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14 de February de 2017

El mundo avanza hacia guerras comerciales y convencionales, con las que se disputa un nuevo reparto imperialista. Macri va por el recorte a los salarios, la flexibilización laboral y la tierra para la oligarquía. Vamos por un paro nacional activo y multisectorial

El fin de la “globalización” y el plan Macri

Hora Política Hoy Nº 1655

 

1. El fin de la “globalización”

 

1. El fin de la “globalización”

El mundo cambia aceleradamente. El triunfo de Trump en Estados Unidos proclamó el fin de la llamada globalización. Esa política imperialista en la que los monopolios corrían a instalarse adónde le aseguraban la mano de obra más barata, y abrían las puertas a los inmigrantes para el trabajo manual y sucio. Decían entonces que, con la restauración del capitalismo en Rusia y en China, la caída del muro de Berlín, marcaban el triunfo del capitalismo y el “fin de la historia”. El centro de la producción mundial se desplazó del Occidente y el Océano Atlántico (Estados Unidos y Europa), al Oriente y el Pacífico, centrado en China y el Sudeste de Asia.

Las oligarquías gobernantes de nuestros países corrieron a arrodillarse ante los dueños de ese mundo. Así fue en la Argentina, desde Menem con las privatizaciones, entregando por monedas el capital estatal, dejando a millones de trabajadores en la calle y abriendo el camino de la flexibilización laboral. El gobierno de De la Rúa y la Alianza profundizó ese camino. Y el de los Kirchner, aprovechó el período de altos precios de las materias primas, para someter el país a “la alianza estratégica integral” con el imperialismo chino: le dio hasta bases militares.

Franco Macri, padre del presidente, engordó su fortuna durante la dictadura; y durante los gobiernos K, fue representante de los monopolios estatales chinos en América Latina, y sus empresas estuvieron en casi todos los negocios K. Mauricio Macri, llegó con su programa de abrir el país a los capitales imperialistas, ofreciendo ser furgón de cola de ese “aluvión” de capitales extranjeros, que iban a venir. Se abrazó a Hillary Clinton, la perdedora de la carrera presidencial yanqui, y con ella a la ilusión de que había “globalización” para rato.

 

2. El imperialismo tiene pies de barro

En esos años de borrachera por “el triunfo del capitalismo imperialista”, el PCR señaló que esa euforia tenía pies de barro. Esas decenas de millones de nuevos obreros que ganaban un dólar diario, no podían pagar con meses de su salario entero las zapatillas que fabricaban en minutos. Como señaló Otto Vargas (secretario general del PCR), cada vez más, las ganancias de esos capitales imperialistas iban a la especulación, lo que incubaba la crisis que estalló, en el 2008, la mayor de la historia.

Señaló el PCR, también, que el imperialismo, en especial el yanqui, siempre apostó a las guerras, con su poderoso aparato militar-industrial, para disputar la hegemonía mundial. También fue así para la Rusia desde Breshnev a Putin. Y la China imperialista en ascenso, también se ha lanzado a sostener su expansión económica con su despliegue estratégico. De hecho, como señaló el papa Francisco, vivimos una tercera guerra mundial en etapas.

Los jefes de esos tres imperialismos, Trump, Putin y Xi Jinping, muestran las corrientes fascistas que avanzan en el mundo. Los tres tienen pies de barro, como lo demuestran las gigantescas movilizaciones contra Trump, las masivas huelgas y puebladas en China, las protestas en Rusia, y la lucha de pueblos y naciones contra los viejos y los nuevos amos.

Por decir estas cosas, el PCR fue acusado de “dinosaurio”; y quienes se dicen de izquierda se burlaban de las fuerzas revolucionarias y afirmaban que la revolución era “una utopía”, o “un sueño eterno”. El fin de la “globalización” se está produciendo. La nueva receta imperialista es redoblar la disputa por la hegemonía mundial con guerras comerciales y convencionales. Guerras que están produciendo sufrimientos brutales a nuestros pueblos. Millones sometidos al hambre, la desocupación, y a escapar de los genocidios que provocan los bombardeos a sus países.

Frente a esos brutales sufrimientos, que muestran la verdadera cara del imperialismo y sus cómplices nativos, crece la rebeldía de los pueblos, como se ve en Estados Unidos contra Trump, y en América Latina, con puebladas en México, la huelga de los mineros del cobre en Chile, las luchas obreras, campesinas, de los originarios, las mujeres y los jóvenes en la Argentina y otros países de América Latina. No va a ser un camino fácil, como dolorosamente lo han comprobado los pueblos con el fracaso de las teorías del Socialismo del Siglo 21: no hay salida de la dependencia apoyándose en los imperialismos chino y ruso, y sin una reforma agraria que liquide el latifundio terrateniente. De este mundo imperialista podrido hasta los tuétanos, solo se sale con nuevas revoluciones que lleven al poder a los que producen la riqueza: los trabajadores, los campesinos y originarios, las mujeres, los jóvenes. Y este mundo imperialista podrido, va a ser la partera de nuevas revoluciones.

 

3. La Argentina de un puñado de ricos

Tarifazo en la electricidad, y la sacan del índice del Indec para mentir que la inflación baja. Cada día cierren fábricas y comercios, otros despiden como Alpargatas, o suspenden. El Indec “reconoce” que en 9 meses se perdieron 127.000 puestos de trabajo y cerraron 5.100 empresas. Y los ministros salen a macanear que “se crearon 50.000 empleos”.

El “acuerdo laboral” de Vaca Muerta es la receta de Macri para el movimiento obrero: despedir, achicar el salario a la mitad, y liquidar las conquistas de los convenios.

Miles de campesinos, originarios y chacareros pierden todo por las inundaciones en el cinturón de La Plata, en Santa Fe los tamberos, en La Pampa y Río Negro los criadores por los incendios. Los grandes terratenientes hacen su fiesta comprándoles las tierras por nada. Así es “la modernidad”, se lo dijo el ministro Buryaile a los oligarcas de la Sociedad Rural.

Para Macri las mujeres tienen que esperar a ser víctimas para que las tengan en cuenta. Nada de gastar plata en prevenir la emergencia en violencia. El aparato estatal que les permitió a los narcos que se adueñaran de gran parte del territorio y envenena a la juventud, no se toca.

La política de Macri llena los bolsillos de un puñado de monopolios, bancos y grandes terratenientes, a costa de la caída del salario y la superexplotación de los trabajadores, la expulsión de sus tierras de los productores agrarios, y la mitad del pueblo en la pobreza: desocupado, precarizado, jubilado con la mínima.

 

4. Construir el paro nacional

Pararle la mano a esta política de ajuste, entrega y represión, es la gran tarea actual.

Las luchas se multiplican. Como la de los trabajadores de AGR-Clarín, por la que debemos impulsar la más amplia solidaridad, acompañando las decisiones de sus trabajadores. O los productores de La Plata, La Pampa, Río Negro, tamberos santafesinos, y demás castigados por catástrofes que se pudieron evitar si se hubieran hecho las obras prometidas.

El macrismo va por la tajada más grande: achicar los salarios y flexibilizar. Apunta a los docentes, aplicándole el tope salarial que quiere imponer a todos los trabajadores. También los bancarios defienden lo conquistado en sus paritarias. Los topes salariales están en juego ahora, para todos los trabajadores. Hoy todos somos docentes y bancarios. Esperar a que lleguen las paritarias “grandes” es un camino de derrota.

Hoy, en cada fábrica y cada lugar de trabajo, en asambleas y cuerpos de delegados, llevamos la discusión de la urgencia del paro nacional activo y multisectorial, y reclamarlo en cada gremio. Para que el movimiento obrero se plante con ese paro y se una a campesinos, originarios, mujeres, jóvenes y demás sectores populares, y le pare la mano al ajuste, la entrega y la represión. La convocatoria de la CGT el 7/3, junto a otras centrales y el “triunvirato social”, debe ser un paso adelante hacia el paro nacional.

 

5. Una gran fuerza popular, nacional y democrática

Macri está de campaña electoral. Abajo crece la bronca contra su política, incluso en muchos de los que lo votaron. Y también crecen los desencantados de Cristina y su corrupción.

Amplios sectores buscan caminos para no quedar entrampados en la falsa polaridad: Macri o Cristina. Urge la construcción de una gran fuerza popular, nacional y democrática, que exprese en las elecciones lo que está en las calles.

Un gran frente real,que una a los que vienen enfrentando a la política macrista desde el campo popular. Desde el PTP, el PCR y el Frente Popular trabajamos para confluir en esa opción electoral, con fuerzas, sectores y personalidades de la izquierda, peronistas, los que han roto con el kirchnerismo, socialistas; radicales, del GEN y la CC opositores al macrismo; luchadores del movimiento obrero, campesino, originario, de mujeres, de jóvenes, de la lucha democrática y nacional, ambientalistas, etc.

Una fuerza que aporte a la lucha por pararle la mano a Macri, antes, durante y después de las elecciones. Una fuerza del pueblo que quiere ser poder, para sacar al país de la miseria y la humillación a la que lo vienen sometiendo, limpiarlo de las mafias y la corrupción, y recuperar las riquezas y la soberanía nacional para construir la patria nueva.