Uno de los pilares del "modelo kirchnerista" ha sido el mantenimiento del dólar alto que, junto a los salarios bajos, aseguró la competitividad de las industrias que sobrevivieron a la convertibilidad, el superávit fiscal y el superávit comercial externo. Pero el sostenimiento del dólar alto ha significado una vuelta de la inflación, porque implica la necesidad de una creciente emisión de pesos para comprar los dólares a ese precio. Lo que se ha agravado en el último año por la importante desvalorización del dólar en el mundo, ya que igual se lo sigue pagando caro en pesos para mantenerlo alto. Así a la inflación interna, relativamente moderada al principio, se ha sumado la inflación externa, de los precios internacionales que suben en dólares desvalorizados.
El gobierno kirchnerista viene pretendiendo ocultar esta realidad que le permite obtener más fondos con el aumento de los precios. Y despotrica contra los que denuncian el robo inflacionario que implica su política, diciendo que quieren "enfriar la economía" reduciendo el consumo popular. Pero en realidad, lo que reduce el consumo popular es la propia inflación, ya que si los salarios suben un 20% y los precios de los bienes de consumo popular más de un 30%, es evidente que los salarios permiten comprar cada vez menos.Con la inflación, el gobierno saca más en impuestos al pueblo (con los aumentos de precios aumenta la recaudación del IVA, por ejemplo) y crecen las rentas y superganancias de los latifundistas y monopolios imperialistas. Pero el deterioro de los salarios y de los ingresos de otros sectores populares que resulta de la inflación está terminando por hacerse sentir en el consumo popular y en la inversión productiva (los monopolios imperialistas se llevan cada vez más fondos al exterior). El "modelo kirchnerista" se agota, hace agua como dicen los navegantes…
