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14 de October de 2015

El 17 de octubre de 1945

Hace 70 años

Se cumplen 7 décadas de la jornada del 17 de octubre de 1945, una de las grandes puebladas en la historia del movimiento obrero y popular argentino, y mojón fundacional del movimiento peronista. 
Con el crecimiento industrial se habían incorporado a las fábricas cientos de miles de obreros rurales y campesinos pobres provenientes de las zonas más oprimidas de la Argentina y de países vecinos.

Se cumplen 7 décadas de la jornada del 17 de octubre de 1945, una de las grandes puebladas en la historia del movimiento obrero y popular argentino, y mojón fundacional del movimiento peronista. 
Con el crecimiento industrial se habían incorporado a las fábricas cientos de miles de obreros rurales y campesinos pobres provenientes de las zonas más oprimidas de la Argentina y de países vecinos.
La clase obrera creció en organización y fuerza: de 80.000 obreros sindicados en 1943 se pasó a 500.000 en 1945. Desde la secretaría de Trabajo y Previsión el coronel Perón fue estructurando una organización sindical fuerte, basada en la conciliación de clases.
Perón levantó la bandera de la justicia social logrando que por decreto el gobierno otorgara mejoras sociales a los trabajadores. Conquistas por las que el movimiento obrero había protagonizado heroicas luchas durante décadas, con mucha sangre derramada.
Con esta política dirigida a las masas proletarias en ascenso y a los pobres del campo, con el avance de los sectores nacionalistas de las Fuerzas Armadas y con el apoyo de un sector de la intelectualidad, de profesionales, de empresarios antingleses y antiyanquis fue cambiando el escenario político nacional. A su vez, la presión internacional y nacional lleva el 26 de enero de 1944 a romper relaciones con los países del Eje, cae Ramírez, asume la presidencia el general Farrell y en febrero Perón es designado ministro de Guerra.
La burguesía nacional (principalmente industrial) fue acumulando fuerzas y pasó a disputar la hegemonía a los sectores oligárquico-imperialistas que pasaron a jugar abiertamente para sacar del medio al coronel Perón con el apoyo abierto del nuevo embajador de Estados Unidos, Spruille Braden.
Los dirigentes de los partidos Radical, Conservador, Socialista, Demócrata Progresista y Comunista, junto a fuerzas gremiales, profesionales, universitarias, etc., convocan a la “Marcha de la Constitución y la Libertad” reclamando la destitución de Perón y el paso del gobierno a la Corte Suprema de Justicia, realizada el 19 de septiembre de 1945.
 
El 17 de octubre
En los primeros días de octubre un sector del ejército encabezado por el general Eduardo Avalos, con apoyo de la oficialidad de Campo de Mayo y otras unidades militares le exigía al presidente Farrell separar al coronel Perón de todos sus cargos. Esto dejaba en evidencia la fractura en el ejército y en la Fuerzas Armadas.
El 8 de Octubre un comunicado oficial anunciaba la renuncia del coronel Perón a sus cargos de vicepresidente, ministro de Guerra, y secretario de Trabajo y Previsión.
La situación política se fue precipitando aceleradamente. Renuncia el gabinete del gobierno de Farrell, pero antes saca un decreto convocando a elecciones para abril de 1946, son designados ministros el general Eduardo Avalos y el contralmirante Vernengo Lima, pero no pueden conformar el resto del gabinete.
Entre los trabajadores se afirmó la conciencia de que la ofensiva contra Perón, y luego su arresto, abrirían paso a la instalación de un gobierno de los “galeritas”, de la oligarquía, y con ello a la pérdida de las conquistas salariales, el aguinaldo y otras como la jubilación, los convenios colectivos de trabajo, las vacaciones pagas, la rebaja y congelación de los alquileres y arrendamientos, el Estatuto del Peón.
Un sector nacionalista del ejército, de las Fuerzas Armadas y de seguridad buscaba reagruparse para contragolpear.
A favor o en contra de Perón pasaría a ser la división de aguas en la sociedad argentina.
El 15 de octubre la Fotia declaró en Tucumán la huelga general, esa misma noche hicieron lo mismo algunos sindicatos en Rosario centrando en la libertad de Perón.
Presionada por la enorme agitación de las bases obreras y los dirigentes intermedios, el 16 de octubre la CGT declaró el paro general para el día 18, en defensa de las conquistas sociales, sin plantear la libertad de Perón. Pero los paros que iban realizando algunos gremios, la efervescencia existente y el accionar de los activistas de los días previos, hicieron que una cantidad de sindicatos en el Gran Buenos Aires declararan por su cuenta la huelga general para el 17, pasando por encima de la dirección de la CGT.
La huelga y la puesta en movimiento de las masas proletarias se inició el 17 a primera hora. Columnas de trabajadores de Berisso y de Ensenada marcharon juntas a La Plata encabezadas por Cipriano Reyes y sectores militares como el que expresaba el coronel Mercante. Piquetes de obreros peronistas paralizaron los tranvías, apedreando el Jockey Club y la representación del diario oligárquico La Prensa. La huelga se generalizó. Desde La Plata, nutridos contingentes viajaron a Buenos Aires, juntándose en el acceso con los del frigorífico Anglo de Avellaneda y otros contingentes obreros. En los ferrocarriles el paro era casi total. 
Millares de personas, hombres, mujeres y niños se encolumnaban hacia Buenos Aires vivando al coronel Perón.
A media mañana, las columnas obreras provenientes de Avellaneda, Lanús y Berisso marchaban hacia Plaza de Mayo cruzando por cualquier medio posible el Riachuelo, incluso a nado. A ellas se sumaban los trabajadores de las fábricas de la Boca, Barracas, Patricios y de barrios populares del oeste.
El aparato del Estado estaba partido; una parte del ejército y la policía apoyaba a Perón, otra parte quedó neutralizada y el sector antiperonista fue desbordado por la movilización obrera y popular. La “pueblada” en marcha alentó a los militares de la corriente nacionalista. Los coroneles Velazco y Molina coparon el Departamento Central de Policía y otros oficiales peronistas tomaron el Regimiento 3 de Infantería, mientras era neutralizado y se rendía el sector intermedio, representado por la jefatura de Campo de Mayo (guarnición decisiva en el desenlace de los acontecimientos). El almirante Vernengo Lima intentó sublevar a la Marina para desatar la represión, pero se vio aislado política y militarmente.
Entrada ya la noche, el coronel Perón debió ser liberado y presentado en los balcones de la Rosada ante una multitud que lo aclamaba. El presidente Farrell anunció la aceptación de los reclamos.
La pueblada del 17 de Octubre hegemonizada por la burguesía nacional, no solo abrió paso al triunfo del proyecto nacionalista y reformista-burgués que encarnaba el peronismo. También refirmó el camino de las “puebladas”, el de la Revolución de Mayo de 1810 y el de las insurrecciones radicales de 1890. Camino reiniciado, en otras condiciones históricas, con el Cordobazo de mayo de 1969 y, ahora, con el Argentinazo del 19 y 20 de diciembre de 2001. Un camino por el que las masas proletarias y populares -con la dirección del Partido Comunista Revolucionario- pueden recuperar sus conquistas históricas y avanzar hacia la revolución democrática, agraria y antiimperialista, que asegure la liberación definitiva del pueblo y de la Patria.
 
El peronismo
La “pueblada” del 17 de octubre dio un brusco giro a la situación. 
En estas condiciones, se marcha a las elecciones nacionales del 24 de febrero de 1946, que se caracterizan por una polarización extrema de la sociedad argentina.
Frente al surgimiento del peronismo, el PC argentino cometió su gran error histórico, del que nunca se autocriticó a fondo, cuando tomó como enemigo principal al nacionalismo burgués y a la burguesía nacional que expresaba el peronismo. El PC, en 1944-45 identificó al peronismo con el imperialismo nazi ya derrotado, y se unió en la Unión Democrática, con la oligarquía terrateniente liberal y con los yanquis colocándose en la vereda de enfrente de una mayoría de obreros y del pueblo argentino. Desde ya, esto fue también determinante para las masas en la opción política realizada respecto del partido peronista. 
Ante la opción: Braden o Perón, la mayoría del proletariado industrial y rural y del campesinado pobre se volcó hacia este último, convirtiéndose en la principal base social del movimiento peronista, que fue hegemonizado por la burguesía nacional con aspiraciones industrialistas y en el cual confluyó también una fracción de terratenientes.”
La burguesía nacional liderada por Perón llevó a la clase obrera por un camino de reformas, obtuvo grandes conquistas, recortó los privilegios de sectores monopólicos imperialistas y sectores terratenientes pero el gobierno peronista no acabó de raíz con el latifundio y los monopolios imperialistas y fue derrocado por un golpe del Estado de la alianza oligárquico-imperialista, y muchas de esas conquistas fueron siendo arrancadas y revertidas. El peronismo, al mismo tiempo que logró esa adhesión política del movimiento obrero, le insufló su ideología de conciliación de clases, con lo que enchalecó a la clase obrera impidiéndole desplegar así toda la fuerza revolucionaria que puede tener en la lucha contra el imperialismo y las clases dominantes.
Los comunistas revolucionarios reivindicamos el protagonismo obrero y popular del 17 de octubre que se inscribe entre los grandes levantamientos en la historia de lucha de nuestro pueblo. 
Alentamos a todos los compañeros con los que compartimos la lucha que se reconocen peronistas a reivindicar las tradiciones antioligárquicas y antimperialistas de aquellas jornadas, cuando el movimiento popular enfrentó a lo fundamental de las clases dominantes y al imperialismo yanqui, que buscaba consolidar su dominio desplazando a ingleses y alemanes. 
Una historia que al igual que la de la resistencia peronista luego de 1955, desnuda la impostura del gobierno kirchnerista, que se reclama su heredero pero, como práctica una política abiertamente entreguista de nuestras riquezas y nuestra soberanía a nuevos imperialismos sin independizarnos de los viejos , ha convalidado y usufructuado el “modelo” de monoproducción sojera, minera, y la superexplotación obrera con la precarización y tercerización laboral, el injusto impuesto al salario, y mantiene en la pobreza a millones de argentinos. 
Rescatemos aquellas enseñanzas del 17 de octubre de 1945 y trabajemos para que la lucha obrera y popular del presente pueda avanzar a imponer un gobierno popular que abra el camino a la revolución de liberación nacional y social: Forjemos la más amplia unidad de todos los sectores y fuerzas populares, oprimidos por el imperialismo y las clases dominantes, con la clase obrera a la cabeza, como motor y como fuerza dirigente.