El compañero Alderete comienza contando que la Ley de Emergencia social que se consiguió aprobar en el Congreso a fin del año pasado, tras meses de lucha particularmente por parte de la CCC, CTEP y Barrios de Pie “no ha sido promulgada, como el presidente se había comprometido para antes del 31 de diciembre. Aducen problemas técnicos y personales como la operación de la ministra de Desarrollo Social, no problemas políticos. A pesar de todas estas cosas, se acordó que para la segunda quincena de enero la Ley se empiece a ejecutar. Después, sería convocado el Consejo del Salario Social”.
—¿Hubo algunas medidas urgentes para los desocupados?
—Hubo un avance. No nos olvidemos que cuando empezaron las reuniones bilaterales con el ministerio de Desarrollo Social y con el Ministerio de Trabajo, para discutir la ley de emergencia social, no había intención política de aumentar los planes, programas sociales, ni hablar de bonos en los distintos programas sociales. La ministra empezó a reconocer que realmente había una emergencia social, que se había agravado la situación de pobreza en la Argentina. Y que había una necesidad enorme de tomar aunque sea medidas tibias. Así empezó la discusión de cómo sería el bono para los que cobran la Asignación Universal o programas sociales, y aumento de lo que se cobra por estos planes. Nos decían “te doy hasta allí”. Y nosotros planteábamos que era insuficiente.
Así, con los compañeros permanentemente en la calle, conseguimos el 18% de aumento a los programas sociales, que se empezaron a cobrar a partir del primero de enero. Para algunos programas se consiguieron que cobren antes, el 29 de diciembre. El bono de fin de año, que la primera oferta había sido $500, terminamos consiguiendo 2.000 pesos.
Con respecto a la Asignación Universal, el gobierno cerraba la discusión diciendo que si en una casa hay varias familias, una sola cobrara el bono. Nosotros le dijimos que eso era discriminatorio, que era injusto, que le tenía que corresponder el bono a cada una de las familias; así vivieran, tres, cuatro o cinco familias. El bono por hijo, que empezaron ofreciendo $100, terminó siendo de $250, y se cobró a fin de año. En general los acuerdos de fin de año los cumplieron, salvo en algunas provincias donde hubo problemas con la entrega de alimentos y bolsas navideñas.
Logramos que el gobierno invirtiera 10 mil millones de pesos antes de fin de año, si sumamos las bolsas navideñas, los alimentos para los comedores, los bolsones de mercadería y los bonos a los planes.
Por supuesto que le hemos dicho al gobierno que el bono es insuficiente y que la ley de emergencia social tampoco es una solución. Es un parche importante que se vuelca al mercado. Porque la gente que cobra los planes sociales no se va de vacaciones a gastar la plata afuera. Sino que la gasta acá, cubriendo lo necesario y elemental.
—¿Estos logros son para las organizaciones o para todos los desocupados nacionalmente?
—Se consiguieron para todos, no solo para las organizaciones que estuvimos en las calles. Los gobernadores, los intendentes, organizaciones que no han hecho nada, ni se han movilizado para reclamar nada, también son beneficiarias de esto. Y esto está muy bien porque si fuese solo para nuestras organizaciones, sería discriminatorio con el resto de los desocupados.
Por supuesto que no somos ilusos, porque los compañeros de las tres organizaciones estuvieron todos en la calle peleando, exigiendo. Por eso planteamos el tema de algunas provincias que han sido discriminadas por el gobierno anterior. Como el caso de la provincia de Santa Fe, donde nunca llegó el programa Argentina Trabaja. En esos casos se va a complementar con un programa de Trabajo de la Nación, llamado el programa PTA, Construir Empleo. Son programas nacionales y tienen el mismo monto salarial que el Argentina Trabaja. Estos son programas universales, son para esa monumental fuerza que son los desocupados en la Argentina. Nuestros compañeros se han roto el lomo para lograr esto, y son los primeros que tienen que ser los beneficiarios.
También se adelantaron –lo que era imprescindible para nosotros– los PTA (Programas Transitorios de empleo Autogestionado), anteriormente llamados Repro, que iban a las fábricas para frenar los despidos. Nosotros les hemos dicho que hay provincias, como Santa Fe, que han sido castigadas por 12 años. Allí los compañeros de nuestra organización ya tienen que hacer una primera carga de 500 compañeros, y otros 500 más para el mes de febrero. Esto no es parte del acuerdo por la ley, sino para emparchar una situación que viene de hace 12 años. Esperamos que se dé cumplimiento porque si no, nosotros saldremos a la calle, como lo hemos hecho siempre.
La Ley de Emergencia Social establece que el Estado tiene que invertir 30 mil millones en tres años, pero no establece tiempos. Lo pueden gastar en el primer año. Nadie puede saber lo que puede suceder de acá a tres años.
—¿Cómo sigue la pelea este año para hacer efectiva esta ley?
—Vamos a una reunión de los Desocupados de la CCC en Santa Rosa, La Pampa el próximo fin de semana, con los delegados de todo el país, para discutir y precisar las distintas situaciones que hay.
Nadie nos va a impedir hacer lo que tenemos que hacer. Nosotros siempre hemos estado en la calle cuando el gobierno no cumple. Por supuesto que vamos a tratar de organizar a aquellos que no están organizados, para reclamar juntos, no que se queden sentados en la casa y que les llegue el beneficio, sino que la peleemos juntos.
La perspectiva para el 2017 es bastante oscura. Nosotros tenemos que tener esto claro. Va a ser un año más duro que el que se fue. Ya se ven las medidas que empezaron a tomar, los tarifazos que ya están encima. Nadie sabe lo que va a pasar internacionalmente, ya sabemos de la política proteccionista de Trump que quiere que empresas como Ford o General Motors que están en México vuelvan a Estados Unidos. Lo que va a pasar internacionalmente, nadie lo sabe, se avecina una situación política muy complicada, sabiendo que los factores de guerra crecen, y ahora se abrió una guerra económica muy fuerte. Por lo tanto va a ser un año muy convulsivo y malo que traerá efectos inmediatos en la Argentina. Nuestro país está en disputa por distintos imperialismos, por lo tanto eso se va a expresar acá, de todas las formas.