Un aspecto fundamental de la tarea política del naciente Partido Comunista de la Argentina a comienzos de la década del 20 del siglo pasado fue la defensa y difusión de la obra de la “Rusia sovietista”, como se decía en esos años. Esto tuvo su expresión en el ámbito de la cultura, difundiendo las premisas de los bolcheviques, así como su producción cultural (cuentos, poesías, obras teatrales, películas, etc.).
El PC realizó un intenso trabajo solidario con el pueblo ruso, que enfrentaba en ese entonces la agresión imperialista y una cruenta guerra civil, que buscaba ahogar el poder soviético por la guerra y el hambre. Justamente para enfrentar esto último, la recientemente creada Tercera Internacional, lanzó una campaña de “ayuda a los hambrientos de Rusia”, motorizada por los partidos comunistas en todo el mundo.
En consonancia con eso, aquí en nuestro país se llevaron a cabo distintas iniciativas: festivales, recaudaciones solidarias, y una sonada exposición de artistas plásticos, que se inauguró en Buenos Aires el 18 de enero de 1922. El PC impulsó un comité organizador de carácter amplio, donde estaban artistas que ya tenían renombre, como Emilia Bertolé, la primera mujer ganadora de un primer premio en el espacio oficial del Salón Nacional de las Artes, José Fioravanti, también ganador de un primer premio del Salón. Desde estos artistas ya con renombre la convocatoria se amplió y participaron de la muestra, con el nombre de Exposición Artística a Beneficio de los Hambrientos de Rusia, gran cantidad de pintores, grabadores y escultores. Algunos renombrados y con participación en el circuito oficial de la difusión de las artes plásticas, así como otros más contestatarios, como los denominados “Artistas del pueblo”, representados en el comité organizador por Agustín Riganelli.
El periódico del PC La Internacional (22 de enero de 1922) en un artículo sobre la inauguración de la muestra, cita extractos del discurso del “camarada Scheimberg” en relación a la importancia de la muestra y su objetivo: “Aun cuando sus organizadores son francamente simpáticos a la gran revolución rusa, han querido de propósito colocarse en este caso por encima de todo pleito político para que su ayuda al pueblo ruso fuese más eficaz y numerosa”. La muestra artística fue un éxito, a tal punto que tuvo que prolongar su período de exhibición. Muestra a las claras cómo la simpatía hacia los revolucionarios rusos iba mucho más allá de los militantes del PC, y conmovía a sectores de la cultura con diferentes posiciones políticas e ideológicas.