“Ya no queremos vivir así. No queremos que vendan drogas en el barrio” decían quienes desalojaron las casas de aquellos que llaman “transas” o “dealers”. Comenzaron el martes 30/9 y ya vaciaron cinco viviendas, queman la droga que encuentran y le entregan el lote a familias que lo necesiten.
“Ya no queremos vivir así. No queremos que vendan drogas en el barrio” decían quienes desalojaron las casas de aquellos que llaman “transas” o “dealers”. Comenzaron el martes 30/9 y ya vaciaron cinco viviendas, queman la droga que encuentran y le entregan el lote a familias que lo necesiten.
El lunes 29/9 en el barrio Antena, de la localidad de Alderetes, se produjo una pelea entre dos jóvenes. Uno de ellos era familiar de un vendedor de droga al menudeo, conocido como Macumba. En venganza por esa pelea a puños, por la tarde salieron a las calles “familiares y amigos” del transa. A los tiros, en diferentes vehículos, recorrieron el barrio y fueron a buscar al otro joven.
Cuando lo encontraron en la casa de su hermana le dispararon en la pierna. Y asesinaron a su cuñado Carlos Alberto Galarza, de 38 años, con un tiro en la ingle. “Le decían Cuyo, era un trabajador de la construcción. Le gustaba jugar al fútbol y en una pelea los transa intervinieron cobrándose con su vida” reza un mensaje de texto que circula entre los habitantes del Antena.
De acuerdo a la Policía se trató de una disputa de bandas. “Los acusados de haber cometido el homicidio desaparecieron del barrio, aunque al menos uno de ellos ya estaría identificado” señala una nota de La Gaceta. En la tarde del día siguiente, tras el entierro de Carlos Galarza, comenzaron a correr a dos vendedores de drogas de este barrio ubicado entre la ruta provincial 304 y la vera del río Salí. La participación fue masiva, producto de la bronca que causa la impunidad que tienen para vender estupefacientes. Decenas de personas fueron una por una a las viviendas. Hasta el viernes 2/10, fueron cinco las casas vaciadas. No encontraron resistencia. No hubo policías. Las familias colindantes, lejos de oponerse, apoyaron a quienes iniciaron las expulsiones.
Algunos de los echados son “Macumba”, “La Zulema”, “La negrita”, quienes son señalados como dealers desde hace años. Muchos de estos lugares funcionaban como quioscos o almacenes donde se juntaban los adolescentes. “Las madres y los padres no pueden hacer nada. El odio que hay hacia los vendedores de drogas en el barrio es lo que permitió que los echaran sin que nadie reaccione o los defienda” según relatan vecinos. Por temor a represalias no son publicados sus nombres.
“Entran a las casas, queman la droga que encuentran y se reparten las chapas. Una vez desocupado, entregan el lote a un vecino que sea conocido y de bien, para que viva ahí. De cada lote se reparten entre tres o cuatros familias. La decisión es que en estas casas no viva más un transa. “No queremos más vivir así dicen mientras recuerdan al hombre asesinado”, cuenta un habitante de este lugar que surgió en la década de los ’80 de un asentamiento cercano a un basural y al ingenio Concepción.