Rafael, María… nombres de dolorosa ausencia, con vigorosa presencia en las brasas del Argentinazo, que nuestro pueblo se empeña en reavivar. Un año de extrañarlos en la alegría de las batallas ganadas, y en la cotidiana marcha de preparar los pasos libertarios por venir…
La tierra labrada se ha abierto en surcos,
de ellos brotan añejos reclamos,
la Argentina entera preñada de injusticia y rebeldía,
gritó, se unió y un puño agrario y popular golpeó…
Se oyó entonces
a nuestros hermanos y hermanas de los pueblos originarios,
a los pequeños y medianos campesinos, a quienes producen…
Y estabas ahí querido Rafael…
son miles los jóvenes que preocupados por la tierra reseca, castigada,
quieren preñarla de pan para el pueblo.
Se sigue comprando y sobornando a la justicia,
que ciega más ciega, aunque algunos se esfuercen en inclinar la balanza,
inmoviliza en el banquillo de los acusados a las jóvenes ultrajadas,
cuyos cuerpos heridos son una pesada marca impune,
signo de la doble opresión…
Pero, querida María, son miles las que persistentemente
y sabiendo que juntas se puede, insisten en organizarse
y romper uno a uno los eslabones de esa cadena que nos ata.
Sofía