31 de diciembre y el 28 de febrero último despidieron trabajadores, deben reincorporarlos para entrar en el plan.
El plazo para anotarse es de 60 días hasta el 31 de mayo y la primera cuota será del 7% de la deuda y luego se pagarán 119. La cuota mínima será de $ 500 para los empresarios y de $ 150 para monotributistas. Si el empresario incumple con la AFIP durante el transcurso de sus pagos, “automáticamente se caerá el plan”, dijo Cristina. “Es un plan para ayudar, no para avivadas”, sentenció.
La garrafa social
Desde el punto de vista social el anuncio más destacado es que la llamada garrafa social ya no tendrá precios rebajados en determinados locales como hasta ahora, sino que se devolverá a quienes se anoten la diferencia entre $20 y el precio de mercado, depositándoselos en una cuenta bancaria. Aquí lo mandó al frente al ministro Axel Kicillof quien, el mismo día en que había dicho que decir el número total de pobres sería estigmatizarlos (infamarlos), tuvo que anunciar un plan en el que se los va a identificar con nombre y apellido, pues para poder cobrar el subsidio de garrafa social deberán mostrar ingresos insuficientes y hasta tener una cuenta en un banco.
A la mañana del jueves, el ministro había dicho que “no sabía” cuántos pobres hay y que realizar cualquier medición de pobreza es estigmatizar a los que sufren esa condición y necesitan ayuda. Pero, a la noche, para justificar el recorte, no tuvo empacho en “saber” que la mitad de los que demandan garrafas sociales no las necesitan y pueden pagar el precio pleno. Y como para que tenga vigencia la “estigmatización” se debe identificar expresamente a una persona, anunció un registro en el que los peticionantes de la garrafa social deberán demostrar que necesitan que les financien el combustible, declarando sus ingresos, composición del grupo familiar y lugar de residencia, como mínimo.
Un nuevo billete de $100
Por último, sin registrar la necesidad de billetes de mayor monto provocada por su política inflacionaria, la Presidenta presentó un nuevo billete conmemorativo de 100 pesos con el perfil de una madre de Plaza de Mayo, que con su política sufrirá el mismo desgaste que el de Eva Perón.