Silvan es una ciudad del Kurdistán turco, de menos de 100 mil habitantes, que está siendo noticia mundial por los reiterados ataques del Ejército turco por orden del gobierno de Erdogan.
Silvan es una ciudad del Kurdistán turco, de menos de 100 mil habitantes, que está siendo noticia mundial por los reiterados ataques del Ejército turco por orden del gobierno de Erdogan.
En la zona está uno de los asentamientos de las fuerzas combatientes del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), que al tiempo que junto a otras fuerzas enfrentan al fascista régimen turco libran una feroz batalla contra los feudales islámicos de ISIS en el norte de Siria.
Tras las fraudulentas elecciones parlamentarias donde el partido del gobierno recuperó la mayoría, el ejército descargó una feroz ofensiva sobre Silvan, con tanques y bombardeos sobre la población civil. El gobierno impuso el toque de queda, y prácticamente arrasó algunos barrios de la ciudad, además de cortarle el suministro de agua y alimentos.
“Los testigos dijeron que la Policía inesperadamente comenzó a disparar contra la casa de té. No hay acceso a las comunicaciones, las personas corren el riesgo de morir de hambre. [Los militares turcos] no nos permiten distribuir alimentos”, dijo Omer Onen, copresidente de la oficina del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) en la provincia de Diyarbakir, en el sureste de Turquía y de mayoría kurda (consigna el sitio AFP).
Uzay Bulut, periodista turco, escribió recientemente que “Silván no ha sido el primer objetivo de los militares turcos tras las elecciones del 7 de junio. Muchos pueblos y ciudades que son bastiones del movimiento nacionalista kurdo (como Diyarbakir, Cizre, Sirnak y Hakari) han sido atacados”.
Un informe del PCML de comienzos de noviembre acusa al gobierno de Erdogan de una oleada de terror fascista contra los kurdos, otras minorías étnicas y opositores a su gobierno, mientras que con gran hipocresía, mientras habla contra el terrorismo permite el abastecimiento de ISIS a través de su territorio.
Desde el punto de vista del conflicto regional, la situación en Turquía se agravó tras el derribo de un avión militar ruso por parte de las fuerzas armadas turcas. El gobierno de Vladimir Putin impuso sanciones económicas a Turquía, y cambió las leyes migratorias, prohibiendo a los empleadores rusos contratar a ciudadanos turcos a partir del 1 de enero de 2016. Rusia abastece el 60% del gas de Turquía, y Putin deslizó la posibilidad de cortar el suministro a este país, que ha autorizado a los aviones de EEUU el uso de la base aérea de Incirlik.
Las fuerzas democráticas de todo el mundo están manifestando su repudio al gobierno de Erdogan por su creciente política fascista en lo interno, y guerrerista en lo externo.