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18 de September de 2016

La toma de la Municipalidad de Rosario

Crónicas proletarias

 En febrero de 1921 se desarrollaba con gran amplitud una huelga de La Forestal, en el norte santafesino. Las noticias que llegaban a Rosario hablaban de las atrocidades represivas de la “gendarmería volante” y la Liga Patriótica al servicio de la patronal. Mientras tanto, en la llamada “Barcelona argentina”, el municipio realizaba un marcado ajuste, adeudando salarios y despidiendo trabajadores (barrenderos, de Maestranza y del Matadero municipal), que entraron en huelga. También entraron en huelga: maestros, ferroviarios y choferes de taxi. Como la crisis era grande, mientras el intendente interino se iba de paseo a Las Rosas, decretaba que no se iba a celebrar el carnaval ese año.
En ese contexto, la Federación Obrera Provincial, con predominio anarquista, decretó el 5 de febrero una huelga general, con resultado dispar en toda la ciudad. Los diarios informaban que “La huelga general desarróllase con calma, no habiéndose producido incidentes de sangre de mayor consideración”, Santa Fe (8/2/1921).
El “lunes de carnestolendas” 7 de febrero, un grupo compuesto por “ocho estudiantes de medicina, tres electricistas, dos panaderos, tres empleados, un pintor, un telegrafista y tres jornaleros”, doblegó al único guardia que custodiaba la Municipalidad, y la tomaron. Allí decretaron el cese del intendente Fernando Schleisinger, el cese del Concejo Deliberante, y la suspensión de la vigencia de los impuestos. Además, delegaron en la Federación Obrera la designación de un nuevo intendente, y nombraron un nuevo secretario de la intendencia, un tesorero, un contador, un asesor, un inspector general así como también nuevos directores de asistencia pública y de todos los nosocomios ligados a esta área. Luego de esto, arriaron la bandera argentina e izaron una roja en el frente del edificio. La cantidad de estudiantes de medicina influyó para que entre las primeras medidas estuvieran mejoras de las condiciones laborales en los hospitales de la ciudad, tanto para los trabajadores como para los “practicantes internos”.
Al poco tiempo el edificio municipal estaba rodeado de tropas del Regimiento 11, y del Cuerpo de Bomberos. Los ocupantes, 19 según algunas fuentes, 21 según otras, fueron desalojados y llevados detenidos. Para el diario Santa Fe la toma “movía a risa” pero expresaba que “en el seno de las sociedades se está gestando otro mundo, impulsado por ansias de mejor orden y vida mejor” y que en las huelgas lo económico era secundario. Un dato de color es que el abogado que sumiera la defensa de los “insurrectos” fue Rafael Bielsa, abuelo del excanciller y de su hermano, el entrenador de fútbol.