El jueves 1 de junio tuvimos que lamentar el fallecimiento del compañero Enrique “Kike” Villalba, obrero de Mondelez Pacheco y protagonista de grandes luchas.
Kike tenía 45 años, y fue despedido por su compañera Zuly y sus seis hijos, sus parientes, y una gran cantidad de compañeros y amigos, muchos de ellos de Mondelez, donde Kike entró a trabajar en el 2000, cuando se llamaba Nabisco.
El jueves 1 de junio tuvimos que lamentar el fallecimiento del compañero Enrique “Kike” Villalba, obrero de Mondelez Pacheco y protagonista de grandes luchas.
Kike tenía 45 años, y fue despedido por su compañera Zuly y sus seis hijos, sus parientes, y una gran cantidad de compañeros y amigos, muchos de ellos de Mondelez, donde Kike entró a trabajar en el 2000, cuando se llamaba Nabisco.
En la fábrica fue querido por sus compañeros. Era arquero del equipo de fútbol de su sector y era el capitán del mismo. No se perdía un campeonato, referente genuino de su sector. Respetado por la patronal, ya que se plantó muchas veces en defensa de los derechos y las necesidades de sus compañeros. En ese camino se afilió al PCR. En el 2008 fue elegido como delegado de hecho por sus compañeros del sector de Depósito, y fue uno de los despedidos por la patronal yanqui en agosto de 2009.
Allí Kike fue uno de los principales protagonistas de esta histórica lucha encabezada por la Comisión Interna. En los 38 días de ocupación se mantuvo dentro de la planta, convencido de la justeza de la lucha. Muchísimas son las anécdotas que se recuerdan de esos días, pero vale mencionar que por aquellos días su madre, que se había afiliado a nuestro Partido, estaba muy enferma, y que cuando él la fue a visitar le dijo “Quedate con tus compañeros”, lo que Kike hizo hasta el último minuto, siendo uno de los detenidos dentro de la propia empresa la noche del 25 de septiembre del 2009, tras resistir por horas el desalojo. Las fotos y filmaciones de esa noche lo muestran saliendo orgulloso de la planta fumando un habano tras su liberación.
De su valentía dan fe sus compañeros, algunos gerentes de Kraft y la propia policía a la que enfrentó esa noche. La lucha siguió, y estar fuera de la planta fue muy duro pero Kike era consecuente con sus ideas y sus prácticas, jamás se quebró, no arregló, dijo lo que pensaba y lo cumplió, en un mundo donde impera el individualismo.
Kike era clasista de Salamanca y de Bogado, su conducta así lo dice cuando conquistó su reincorporación y la ganó. Con el acompañamiento de sus compañeros de trabajo, de movilizaciones de la CCC y los abogados, a fines de 2015 Kike volvió a su lugar de trabajo. Los años fuera de la fábrica mellaron su salud, lo que precipitó la enfermedad que le ocasionó el fallecimiento. Emotiva y dolorosa, fue la noche cuando todos sus compañeros de sector lo despidieron en la funeraria.
Kike, en estos años, también integró las listas de candidatos del PTP en el frente electoral del 2013, así como fue parte de la Lista Celeste y Blanca en la última elección del gremio de la Alimentación.
Recordaba Ramón Bogado, dirigente de aquella lucha de Kraft del 2009 y secretario zonal del PCR que “No fueron fáciles sus tantos años de lucha fuera de la fábrica. Su familia con Zully a la cabeza se bancaron todo. Parar la olla y nunca reprochar nada. Estaban claros quiénes eran sus enemigos. “En patas y hambreado‘, pero nunca entregado. Ese fue tu lema gordo. Cuánto para aprender. Más en estos momentos de crisis donde te venden la individual para conveniencia de los mismos que te cagan de hambre”.
En el mismo sentido escribió uno de sus compañeros de Kraft y del PCR, César García: “se fue alguien que siempre defendió a sus compañeros, que siempre estaba pero estaba principalmente en las malas, que se puso al frente contra esa empresa, y ganaste Kike Villalba. Los yanquis de Kraft te tuvieron que aguantar de vuelta adentro. Siento mucho dolor gordo, pero dejaste un legado a todos nosotros del cual estamos orgullosos, y vamos a seguir”.
