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30 de November de 2016

El jueves 24 de noviembre falleció a los 96 años Marcos Ana, el preso que más tiempo pasó en las cárceles franquistas: entró con 19 años en 1939 y salió en 1961. 

Marcos Ana

Murió el poeta y comunista español

 

 
Fernando Macarro Castillo, que tomó su seudónimo de los nombres de sus padres, Marcos y Ana, se alistó con sus jóvenes 16 años, en 1936, en el batallón de milicias “Libertad” de las Juventudes Socialistas Unificadas; tuvo que dejar el campo de batalla por ser menor de edad. A los 18, ya afiliado al PC, se incorporó al ejército republicano. Derrotada la República por la coalición entre Franco y los fascistas alemanes e italianos, fue apresado en 1939.
En la cárcel comenzó a escribir poesías, que fueron sacadas por distintos medios. Sobre esto recuerda el poeta que, además de sobornar a guardias, o contar con quienes “tenían ideas proclives a las nuestras”, algunos compañeros que salían en libertad memorizaban los poemas para luego transcribirlos. “Pero a más de uno se le olvidó un verso y lo ponía de su cosecha”. Daba igual porque el objetivo era “reflejar nuestro calvario”.
Además de escribir poemas, Marcos Ana organizó revistas clandestinas en la cárcel, así como veladas a distintos escritores, como la llamada “Homenaje a voz ahogada”, dedicada a Rafael Alberti y María Teresa León. Organizó también una amplia biblioteca clandestina, camuflando libros entrados a la prisión en los autorizados por la dirección del penal.
La pelea por la libertad de Marcos Ana fue tomada por las principales personalidades de la época como Picasso, Neruda, Rafael Alberti, Yves Montand, Michel Piccoli, Jean Paul Sartre, entre muchísimos otros. El 17 de noviembre de 1961 fue liberado gracias a un decreto que establecía la amnistía para “todos los presos con más de 20 años ininterrumpidos de cárcel”. Marcos Ana era el único en esa condición.
Su libro de memorias, de 2007, lleva por título Decidme cómo es un árbol, toda una definición de las condiciones de encierro del franquismo. Allí cuenta, en primera persona, sus experiencias en la cárcel y los primeros días en libertad, entre ellos el delicioso relato de su primera “noche de amor”, con una prostituta, con 500 pesetas que le había dado un amigo. “Se llamaba Isabel y era morena, de ojos grandes, hermosísima…” le contó Marcos Ana al diario El País. “Fue incapaz de tocarla. Al final, decidió contarle su historia. Cuando, al volver a casa, descubrió que le había vuelto a meter las 500 pesetas en el bolsillo, Marcos deshizo corriendo el camino hasta ella. Pero antes de llegar a su pensión, decidió que si aquel día pagaba arruinaría para siempre el recuerdo de la noche anterior. Entró en una floristería y pidió 500 pesetas en flores. En la tarjeta escribió: ‘Para Isabel, mi primer amor’”.
Tras su liberación, Marcos Ana continuó vinculado al PC de España, en particular al sector de Santiago Carrillo. Si bien no compartimos muchas de sus definiciones de los últimos años, valoramos sus poemas escritos en la cárcel y su testimonio de lucha, que lo llevó a publicar a los 93 años un manifiesto a la juventud titulado Vale la pena luchar. Allí afirma que hay que “seguir calentando las calles y las plazas porque en la calle está la fuerza“, y subraya “El individualismo nos pierde. Nos resta fuerza… Siempre he pensado que vivir para los demás ha sido la mejor manera de vivir para mí mismo”. Y añade: “No es un sacrificio; es compartir la felicidad. La felicidad no consiste en que sobre la comida, tengas un coche, un buen estatus social, ganes dinero o compres cosas. La felicidad consiste en que no te falte un proyecto en la vida y puedas compartirlo con los demás”.
Ha muerto Marcos Ana, comunista y poeta, que afirmó “Ni un muerto, ni mil muertos, ni todos los muertos del mundo me pueden devolver a mí estos trozos de mi vida que yo he dejado en los patios y en las celdas de las cárceles. Lo único que me podría recompensar un poco la vida es ver triunfantes los ideales por los cuales yo he luchado, por los cuales ha luchado toda una generación”.