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29 de June de 2015

“Sin parar de construir nunca”

Hugo Pollola, psicólogo social

Yo en principio lo que voy a hacer es pedirle a todos los compañeros del equipo que se acerquen acá, a todos los que trabajamos en la sala. No es que hay uno con el legado del Chino, esto es una construcción de muchos que en todo caso el Chino dirigió.

Yo en principio lo que voy a hacer es pedirle a todos los compañeros del equipo que se acerquen acá, a todos los que trabajamos en la sala. No es que hay uno con el legado del Chino, esto es una construcción de muchos que en todo caso el Chino dirigió.

No sé si es la más difícil ésta pero la más dolorosa seguro, queremos contar algunas cosas pero estamos todos… Acá se contó la historia del Chino, hablaron sus hijos. Este año se cumple el número 26 del curso de agentes de salud y por supuesto el año que viene vendrá el 27, vendrá el 28, y el 30, y esto tendrá una continuidad, que la vamos a garantizar todos los que venimos trabajando juntos, más los que se sumen a este equipo de trabajo.

Como dijimos cuando se cumplieron los 25 años del curso de agentes de salud, Chino fue un médico diferente porque fue un luchador, porque tenía la idea de que la salud era un derecho pero no desde un discurso podrido que se repite continuamente en las palabras y que en los hechos después quedan vacías, porque cada vez son más los que menos tienen derechos en general y también para la salud.

Para Chino era un derecho, porque la defensa de la salud púbica, como marcaba Ariel, fue una cuestión principal para que todos los vecinos se pudieran atender. El enojo diario por saber que eran las 4 de la mañana y se estaban muriendo de frío afuera. El invierno pasado, a las 2 de la mañana, lo tenemos filmado, una cuadra y media de cola para retirar un kilo de leche. Bueno, nosotros luchamos contra todo eso.

Pero además de este costado de Chino, que es tan importante y que nos impulsa a lo principal, que es luchar por dirigir una salud diferente, en el caso de los trabajadores de la salud y en el resto, seguiremos luchando por dirigir todo diferente. Desde anoche, una cantidad de vecinos que pasaron lo que manifestaron fue ‘sentirse guachos’. Es decir, el Chino abordaba todo eso. Retaba a los pacientes, se enojaba con nosotros, nos peleábamos todos los días, sin parar de construir nunca.

La sala en este momento, como contó Ariel, había recibido un dinero más el aporte permanente de los vecinos, con la colaboración de dos monedas, de diez pesos, de cincuenta, como ponen algunos vecinos que comprenden y están convencidos de que nosotros tenemos las cosas puestas acá: estamos construyendo dos consultorios arriba, una sala de rayos. Para hacerse rayos a veces se demora un mes y medio y una placa muchas veces no puede esperar un mes y medio. Nosotros estamos en esa lucha y es lo que nos marcó claramente el Chino. La importancia de estar unidos como equipo de salud y unidos con los vecinos, con los pacientes, haciendo pedazos -como se hizo en estos 25 años- la barrera que tradicionalmente separa a los profesionales, a los trabajadores de la salud de los pacientes.  Nosotros no les cobramos a los pacientes el ganar mal. Nosotros damos la pelea porque los pacientes y nosotros tengamos mejor salud y porque los pacientes y nosotros tengamos trabajo digno y un mejor salario. Eso sintetiza un poco la línea de trabajo y lucha con la que venimos participando todos estos años.

En lo personal, más vale que Chino nos marca a todos. Porque más allá de él ser parte de una idea que lo trasciende y que tiene que ver con esta pertenencia política que marcaron los compañeros, le dio una impronta, una marca personal a lo que hacía. Como todo lo que hacía el Chino lo compartía y trataba de que nos hiciéramos cargo todos de ese camino. Son marcas personales que después quedan en las colectivas. Así que cada uno de nosotros tiene esa marca de empujar hasta donde nos da, en la medida que podemos, para adelante. Nosotros necesitamos que esto sea un factor de unidad para los que trabajamos en la sala, de unidad con los vecinos porque como dijo Otto: el Chino es irremplazable pero nosotros vamos a necesitar que Jorge como clínico no se quede solo. Así que en breve, es posible que nos tengamos que encontrar acá, en San Justo o donde podamos conseguir uno o los trabajadores que sean necesarios como se hizo cada uno de los que estamos acá trabajando.

Nos aportó una cuestión que tiene que ver con la confianza, porque esta presencia de vecinos, de trabajadores, de pacientes, da cuenta de que no hablamos de cualquiera y sin embargo el Chino tuvo esa cuestión de ser horizontal en todo lo que le pasaba, en abrir sus propios problemas, en compartirlos en hacernos parte a nosotros en eso que también hace a una manera de trabajar. Da la posibilidad de que cuando nosotros nos encontramos con una persona, podamos conectarnos con lo que a la persona le pasa y eso también es un aprendizaje muy grande.

Yo digo: los que llegamos a la sala con alguna formación, en gran medida nos deformamos porque tuvimos que amoldar lo que formalmente el Estado o las escuelas privadas nos enseñan, pasarlo a servir al pueblo y a trabajar en función de la necesidad, que sin dudas es el lugar más incómodo y más difícil y que el Chino, aunque se diera varias veces la cabeza contra la pared, andaba como un pez en el agua porque era su lugar, en la lucha de la necesidad del pueblo.

En un acuerdo del equipo de salud, de compañeros y camaradas y ahora se lo proponemos a los vecinos, que esto es algo que nosotros venimos pensando desde hace mucho, estando vivo el Chino, que esta sala que es la Junta Vecinal 7 de Mayo siga siendo la Junta Vecinal 7 de Mayo y pase a llamarse además “Sala de Salud Dr. Chino Néstor Oliveri”