En medio de la vendimia se conoció la noticia del proyecto, recientemente oficializado por el gobierno nacional, que pone en venta 15.500 hectáreas del ejército en Córdoba en el Campo Ordoñez y en Mendoza en la zona denominada Campo Los Andes en Tunuyán, en el paraje La Remonta.
En medio de la vendimia se conoció la noticia del proyecto, recientemente oficializado por el gobierno nacional, que pone en venta 15.500 hectáreas del ejército en Córdoba en el Campo Ordoñez y en Mendoza en la zona denominada Campo Los Andes en Tunuyán, en el paraje La Remonta.
En Mendoza se colocan a la venta 7.216 hectáreas de un territorio más extenso que limita hasta Chile, ubicado estratégicamente en zonas irrigadas por el Río Tunuyán y arroyos secundarios, uno de los principales abastecedores hídricos de la provincia. De estas hectáreas 3.900 cuentan con derecho a riego, situación sumamente valorada y apreciada por cualquier “inversor”, con tierras de alta capacidad productiva y una de las zonas más cotizadas para la plantación de vid de alta gama. El proyecto establece una subasta de parcelas de 50 hectáreas con valores de entre 15 mil y 30 mil dólares cada hectárea.
En la zona en venta viven varias familias y arrieros que trabajan estas tierras desde hace varias generaciones. Las familias no fueron consultadas ni advertidas, un productor nos decía: “Hemos trabajado toda la vida en las chacras de ahí. Desde el año pasado, el Ejército empezó a sacar gente y destruían las casas para que no volvieran. Ahora quieren hacer lo mismo con los que quedan. Nos dicen usurpadores a nosotros que nacimos aquí y después vamos a tener que ir a pedir agua a los extranjeros”. Otra vecina comentaba: “Yo no soy estudiada, pero sé pararme frente a la tierra y analizar dónde hay agua y hacia dónde va el viento antes de sembrar. Es lo que tendrían que haber hecho: pararse en el territorio y ver cuántas familias viven aquí y cómo antes de armar un proyecto”.
El proyecto que el gobierno quiere presentar como un “estímulo productivo para el lugar”, esconde sus verdaderas intenciones: generar un gigantesco negociado latifundista para los monopolios extranjeros, que no sólo se podrán apropiar de tierras estratégicas en zonas de alta importancia productiva, sino que implica a la vez la venta de los preciados derechos de riego en una zona de abastecimiento de agua.
La alarma se encendió en toda la zona porque saben que ningún productor local podrá pagar 15 mil dólares por hectárea cuando hoy está tratando de sobrevivir para no terminar de quebrar por las políticas de ajuste que han provocado una crisis profunda en el sector agrícola provincial.
El proyecto lo único que fomentará será el latifundio y la extranjerización de tierra, profundizará la quiebra de pequeños y medianos productores que cada vez verán más imposibilitado su acceso a la tierra y permitirá una alta recaudación monetaria al rematar bienes estratégicos nacionales.
El gobierno nacional y provincial vuelve a mostrar sus intereses más profundos: en vez de impulsar un proyecto de acceso a la tierra para los productores locales, promoviendo determinadas plantaciones necesarias para la alimentación nacional y fomentando la radicación en las zonas rurales, vuelve una vez más a beneficiar a los grandes monopolios y terratenientes centralmente extranjeros.
Como dice el comunicado de los vecinos autoconvocados: “Este proyecto sólo viene a vender nuestra tierra y su agua a unos pocos extranjeros que pretenden quedarse con todo. Como está sucediendo en la Patagonia quieren entregar la fuente de vida más preciada que tenemos, por unas pocas monedas. Agotamos las pocas instancias de diálogo que propusimos para evitar el conflicto”.
Desde su anuncio se han producido distintos cortes de ruta y asambleas de vecinos que tienen una larga trayectoria de lucha ya que han sido parte de una de las asambleas más importantes en defensa del agua y en contra de la megamineria.
Como afirman los vecinos de la zona: “Hoy nos levantamos nuevamente en defensa del territorio, el agua y la vida. Hoy, salimos a la calle a decirles que no dejaremos que vendan nuestra soberanía. Hoy, gritamos fuerte que queremos decidir cómo desarrollarnos, y qué pretendemos para nosotros y las generaciones futuras. Hoy, no estamos dispuestos a permitir que rematen nuestra dignidad. Hoy afirmamos: no se compra una patria que no se vende”.