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19 de June de 2015

Homenaje a Ana María Cameira, David Lesser, Carlos Polari, Herminia Ruiz y Guillermo Guerini, asesinados por comunistas revolucionarios, patriotas y antigolpistas

Palabras de Horacio Micucci

¡A 40 años, presentes!

Camaradas, compañeros, amigos:

Ante todo pido perdón, porque vamos a ser algo extensos pero, en momentos en que los “relatos” deforman la historia, hace falta rescatarla minuciosamente. Sobre todo porque hay jóvenes que no vivieron muchas cosas de las que hablamos. Y porque entre los asistentes hay familiares jóvenes de los camaradas que aquí homenajeamos que quieren conocer los detalles de lo que pasó.

No venimos a hacer aquí un homenaje formal.

Camaradas, compañeros, amigos:

Ante todo pido perdón, porque vamos a ser algo extensos pero, en momentos en que los “relatos” deforman la historia, hace falta rescatarla minuciosamente. Sobre todo porque hay jóvenes que no vivieron muchas cosas de las que hablamos. Y porque entre los asistentes hay familiares jóvenes de los camaradas que aquí homenajeamos que quieren conocer los detalles de lo que pasó.

No venimos a hacer aquí un homenaje formal.

Es un homenaje a quienes dieron sus vidas, sus esperanzas, sus sueños y los de los suyos por una causa justa, por una línea política justa que se construyó fertilizada por su sangre y la de otros como ellos.

Con riesgos infinitos corridos todos los días. Con sacrificios y cansancios cotidianos.

Venimos, entonces, a reivindicarlos y a rendirles cuenta porque nuestros mártires tienen derecho a ello y nosotros la obligación.

Sólo a la clase obrera, al pueblo y a ellos, nuestros mártires, los reconocemos como nuestro supremo juez.

Y venimos también a reivindicar su causa y las ideas por las que pelearon.

Los homenajes formales son los del olvido. Los de aquellos que creen que el tiempo disuelve las injusticias y hace prescribir las culpas.

Pero nosotros tenemos memoria y creemos que el olvido es traición. Muchas veces vemos como se honra a indignos que al morirse parecen convertirse en santos.

No es así: la muerte no iguala conductas. Reivindicamos la vida, la lucha y el sacrificio de los camaradas asesinados. Y su causa.

Los amamos porque seguimos odiando las injusticias y a quienes las causan. No hay amor sin odio, siempre unidos de manera inseparable.

Como siempre, es difícil hablar aquí sin emoción. Porque no vamos a homenajear a mujeres y hombres de bronce. Eran mujeres y hombres como nosotros, que superaron las debilidades que todos tenemos e hicieron lo que tenían que hacer.

Son las mujeres y los hombres comunes, con sus debilidades y sus flaquezas, los que, cuando son capaces de unirse, consiguen la fuerza para cambiar la sociedad y, en ese proceso, mejorarse y cambiarse a ellos mismos.

Y eso nos da esperanzas, a cada uno de nosotros, de que podremos cumplir nuestro deber.

A la vez su sacrificio nos debe recordar que ellos son una prenda de unidad en el partido porque pone en evidencia que, más allá de diferencias y pequeñeces cotidianas, nuestra sangre se puede derramar junta, en una suprema unidad.

Ana María, Herminia, Carlos, David y Guillermo fueron parte de una época dura y a la vez iluminada de esperanzas, llena de futuro.

Eran años de gran disputa interimperialista por el dominio del mundo entre yanquis y rusos.

Pero, a la vez, era una época de auge tremendo, impresionante.

La revolución Cultural China, el Mayo Francés, antes la Revolución Cubana, el triunfo de Vietnam, Laos y Camboya.

Y en Argentina un reguero de puebladas: el rosariazo, el correntinazo, los dos cordobazos, el rocazo (verdadero camino precursor de una multisectorial en lucha), las ligas agrarias, cuerpos de delegados en el Movimiento Obrero, cuerpos de delegados en el Movimiento Estudiantil. Mucha democracia grande en el seno de los movimientos populares.

Los más jóvenes, que no vivieron esa época, pero que sí vivieron el período del santiagueñazo al argentinazo, que vivieron la rebelión agraria, se lo pueden imaginar porque ven, todos los días, a un pueblo que sabe ganar las calles, una y otra vez, advirtiendo a los que gobiernan y los que gobernarán.

Un pueblo que se considera manso a sí mismo pero que es rebelde y que ha regado su pasado de puebladas, rebeldías e insurrecciones desde los albores de la Patria. Que ha sabido conmocionar más de una vez a los poderosos, destruyendo sus planes prolijamente elaborados.

En aquellos años 70, el clasismo recuperaba comisiones internas. Y Salamanca (inseparable de Gody Álvarez) era Secretario del SMATA de Córdoba.

Y Ana María, Herminia, Carlos, David y Guillermo eran hijos y protagonistas de esa época.

Después vendrían los días de la lucha antigolpista.

No voy a repetir lo que Jacinto Roldán escribió en el libro “La trama de una Argentina antagónica”. Allí y en la carta de Salamanca de principios de 1975, que conviene releer, está todo dicho.

Todas las potencias imperialistas acordaron el golpe, pero las más activas eran los rusos y los yanquis. Y en muchos momentos eran más activos los primeros.

Disputaban el mundo, y Argentina era parte de esa disputa.

Su Cono Sur era y es clave para el control de la confluencia Atlántico-Pacífico.

Y tenían que rapiñar nuestro patrimonio, como se vio después.

Pero primero ese gran auge debía ser detenido con una tremenda represión fascista. Los medios oligárquicos hablaban de los soviets de fábrica…

Sólo entendiendo la magnitud del auge revolucionario obrero, campesino y popular que conmovió los cimientos del Estado oligárquico imperialista, sólo a partir de esto se podrá entender la magnitud del terror fascista, el revanchismo de las clases dominantes que, usando el control del aparato del Estado, reprimieron a mansalva a la clase obrera y el pueblo.

El otro objetivo del golpe era desplazar al gobierno de la Sra. de Perón.

Es cierto que ese gobierno era un gobierno débil, reformista, vacilante, heterogéneo y con sectores reaccionarios en su seno.

Pero, también, era un gobierno, opuesto a los planes golpistas, que practicaba una política internacional tercermundista. Anuló los contratos de Aluar, el negociado del monopolio del aluminio del grupo ruso de Gelbard. Decidió no comprar Ítalo (cosa que después haría la Dictadura a instancias de Martínez de Hoz). Argentinizó la Siemens. Nacionalizó las bocas de expendio de Shell y Esso, mantuvo el control estatal de frigorífico Swift. Concretó la Ley de Contrato de Trabajo. Aprobó la ley de Jardines Maternales y no pidió préstamos al Fondo Monetario Internacional.

En 1975, la Sra. de Perón dijo que el Golpe de Estado venía a derribar las chimeneas y fue efectivamente así.

La Dictadura vino a aplicar a sangre y fuego el Plan de Martínez de Hoz. Y todos sabemos qué significó ese plan.

Hay quien dice que Argentina no tiene políticas de Estado. Esto no es cierto. La política de Estado que inició la Dictadura, una política de sumisión nacional y miseria popular, se siguió luego aplicando en gobiernos que fueron verdaderos gerentes de la dependencia, incluido el actual período de los Kirchner.

Hoy parece obvio, a la luz de lo que ocurrió, que en aquellas circunstancias todo comunista revolucionario, todo comunista verdadero, todo revolucionario, todo antiimperialista, pero también todo demócrata sincero y todo luchador consecuente del pueblo, debía estar contra el golpe que se venía. Pero entonces no todos lo veían así y aún hoy se debate la cuestión.

Muchos cuestionan nuestra posición malintencionadamente. Para cambiar la historia. Para crear una historia que les conviene. Porque las causas del pasado están vigentes y los ejemplos del pasado son peligrosos para ellos.

El proyecto esencial del Golpe de Estado fue el plan de entrega y sumisión nacional de Martínez de Hoz y continuadores, cuyas consecuencias todavía vivimos. Por eso sorprende la confusión de quienes, diciéndose de izquierda, creen que era lo mismo el Gobierno de la Sra. de Perón que la Dictadura.

Había una única posición patriótica y popular en esos años: oponerse decididamente a todo golpe de estado, defendiendo al gobierno constitucional. Y hubo militares legalistas que habían dado antes ejemplo de eso: el Teniente Coronel Philipeaux, a quien tuvimos el honor de conocer, se sublevó en junio del 56 (hace 59 años) para reponer al gobierno constitucional del General Perón y armó al pueblo de La Pampa para lograrlo. San Martín y Belgrano fueron ejemplo de “desobediencia debida” a todo aquello que afectara los intereses de la Patria.

El Partido Comunista Revolucionario comenzó a denunciar los preparativos golpistas desde la segunda mitad del 74. En una reciente biografía, el Papa recuerda que sólo el PCR estaba decididamente contra el golpe del 76.

Sin embargo algunos se burlaron. Es que allí ocurrió una división en la izquierda.

Había un sector que tenía tres errores:

El primer error era que creía que la URSS era un país socialista amigo y apoyo de los pueblos. Nosotros decíamos y decimos que era un país socialista de palabra e imperialista en los hechos y fascista de tipo hitleriano en el plano interno, igual que lo es China hoy.

El segundo error era que creía en la violencia en manos de grupos elitistas. Nosotros creíamos y creemos en la violencia del pueblo en armas, como en el rechazo de las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807.

Y el tercer error era que se equivocaba de enemigo. Atacó primero a Perón y después a su esposa, como el enemigo principal, favoreciendo objetivamente los planes golpistas. Muchos por error y otros por complicidad con los golpistas y con una de las potencias que los apañaban, hoy queda claro por las sospechas sobre algunos personajes famosos e influyentes  del presente, que estamos viendo en los periódicos últimamente.

Esos tres errores hicieron que el socialimperialismo ruso que tenía poderosas palancas de la economía, de la política y de las fuerzas armadas, los usara para debilitar al gobierno de la Sra. de Perón y crear condiciones para que las fuerzas armadas se nuclearan alrededor de ese oscuro general, el General Videla.

El falso PC decía que tenía a las tres V (los Generales Videla, Viola, y Villarreal) frente a las tres A. Y los apoyó, junto con Timerman padre y su hijo, el actual Ministro “progresista”.

Los preparativos golpistas comenzaron antes. El Dr. Julio C. González, Secretario Técnico de la Presidencia en épocas de la Sra. de Perón, relata mucho de eso en su libro “Intimidades de un Gobierno”.

Por ejemplo, la pugna por colocar a Videla y Viola en los cargos máximos del ejército, desplazando al General Numa Laplane, que había hecho un discurso, manifestándose en contra de los “eternos románticos del golpe de estado”.

Relata por ejemplo, las actividades golpistas del Gobernador Calabró y su relación con el grupo proruso de Videla y Viola, que se pondría más de manifiesto cuando se produce el golpe y entrega la gobernación.

Precisamente en La Plata, en seis meses desde el 7 de diciembre de 1974 son asesinados seis camaradas. Y el Partido Comunista Revolucionario denuncia, en solicitadas y pintadas, a las bandas asesinas prorusas del Gobernador Calabró, marcándolo a fuego y llevando a miles y miles la denuncia del golpe de Estado, viniera de donde viniera, y la necesidad de defender al gobierno constitucional.

En esos momentos era asesinado, también por los mismos personajes, el Intendente Rubén Cartier de La Plata, de cuyo asesinato se cumplen también 40 años.

Decíamos ya en noviembre de 1974: “no a otro 1955, junto al pueblo peronista, contra el golpe proruso o proyanqui para avanzar en el camino de la revolución”.

En medio de esa lucha antigolpista se produjo el asesinato de nuestros camaradas. Enrique los marcó a fuego cuando gritó “no son policías, son rusos, quieren el golpe de estado”. Luego, la firme actitud del PCR marcó a fuego a los golpistas, a los rusos entre ellos y a Calabró en particular.

Eran momentos muy duros y de graves decisiones personales. Y hay que decir que el Partido Comunista Revolucionario estuvo a la altura de las circunstancias, a través del sacrificio de sus militantes, y la firmeza de su Comité Central y del Comité Zonal encabezado por el Camarada Jacinto Roldán.

El golpe pasó. Y esa banda cívico militar, golpista y genocida, sostenida y apañada por las potencias imperialistas, trajo esa orgía de sangre que conocimos, para aplicar sus planes.

Rusos, yanquis y otras potencias disputaban, en el seno de la Dictadura, por el control de la misma. Por eso, los rusos defendían en los foros internacionales, de las acusaciones de violación de derechos humanos, a la Dictadura. Ésta, a su vez, condecoró al general ruso Brailko, en 1979.

El golpe pasó, en primer lugar, porque se unieron los sectores prorrusos y proyanquis para seguir disputando, sin estorbos, por el control de Argentina.

En segundo lugar, porque el Gobierno del General Perón y su esposa fracasó en su programa de reconstrucción en paz, como decía.

En tercer lugar, el golpe pasó porque el Partido Comunista Revolucionario todavía era débil.

Venimos, decíamos al principio, no a un homenaje formal. Venimos a reivindicarlos y a reivindicar la verdadera historia y la línea por las que ellos dieron sus vidas con plena convicción.

Una línea que acertó, al nacer, cuando dijo que se estaba secando un polvorín debajo de los pies del dictador Onganía, en 1968, preanunciando el Cordobazo. Una línea que aprendió del Cordobazo y las puebladas y que parió el Clasismo, encabezado por Renee Salamanca, fundamento de la CCC actual. Una línea que no fue engañada por el recambio de Lanusse (al que algunos veían como democrático coincidiendo, curiosamente, con el Kirchnerismo actual). Recuerdo que Enrique Rusconi, la misma noche del recambio, acuñó la consigna “Lanusse- Onganía, la misma porquería.”

Una línea que descubrió la penetración del socialimperialismo y socialfacismo ruso en Argentina, como fue la primera en advertir sobre la penetración del social imperialismo y social facismo chino, hoy innegables.

Una línea que luchó aquí, sin irse, contra la Dictadura. Una línea que reconoció que la recuperación de Malvinas fue una guerra justa, porque para los leninistas y maoístas toda guerra de un país oprimido como el nuestro contra una potencia imperialista, es justa, independientemente de quien gobierne el país oprimido, de quien inicie la guerra y de los motivos de ella.

Tenemos una línea que se ha opuesto a los planes de entrega del patrimonio nacional, de ajuste popular y de sumisión nacional de los gobiernos gerentes de la dependencia que se han sucedido del 83 hasta hoy. Una línea que no se ha engañado con el relato kirchnerista, y ha tenido claro, desde el principio, que se trata de un gobierno que expresa a un sector de burguesía intermediaria, que bajo frases y cuentos “progresistas”, entrega el patrimonio nacional y ajusta al pueblo, que pagó más de 190.000 millones de dólares de una deuda externa fraudulenta, usuraria y odiosa, que ha hecho crecer el latifundio, que ha primarizado al país destruyendo su industria, y que mantiene los acuerdos de Londres y Madrid, bases de nuestra indefensión nacional, mientras permite la rapiña china, que ha llegado a tener una base militar en territorio continental, y acuerda con los rusos con los que teje negocios y les permite su ingreso a la Antártida.

La nuestra es una línea que ha comprendido lo profundo de la rebelión agraria de 2008 y ha sido importante protagonista de ella. Y que es protagonista e impulsora de que los obreros y el pueblo ganen las calles para imponer sus reivindicaciones, como ha sido en el reciente paro general que es una advertencia, no sólo para el actual gobierno sino también para los ajustadores de todo pelaje que pretenden reemplazarlos.

A lo largo de décadas construimos una línea política capaz de unir lo patriótico y nacional (es decir lo antiimperialista), con lo democrático y popular (es decir lo social). Una línea capaz de unir a esos dos grandes movimientos, que nacieron juntos en los albores de la Patria y que son la clave para iniciar un camino venturoso para Argentina.

Hoy tenemos un diseño esencial para ayudar a la clase obrera y el pueblo a hacer esa gran revolución necesaria y posible: la Revolución democrática popular, agraria y antiimperialista en marcha, ininterrumpida y por etapas, al socialismo.

Hoy trabajamos con dos fierros en el fuego.

Por un lado, impulsamos las luchas del pueblo en las fábricas, en el campo, entre los pueblos originarios, en las escuelas y universidades, en la cultura y la ciencia, en el movimiento de las mujeres que sigue dando impresionantes ejemplos, como se vio hace pocos días.

Por otro lado aprovechamos las elecciones para poner en el centro las reivindicaciones de la clase obrera, de los campesinos, del pueblo y, sobre todo, las soluciones necesarias de las que los candidatos del sistema no hablan: que el dinero que hace falta salga de la renta financiera, que no se pague la deuda externa usuraria y odiosa, que se haga la reforma agraria necesaria, que se recupere el patrimonio nacional, etc…

Aprovechamos las elecciones para denunciar sus mecanismos proscriptivos. Pero también para avanzar en el crecimiento y organización necesarios para futuras luchas.

Para que, en el futuro, cuando el pueblo exija que se vayan todos se queden solamente los que expresen al pueblo organizado, en un amplio movimiento político y social.

Por eso el Frente Popular y uno de sus puntales, el PTP, están para quedarse.

A algunos les parecerá contradictorio, pero no es así. Hablemos de cosas concretas…

Yo soy vecino del candidato presidencial Víctor De Gennaro, en Lanús.

Lanús tiene 485.000 habitantes en 48 Km2: 10.000 habitantes por Km2, como Ámsterdam…pero con pocas cloacas, con inundaciones, con malas condiciones de salud y educación. Tanto es así que hay un viejo canto de las hinchadas que dice “soy de Lanús sin agua, sin gas y sin luz” o “soy de Lanús, de día sin agua, de noche sin luz”.

Alguna vez pensé en cómo podría ser un gobierno popular en Lanús.

Porque no basta con cambiar al intendente.

¿Cómo sería una democracia grande, directa?. Podría ser, pensé, dividiendo los 48 km2 de Lanús en 96 barrios de medio km2 y 5.000 habitantes, con un delegado por esquina en el cruce de dos calles. El cálculo me dio 1.440 delegados…

Pero, pensé, tendrían que ayudarlo por lo menos tres más. Y me dio el 1% de la población de Lanús: unos 4.800 delegados. Pero resulta que, si lo extiendo al país, sería el 1% de los 40 millones de habitantes: unos 400.000 delegados. Y alrededor de esa cifra es lo nos proponemos juntar para estas elecciones.

Y, me parece, que allí están no sólo los votantes que nos proponemos conseguir, no sólo los afiliados necesarios, no sólo los fiscales imprescindibles. Están los delegados de esquina de los barrios, los delegados de las fábricas, los delegados en las zonas campesinas y en los pueblos, en las escuelas y universidades…Está, en ellos, el futuro poder popular.

Por eso el PCR impulsa que el PTP y el Frente Popular vengan para quedarse.

Porque hacen falta ante esta vergonzosa fiesta de la corrupción, del enriquecimiento de nuevos y viejos grupos de burguesía intermediaria, ante la extensión del latifundio, y ante este extraño juego al que asistimos, donde los candidatos del régimen se pasan de un lado al otro, sin principios y sin vergüenza (sobre todo sin vergüenza), y donde se pelean hasta los distintos sectores de los servicios de inteligencia y hasta de las barras bravas y de los narcos, vinculados a distintas fracciones del poder que disputan por el tamaño de la tajada que nos sacan.

Incluso nos quieren hacer pasar como nacional y popular a un General represor como Milani, con dedicación exclusiva a la inteligencia interior.

El PCR, el PTP y el FP hacen falta ante este Estado de la entrega y la injusticia para imponer un nuevo Estado de la Independencia Nacional y de la Soberanía Popular.

Hacemos esto, en el bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres del General Artigas, que en su Estatuto de 1815 propuso la división de la tierra de la Banda Oriental en Fracciones de 5 leguas cuadradas entregándolas empezando por los más pobres. Porque una reforma agraria que forme un millón de chacras es imprescindible para dar la tierra al que la trabaja (tema actual en estos días y en esta zona) y, también, para que esos campesinos propietarios -cuando se planten para decir“esta tierra es mía”– sean la base de la Defensa Nacional Popular Integral e Integrada de una Argentina extensa que corre peligro de ser desgarrada, balcanizada, por la voracidad de las potencias, que pueden ocuparla ayudadas por sus aliados internos.

Lo hacemos, por eso también, en el camino al Bicentenario del 9 de julio de 1816, rescatando lo que dice el Acta de la Independencia: “INDEPENDIENTES DE TODA DOMINACIÓN EXTRANJERA”.

Y lo hacemos aprendiendo de nuestra Revolución: la Revolución de Mayo y la larga Guerra de la Independencia, donde el pueblo se unió a militares patriotas para formar los ejércitos libertadores.

Con dos fierros en el fuego nos preparamos para las elecciones y contra todos los ajustes, el actual y el que proponen los otros candidatos del sistema.

En Lanús, donde vivo, hay nuevos policías de celeste, están los viejos policías, hay un destacamento, frente a la municipalidad, de Gendarmería (que debiera estar en la frontera parando a los narcos) y hay, a veces, Prefectura, mientras las costas están indefensas. Y, mientras tanto, hay tráfico de drogas y personas.

¿Estarán para la seguridad del pueblo o para defender futuros ajustes?

Tal vez haya que recordarles a esas Fuerzas aquellos versos de Nicolás Guillén “No sé porque piensas tu, soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa, tu y yo. Soy de abajo, lo eres tu, eres pobre lo soy yo. No sé porqué piensas tu, soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa tu y yo.”

La tarea es grande. Hacen falta brazos.

Esperamos a los peronistas, radicales y socialistas que sientan vibrar en su interior sus principios originales, a los creyentes que tengan en su fe la lucha contra la injusticia, a los patriotas que vibran con el himno y se emocionan con la bandera, a los luchadores del pueblo.

Pero esperamos y buscamos a las mujeres y los hombres del pueblo, ignorados siempre, para que, desde sus lugares de trabajo y estudio, en la ciudad y en el campo, marchen hacia el Olimpo de los poderosos para escribir ellos mismos la historia, y para terminar con esta republiqueta en que han convertido a nuestra gloriosa Nación, los Kirchner y sus antecesores.

Una republiqueta sojera, minera, petrolera, pesquera integrada como país dependiente a un mundo en crisis que quiere hacérsela pagar a los pueblos y a los países oprimidos y dependientes como el nuestro.

País dependiente y con una parte de su territorio usurpado por el colonialismo imperialista inglés, en Malvinas, Islas del Atlántico Sur y mares adyacentes. País rapiñado por chinos, yanquis, ingleses, rusos, etc., donde prolifera la droga y la trata de personas con el consiguiente lavado en el juego y la hotelería lujosa, base de muchas fortunas inexplicables y de un Estado entrelazado con bandas de narcos y barrabravas perfilándose (entremezclados) como paramilitares.

País indefenso, con balas para combatir una hora, lo que significa que nuestras tierras, nuestros mares y nuestro espacio aéreo están en completa indefensión. Y, lo que es peor, están en completa indefensión las mujeres y hombres de nuestra Patria que son el elemento principal de las fuerzas productivas del país y en los cuales reside la verdadera Nación, como decía Ramón Carrillo.

Pero esa línea que tenemos en el PCR no surgió de la nada. Fue cobijada y cuidada en su desarrollo por el sacrificio cotidiano, minucioso y anónimo de miles de militantes del Partido Comunista Revolucionario. Y fue regada generosamente y fertilizada por la sangre de los camaradas que hoy homenajeamos.

Quiero repetir algo que dije en anteriores homenajes:

El sacrificio de nuestros mártires nos deja una herida abierta pero también un inmenso orgullo.

Esa herida sólo cicatrizará, dejando una marca para que nunca olvidemos, cuando la revolución triunfe. Porque es la revolución la máxima justicia para un revolucionario.

Quien aquí habla tiene una deuda de sangre con los camaradas asesinados. Cuatro de ellos cayeron cuando pintaban por mi libertad.

Alcanzaron a escribir en una pared la palabra “libertad”. Y cumplir con esa palabra es deuda de honor.

Libertad es lograr una Argentina donde haya alimento para cada uno, techo y lecho para cada uno, trabajo para todos, salud y educación como derecho de cada uno, tierra para el que la trabaja y para vivienda, en un mundo, donde los países no sean lobos de otros países y en una Argentina, donde el hombre no sea lobo del hombre.

Dicen que la palabra“amén” quiere decir “que así sea”.

Entonces, camaradas, compañeros y amigos:

¡Amén!