En su edición del 7 de junio, Prensa Obrera dedica un artículo destacado a Isidoro Gilbert (corresponsal en la Argentina durante muchos años de la TASS, agencia estatal de comunicaciones de la URSS), por lo que dijo en un reportaje a Página 12 del 18 de mayo, con motivo de la reedición de su libro El oro de Moscú.
Es importante que los editores de PO (semanario del Partido Obrero) den cabida a una nota sobre este tema, aunque sea después de 13 años de la primera publicación del libro de Gilbert, quien ya entonces reconocía: “Yo pertenecía a una estructura ubicada muy por encima del PC local. Esa estructura se ocupaba directamente de las relaciones entre el Estado argentino y la Unión Soviética”. También es importante que reconozcan la verdad de la pertenencia de José Ber Gelbard al PC local, su creación de un poderoso aparato económico, las vinculaciones de la dirección del PC al sector videlista de la dictadura, e incluso la pertenencia de militares a ese partido. Gilbert, por su pertenencia a esa “estructura” (que sigue teniendo su importancia aunque se la nieguen) da una visión unilateral de estas vinculaciones.
Como el PO dice que Gilbert no da nombres, el articulista, para demostrar que sabe de qué se trata, ejemplifica con el “ya fallecido coronel Francisco Cornicelli, delegado personal de Alejandro Lanusse en sus negociaciones reservadas con Perón cuando éste aún estaba en Madrid”, es decir en 1971-72.
Es importante que PO publique esta nota sin atribuirlo a “delirios del PCR” como solían decir en otros tiempos, aunque califiquen a esos militares del PC como “stalinistas”. La nota cuestiona correctamente que Gilbert haya sido alguna vez leninista, aunque se queda y refuerza la visión unilateralizada que presenta Gilbert por pertenecer “a una estructura ubicada muy por encima del PC local”. Esa “estructura” no era leninista, ni stalinista como dice PO por trotskista, porque en la Unión Soviética ya habían renegado de Stalin en 1956 y se habían convertido en socialimperialistas, socialistas de palabra e imperialistas de hecho, manteniendo todavía una máscara leninista.
Gilbert y PO reconocen algo que dijimos hace muchos años y hoy es del dominio público, que Gelbard “era afiliado secreto del PC”, para ocultar que Gelbard era un testaferro y agente de la ex URSS, condecorado por Brezhnev por sus servicios, cuando el PCUS ya no era stalinista ni leninista, sino revisionista y socialimperialista. En la nota queda encubierto, políticamente, que la Argentina, durante la dictadura de Videla y Martínez de Hoz, fue el único país “occidental” que rompió el bloqueo declarado por los imperialistas yanquis a la URSS por la invasión a Afganistán, lo que no era una pequeña cosa, y nos convirtió en cantineros de esa superpotencia imperialista. PO acepta el argumento de Gilbert de que se trataba de una cuestión puramente economicista, es decir como un aprovechamiento de la situación “para hacer ventas enormes y a precios muy superiores a la cotización internacional”. Por eso no “recuerda” que Athos Fava viajó a defender la dictadura videlista a Estados Unidos junto a Fernando Nadra, explicando que era “mejor” que la dictadura de Pinochet.
Pero se equivoca el PO al decir que los dirigentes y militares del PC hacían eso por “stalinistas”, cuando hacía años que ya habían renegado abiertamente del stalinismo, y encubiertamente del leninismo. Con el sanbenito del stalinismo, lo que se oculta es la madre del borrego: la responsabilidad que en todo esto tuvieron el PCUS revisionista y la URSS socialimperialista, que incluso pagaron con sangre muchos militantes del PC local.
Habría que preguntarse si la “estructura” a la que pertenecía Isidoro Gilbert sigue existiendo, habida cuenta de que Putin y otros jerarcas rusos actuales eran parte de esas “estructuras” del Estado socialimperialista soviético.