Vemos con gran preocupación la publicación esta semana del decreto Nº 820/216 con el cual el macrismo flexibilizó la Ley Nº 26.737, conocida como Ley de Tierras que restringía la compra de tierras rurales por parte de extranjeros.
Vemos con gran preocupación la publicación esta semana del decreto Nº 820/216 con el cual el macrismo flexibilizó la Ley Nº 26.737, conocida como Ley de Tierras que restringía la compra de tierras rurales por parte de extranjeros.
En lo central de las modificaciones que introduce se avanza hacia la profundización de la extranjerización de nuestras tierras, así como a la posibilidad de enajenar territorios con recursos fundamentales como el agua.
En un país como el nuestro, disputado por las potencias extranjeras y con enclaves coloniales ocupados por las grandes potencias como los ingleses en Malvinas, las bases de inteligencia norteamericanas o los chinos en Neuquén, la apertura en la venta de un bien estratégico como la tierra es alarmante.
Estas modificaciones incluso flexibilizan aún más los pocos reparos que la ley sancionada por el kirchnerismo ponía a la extranjerización. De avanzar esta política el área que con la anterior ley dejaba disponibles 24 millones de has. para ser compradas por extranjeros podrá extenderse aún más, pero además avanzamos hacia una flexibilización de lo que la anterior ley consideraba “sociedades extranjeras”.
En la Ley de 2012 se consideraba sociedades extranjeras las que tuviesen “un porcentaje superior al veinticinco por ciento (25%) de las acciones en manos de extranjeros”, ese porcentaje se elevó ahora a “más del 51% del capital social de una persona jurídica”. Este cambio habilitará a una gran cantidad de empresas y sociedades controladas por extranjeros a poder participar del negocio de la tierra.
Creemos que estas modificaciones favorecen una política de concentración y extranjerización de la tierra, empujando fuera del sistema productivo a miles de pequeños y medianos productores y campesinos que irán quedando aún más fuera de juego ante el avance de la especulación inmobiliaria que empujará el aumento de los precios de la tierra.
En nuestra provincia según el relevamiento del Registro Nacional de Tierras Rurales se declararon 136.862,17 hectáreas extranjerizadas, tierras en manos de grandes propietarios que en su mayoría fugan lo ganado en nuestras tierras al exterior, golpeando a las economías locales e impidiendo la reinversión de esas ganancias en nuestros pueblos.
La tierra es un bien social que no puede sólo depender de los vaivenes del mercado, o las necesidades de los grupos económicos concentrados. Es urgente regular su uso y tenencia, así como avanzar en la regulación de los arrendamientos que permita el acceso a la tierra a los miles de compatriotas que hoy se ven imposibilitados de tenerla y trabajarla.
Creemos que es urgente que ante este nuevo ataque a nuestra soberanía el gobierno provincial arbitre las medidas necesarias para impedir que los perjuicios ocasionados por estas políticas avancen sobre Santa Fe. Nos ponemos a disposición para librar, en todos los terrenos necesarios, la batalla por proteger los intereses nacionales.
A pocos días de conmemorarse el bicentenario de nuestra independencia, vemos una vez más cómo el gobierno de Mauricio Macri avanza en profundizar las cadenas que nos atan a los intereses y necesidades de las grandes potencias, relegando las necesidades de las grandes mayorías.
Ya Manuel Belgrano, en la semana de la Revolución de Mayo advertía, en un artículo en la publicación Correo de Comercio, la importancia de la tenencia de la tierra en la conformación de una patria más justa al sostener que era urgente su reparto.
“Remediemos en tiempo la falta de propiedad, convencidos de lo perjudicial que nos es: es preciso atender a los progresos de la patria, y esos no los obtendremos sin que nuestros labradores sean propietarios, o casi propietarios: esto interesa a la Nación, al Gobierno, y aun a los mismos particulares: en una palabra es un beneficio general que nunca sabremos agradecer bastante a cuantos cooperen a la realización de los pensamientos apuntados, u otros que discurran los sabios, para evitar la falta de propiedades, que tienen nuestros labradores”, explicaba el padre de la bandera patria.
Hoy más que nunca reafirmamos la necesidad de avanzar, unidos, hacia una segunda y definitiva independencia que concluya las tareas que los patriotas de hace 200 años dejaron planteadas.