Según los últimos datos del Indec, al segundo trimestre de 2017 la actividad económica logró una recuperación semejante al de la caída del año pasado, es decir de un 2,7% interanual (aunque en términos “per cápita”, por el crecimiento anual de la población, sería de apenas un 1,7% interanual). Este relativo repunte de la economía también resulta parcial, ya que algunos de los sectores muestran una mayor recuperación en relación a la caída de 2016 –en lo que se destaca la construcción fogoneada por la obra pública y el agro pampeano (granos y carnes)–, que compensan en el promedio el estancamiento o caída de otros sectores. Cuestión que estaría en la base del continuado aplastamiento del consumo privado masivo, junto al retraso salarial y la mayor desocupación.
Salarios y ocupación
“Si bien la inflación descendió en comparación con el pico de 2016, aún continúa en niveles galopantes, y por encima de la meta anunciada por el BCRA: en los últimos 12 meses el nivel de precios se incrementó un 22%, mientras que hasta julio de 2017 acumuló 13,4 puntos porcentuales (p.p.), de los cuales 4,8 p.p. pertenecen al segundo trimestre. Este ritmo inflacionario eliminó toda posibilidad de recomposición salarial durante el primer semestre: comparando con igual lapso de 2016 el salario real promedió un 0,8% menos, aunque invirtiendo el signo en el segundo trimestre (+1,4% i.a.). Esta reciente mejora interanual, de todos modos, no valida la idea de que "el salario le gane por goleada a la inflación en 2017", como postulara Nicolás Dujovne, habida cuenta además de que buena parte de los aumentos paritarios ya están contabilizados y que se vislumbran nuevos ajustes tarifarios en el horizonte cercano.
“Esta situación salarial convive con un mercado de trabajo en estado calamitoso. Sin grandes cambios respecto de la situación previa, los "Argentinos Desesperados por el Desempleo" (medición de Geres que contabiliza a los trabajadores en pésima situación) superó el tercio de la PEA (población económicamente activa), siendo que el subconjunto de los directamente "desocupados" (considerando un criterio más amplio que el del Indec) configuran una tasa de desempleo del 14%”.
Déficits gemelos
El Resumen continúa con los porcentajes de la evolución de las cuentas del Tesoro nacional, cuyos ingresos en pesos muestran un aumento en el primer semestre del 32,0% en relación al primer semestre de 2016, que supera en apenas el 0,5% a la variación en el llamado gasto primario, es decir sin incluir los pagos por intereses. Si se los incluye, dado que por el mayor endeudamiento dichos pagos aumentaron un 70%, el párrafo concluye que siendo éste un 2,5% del PBI, el déficit total durante 2017 se ubicaría en un nivel similar al registrado en 2016 (6,6% del PBI).
“El ciclópeo déficit de las cuentas públicas continúa condicionando la política monetaria del Banco Central, sustentada en el régimen de metas de inflación: los adelantos transitorios y el creciente endeudamiento en moneda extranjera para financiarlo –siendo que estos dólares son adquiridos por la autoridad monetaria para reforzar las reservas y regular el mercado de divisas– alimentaron el “excedente monetario”, a pesar de la profundización del proceso de esterilización. Así, el stock de Lebac dio un nuevo salto al ubicarse –al cierre de agosto– en la friolera de $951.584millones, superando en un 15% el actual nivel de reservas.
“No obstante, el endeudamiento externo no compensa el peligroso crecimiento de la fuga de capitales, que deteriora aún más las cuentas externas, y que contribuyó a acelerar la depreciación del tipo de cambio desde el mes de junio. En este marco, el BCRA le puso un techo a la escalada del dólar interviniendo en el mercado cambiario y endureciendo nuevamente la política monetaria, con una suba de la tasa de interés de referencia al 26,25%”.
En cuanto a las cuentas externas del país se señala que, por el práctico estancamiento de las exportaciones y el aumento de las importaciones, el comercio de bienes acumuló un déficit de U$S3.428 millones en enero-julio de este año, lo que implicó un notable deterioro de casi U$S4.500 millones en comparación con igual período de 2016. De continuar esta tendencia, el déficit de 2017 podría superar los U$S6.000 millones, después que el año pasado todavía se había registrado un saldo positivo de U$S2.124 millones. Si a ello sumamos el también agravado déficit de la cuenta de los llamados servicios reales –donde pesa fuertemente el turismo– y los servicios finanancieros (rentas y pago de intereses), el déficit total de la cuenta corriente de la balanza de pagos rondaría un 4% del PIB este año, empeorando más de un punto porcentual con relación al resultado observado en 2016 (–2,8% del PIB), y constituyéndose como el más elevado desde 1999.
“Adicionalmente, el sector privado no financiero reportó una salida neta de divisas por unos U$S2.900 millones, de los cuales U$S2.300 millones respondieron a la compra neta de billetes (adquisiciones asociadas a la fuga de capitales). El financiamiento de los desequilibrios, una vez más, provino del endeudamiento público, pero esta vez acompañado de una desacumulación de reservas internacionales por U$S2.528 millones.
El Resumen de Geres concluye que más allá de los dichos de Macri (“la economía argentina está creciendo luego de cinco años de estancamiento”), la realidad es que el “crecimiento” observado actualmente se sigue dando en el contexto de estancamiento prolongado, que viene alternando desde 2012 caídas en los años pares con subas en los años impares (electorales). Con el agravante del condicionamiento de los gigantescos déficits gemelos, a los que habría que agregar los déficits del Banco Central y de otros organismos descentralizados del Estado, y los de las provincias e incluso municipios. Aún si el gobierno de Macri tuviera margen para seguir tomando dólares prestados para financiar los déficits, “el acelerado ritmo de endeudamiento actual – crecientemente en moneda extranjera– resultará cada vez más difícil de mantener… en un contexto mundial mucho más adverso que el registrado en la década pasada –en particular, con precios de commodities ostensiblemente más bajos y una situación económica aún difícil en Brasil–, y dado el rumbo de política económica del gobierno orientado hacia el ajuste, cuesta vislumbrar factores que puedan afianzar en el tiempo el repunte que evidencia actualmente la economía local”.