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12 de July de 2017

“Bienvenidos al infierno”, prometían los carteles de los manifestantes en la “Cumbre del G-20” que reunió en Hamburgo a los matones de las potencias imperialistas, así como algunos “gerentes” como Macri.

Cumbre del G20 en Hamburgo

Contradicciones por arriba y repudio popular

Las calles de la ciudad alemana, entre el 6 y el 8 de julio, estuvieron llenas de jóvenes que repudiaron las políticas acordadas en el G-20, y que mantuvieron grandes enfrentamientos con la policía germana. La canciller Angela Merkel ordenó un despliegue de más de 20 mil efectivos, con carros hidrantes, perros, caballos, etc., que no alcanzaron para frenar la combatividad popular de decenas de miles. Hubo acampes y decenas de actividades políticas y culturales en paralelo a la Cumbre, rigurosamente vigiladas por las fuerzas de seguridad alemana que, además de la represión abierta, llegaron a utilizar un programa de espionaje denominado “troyano estatal”, que permite interferir los mensajes de whatsapp. “Coches quemados, escaparates rotos y aceras levantadas daban testimonio de la dureza del combate urbano”, dice el diario español El País.
 
Debates en la cumbre
Puertas adentro de la Cumbre, los “buenos modales” no pudieron ocultar las crecientes tensiones entre las potencias, en distintos temas, como los refugiados, el cambio climático, los acuerdos de comercio, la “lucha contra el terrorismo”, etc. En el propio “triunfo” de mantener los acuerdos de París sobre el calentamiento global, en el que se repitieron los hipócritas llamados a “cuidar el planeta”, Merkel no pudo ocultar las diferencias con Trump diciendo “Cuando no hay consenso, hay que reflejar el disenso, no ocultarlo”.
Otro de los puntos salientes fue la entrevista bilateral entre los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Rusia, Vladimir Putin. De la larga reunión (más de dos horas), lo que dejaron trascender los capomafias imperialistas fue la profundización del intervencionismo en Siria, acordando entre ellos un “alto el fuego” en la zona suroeste del país. La “buena química” que según el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, hubo entre Putin y Trump no alcanzó para tapar las diferencias a la hora de abordar temas como la injerencia rusa en las últimas elecciones, ni sobre Ucrania, a la que el Kremlin considera parte de su “patio trasero”.
Otro tema que mostró los cambios en el escenario político internacional a partir de la asunción de Trump fue el debate sobre el “libre comercio”, manera elegante de llamar a los acuerdos entre las principales potencias para favorecer a sus respectivos monopolios, en los períodos en los que no llegan a enfrentarse en guerras abiertas. A duras penas, frente a la prédica proteccionista de Trump que busca frenar las importaciones (con lo que entra en contradicción no sólo con China sino con sus aliados de Occidente como Alemania) y pretende una primacía de su complejo industrial militar, el G-20 acordó una fórmula que habla de un “libre comercio justo” y de “instrumentos legítimos de defensa comercial”. Chau al discurso de la globalización.
También quedaron en evidencia las contradicciones entre las potencias europeas continentales, particularmente Alemania y Francia de un lado, e Inglaterra del otro. Esto nos toca de cerca ya que el presidente argentino, Mauricio Macri, viene dando muestras de buscar un tratado de libre comercio con la Unión Europea, si bien no deja de mostrarse genuflexo ante Londres. Una muestra de la real importancia de nuestro país para las potencias en esta situación fue que, tanto la premier británica May como el presidente francés Macron levantaron sus reuniones bilaterales con Mauricio “por problemas de agenda”. 
China volvió a ubicarse como el “tigre en la montaña” que ve cómo crecen las contradicciones en Occidente y se dedicó a mantener varias reuniones bilaterales, defendiendo su iniciativa de la “Ruta de la Seda” como parte de mantener el “impulso del crecimiento global”, dice la agencia de noticias Xinhua. El presidente chino Xi Jinping venía de una gira por Rusia, considerada por los chinos “el evento bilateral más importante del año”.
La Cumbre de Hamburgo ha sido otra muestra cabal del crecimiento de la incertidumbre en la situación política internacional, en la que se  aceleran los factores de guerra.
Mientras tanto, Macri se pavoneó por el escenario del festival Global Citizen con Shakira y otros cantantes, anunciando que la Argentina será la sede de la próxima “Cumbre”, el año entrante. Pues bien, sabremos darle una digna recepción, como ha hecho el pueblo alemán.