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18 de January de 2017

El ejercicio de la democracia grande

hacia el centenario de la revolución rusa (5)

Los bolcheviques practicaron ampliamente la democracia grande antes, durante y después de la Revolución de Octubre. Era la “dictadura del proletariado”, como marcó el camino de la Comuna de Paris (1871). Las grandes mayorías iban tomando en sus manos las decisiones, asumiendo un protagonismo sin precedentes. 

Los bolcheviques practicaron ampliamente la democracia grande antes, durante y después de la Revolución de Octubre. Era la “dictadura del proletariado”, como marcó el camino de la Comuna de Paris (1871). Las grandes mayorías iban tomando en sus manos las decisiones, asumiendo un protagonismo sin precedentes. 
El decreto sobre la tierra, del 8 de noviembre de 1917, estableció la confiscación sin indemnización de todas las tierras a los terratenientes y el clero. La tierra fue nacionalizada y el derecho a utilizarla pertenecía a los campesinos. Con lo cual, éstos se liberaron de un tributo que, sólo en el rubro de arriendos y sin contar todas las nacionalidades, trepaba anualmente a 500 millones de rublos-oro. A esto debe añadirse que con los zares en algunas regiones periféricas y de nacionalidades oprimidas se pagaba el arriendo en especies, y que los campesinos debían pagar también cuotas por la tierra recibida.
Los comités locales y los soviets fueron encargados de supervisar la distribución de las tierras.
Cada aldea llevó a cabo sus propios arreglos, de acuerdo a sus condiciones particulares. La mayoría de los campesinos recibió nuevas tierras. Un 6,7% del total de la superficie expropiada se destinó a los sovjoses (haciendas estatales) y a los koljoses (granjas colectivas).
El control obrero otorgó amplios poderes a los comités de fábrica surgidos posteriormente a la revolución de febrero de 1917 que derrocó al Zar. Los comités eran elegidos por los obreros. Los comités podían intervenir activamente en todos los aspectos de la producción y distribución de artículos. Tenían derecho a fijar índices mínimos de producción y controlar los costos. Para esto, los propietarios de las fábricas tenían que facilitar a los comités de fábrica toda la documentación y la contabilidad. El secreto comercial quedó abolido. 
Lenin consideraba que el control obrero era un paso al socialismo, pues ejercitaba a los trabajadores en la dirección de las empresas.
El control obrero no pudo impedir por sí solo que los banqueros saboteasen la economía del nuevo estado proletario. A fines de 1917, se ocuparon militarmente los bancos y fueron de inmediato nacionalizados. En abril de 1918, se nacionalizó el comercio exterior y se instituyó el monopolio estatal.
En mayo de 1918, Lenin destacaba que eran cinco los elementos del régimen económico existente en aquel momento en Rusia: 1) la economía campesina patriarcal, es decir, en un grado considerable, muy poco integrada al mercado; 2) la pequeña producción mercantil, dentro de la cual estaba inmersa la mayoría de los campesinos que producían excedentes de trigo; 3) el capitalismo privado; 4) el capitalismo de estado y 5) el socialismo. Entonces, era esencial someter al elemento pequeñoburgués predominante que junto al capitalismo privado anarquizaban toda la economía.
No obstante estar sumida la economía en semejante caos, el poder soviético lanzó en 1920 el primer plan a largo plazo en la historia humana: el plan de electrificación de todo el país. 
El poder proletario podía enorgullecerse de que, en tan difíciles condiciones, había concretado como nadie antes lo había hecho las transformaciones democrático burguesas, en lo económico y social, conquistando posiciones tan importantes para llevar adelante la creación de la nueva sociedad: los Soviets como forma de realización de la dictadura del proletariado y el control por éstos de las palancas principales de la economía. 
Se abría una nueva etapa: la recuperación de la economía arruinada y la construcción del socialismo.