Si bien el recientemente formado Partido Socialista Internacional se reivindicó como representante de los revolucionarios rusos en nuestras tierras, hubo otras corrientes del movimiento obrero argentino que adhirieron a los bolcheviques. Es el caso de una parte de los anarquistas. Como recuerda Otto Vargas en el tomo 2 de El marxismo y la revolución argentina, los dirigentes de la FORA del V Congreso, en su congreso de septiembre-octubre de 1920, “como símbolo de su simpatía por la Revolución Rusa, pasaron a llamarse FORA Comunista. Otra corriente simpatizante de la Revolución Rusa fue la de los anarquistas individualistas… Aunque La Protesta criticaba a los bolcheviques por deslizarse a un estatismo contrario al ideal anarquista la mayoría de los militantes anarquistas se autollamaban “maximalistas”… Algunos anarquistas llegaron a aceptar la tesis de la dictadura del proletariado (editaron el periódico Bandera Roja, en 1919, que llegó a tirar 20 mil ejemplares). Estos anarquistas fueron los principales impulsores del levantamiento de la semana de enero de 1919”.
Entre otros sectores anarquistas hubo más debate, y convivían los que apoyaban y los que criticaban a los bolcheviques. Es el caso del periódico Tribuna Proletaria, donde leemos “Relámpagos de fuego, que anuncian el choque fragoroso de dos potencias, de dos clases sociales en lucha, rasgan a intervalos las tinieblas que envuelven los enigmáticos destinos del porvenir. Y, en lontananza fulgores rojos de una aurora de bonanza y de paz, pugnan por abrirse camino en medio del caos actual, para alumbrar finalmente a una humanidad purificada y redimida”. N°34, 5/9/1919.
Sin embargo, dos días antes, en el mismo periódico, Alberto S. Bianchi firmaba un artículo polemizando con los anarquistas “maximalistas”: “…Están bien donde están los maximalistas. Pero los compañeros anarquistas que se han dado a bregar por el maximalismo, con muy buena fe, creemos, pero con muy mala orientación también, están mal, pésimamente colocados. Atraídos por la novedad sin duda, se han desviado de la línea de plomada de nuestro ideal, para seguir la línea de la plomada marxista. Y la obra que culminen, si es que logran culminarla, será autoritaria siempre, y nunca anarquista, por lo mismo que responde a la plomada marxista”. Este sector, minoritario en esos primeros años de la revolución rusa, fue identificado como los “antorchistas”. La rebelión en la ciudad rusa de Kronstadt en 1921, en la que confluyeron socialistas revolucionarios y anarquistas contra el gobierno soviético, alejó a otros anarquistas de los bolcheviques.