Las estrofas del Himno Nacional y de La Internacional dieron inicio a la conmemoración de la gesta iniciada en octubre de 1917, que inauguró una nueva época de la historia de la humanidad.
Las estrofas del Himno Nacional y de La Internacional dieron inicio a la conmemoración de la gesta iniciada en octubre de 1917, que inauguró una nueva época de la historia de la humanidad.
Con la presencia de miembros del Comité Central del PCR y delegaciones de las zonas de Capital Federal y del Gran Buenos Aires, se invitó a subir al escenario a Otto Vargas, secretario general del PCR, Jacinto Roldán, Rosa Nassif y Arnoldo Gómez, miembros del CC del PCR, y Luciano Alvarez, secretario de la JCR.
Habló el camarada Arnoldo Gómez reflexionando sobre el significado histórico de la revolución y su vigencia actual en las nuevas condiciones generadas por la derrota del proletariado a partir de la restauración capitalista en los ex países socialistas. Aquí reproducimos con subtítulos propios la mayor parte de su discurso (completo en Internet).
Palabras de Arnoldo Gómez
Estamos todos muy contentos conmemorando los 100 años de una insurrección que abrió toda una época en la historia de la humanidad.
Cuando los bolcheviques se lanzaron a la insurrección no había ni antecedentes, ni socialismo en el mundo. No tenían retaguardia y se lanzaron. Su única experiencia previa había sido la de la Comuna de París que sólo logró mantenerse algunas semanas en el poder.
Ya habían pasado 47 años desde que la Comuna había sido ahogada en sangre. Los países capitalistas habían entrado en su fase imperialista de desarrollo e imperaba la reacción en todas las políticas de las potencias. Los viejos partidos marxistas de la Internacional, que habían fundado Marx y Engels, habían sido ganados por el revisionismo y se sumaban a la política belicista de sus burguesías. En esas condiciones los bolcheviques se animaron, ganaron a los obreros y se lanzaron a la insurrección.
Cuando triunfaron en Petrogrado todos pensaban que esa insurrección iba a ser ahogada como había sido ahogada La Comuna. Es más, cuando sobrepasaron los días que había existido La Comuna, Lenin bajó al patio del Palacio a festejar, habían sobrevivido un día más que aquella.
En esas condiciones se desarrolló la revolución. Se insurreccionaron las ciudades, se insurreccionaron los cuarteles, el campo ruso se incendió y después de años de una guerra civil prolongada, con 14 potencias extranjeras que trabajaron para la contrarrevolución, la revolución socialista se impuso en el país más extenso del planeta. Esto conmocionó a los pueblos del mundo, el sueño de generaciones de obreros, desde las utopías de Moro hasta la conquista transitoria que tuvieron los comuneros, se hacía realidad. Los obreros y los campesinos, los pobres de toda índole, decidían qué se hacía, qué se producía y cómo se distribuía el producto en el territorio extenso de Rusia. Las naciones oprimidas se conmovieron también: decenas de naciones que habían estado bajo las botas zaristas se sumaron a la rebelión, su independencia era reconocida y respetada por el nuevo poder de los obreros. Esto trajo además un inmenso desarrollo de las luchas y un gran avance en los derechos de todos los pueblos. No quedó encerrado solo en Rusia, la oleada fue internacional.
No fue fácil, los días de la guerra civil fueron de padecimientos y de hambre, lo que se llamó el comunismo de guerra en la historia del partido bolchevique. Pero la solidaridad de clase, la férrea unidad de los obreros y de los campesinos pobres ejerciendo el poder, siendo los dueños de todo, les permitió seguir adelante y triunfar. Sobrepasada la guerra civil, se formó la Unión Soviética, que era unión porque todas esas naciones de forma libre e independiente decidieron unirse en una Unión de Repúblicas Soviéticas. Esa unión de repúblicas soviéticas en unos 15 años, desarrolló su economía, sus fuerzas productivas, su industria y su ejército. Quedó en condiciones de ser la muralla de acero frente al cual las hordas fascistas de Hitler, que contaban con el ejército más poderoso que se había armado en la humanidad hasta ese momento, mordieran el polvo de la derrota. Millones de soviéticos en medio del hambre, 20 millones de todas las nacionalidades dejaron su vida, lo derrotaron y clavaron la bandera roja en el Reichstag en 1945. Por eso para nosotros habrá gloria eterna a los comunistas rusos que dirigidos por Stalin hicieron esta proeza en la Segunda Guerra.
El mundo cambió para siempre, el sistema colonial se desmoronó, los pueblos y naciones avanzaron en sus luchas. Las revoluciones nacionales crecieron, en China Sun Yat-Sen estableció la amistad con la República Soviética, en Turquía se levantó Kemal Atatürk. El cambio mundial se inició con la Revolución de Octubre, siguió con el triunfo en la Segunda Guerra Mundial y después con la gran Revolución China. En ese entonces, un tercio de la humanidad vivió bajo el socialismo.
En nuestro país todo esto generó conmoción: se fundó el Partido Comunista luego de la Insurrección de Octubre, la propia Reforma Universitaria estuvo influida por estos hechos y en las rebeliones de la Patagonia estaban estas ideas circulando. Llegó a haber hasta un soviet en la municipalidad de Rosario, el levantamiento de los campesinos en el Grito de Alcorta. Mosconi apareció dentro de las filas de la política argentina; todo iba cambiando en la política nacional y mundial. Fue el período en que se fundaron los grandes sindicatos por rama en nuestra patria, y en el que se realizó la huelga de la construcción. Una oleada de luchas que, con el triunfo soviético frente a los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, llevó a lo que fueron las grandes conquistas obreras que consagró Perón. Las mismas por las que ahora viene Macri en parte. Conquistas que han perdurado y que siguen signando al movimiento obrero argentino hasta el día de hoy. Y a dónde hubieran llegado si el revisionismo que impregnaba ya al Partido Comunista no hacía la traición de la Unión Democrática.
La restauración capitalista
Estas luchas y este cambio en el mundo signaron toda esta época, la revolución parecía imparable. Y esto muchas veces, o por lo menos así lo refleja esta experiencia histórica, se subió a la cabeza de los comunistas y nubló las mentes, se pensó que era un camino de ida y que no tenía retorno. Ya en el año 1936, en la Constitución de la Unión Soviética se escribió que se habían acabado las clases y la lucha de clases. En el mismo período Mao Tsetung, en China, escribía su tesis filosófica que planteaba: la contradicción está en todo proceso desde el principio hasta el fin. Estos errores en ese período de la URSS, como señaló en anteriores discursos Otto Vargas, desde la época de la guerra civil llevaron a que, en nombre de las dificultades culturales de las masas, los cuadros del PCUS ocuparan lugares de poder reemplazando el protagonismo de las masas. Posteriormente ante las situaciones generadas en la Segunda Guerra los mismos cuadros del Partido se hicieron cargo de las direcciones de las empresas, de los mecanismos de poder y de las cooperativas. Estas posiciones fueron usadas en privilegio personal, como señaló Echagüe, en su libro sobre la restauración; estos sectores se coludieron con los elementos de producción mercantil y de intercambio de mercancías que subsistían en la sociedad socialista, y fueron creando una corriente a la cual Stalin no le pudo dar batalla o se la dio en forma insuficiente, porque estas concepciones filosóficas trababan el ver la raíz de las contradicciones. A la muerte de Stalin esta corriente creció, ocupó posiciones y encabezada por la camarilla de Kruschev impusieron las tesis revisionistas en el 20 Congreso del PCUS que fueron el inicio de la restauración consumada en el posterior golpe de Estado.
Mao Tsetung denunció la restauración capitalista en la URSS, pero fue más lejos, señaló que esa nueva burguesía usurpando las poderosas fuerzas productivas que se habían desarrollado con la revolución socialista, se transformaba en un nuevo socialimperialismo. De vuelta la bota de Moscú se imponía sobre las viejas naciones oprimidas por los zares y sobre las nuevas naciones que se habían levantado en el oriente de Europa, luego de la Segunda Guerra Mundial. El socialimperialismo entraba en la disputa mundial. Y Mao no se quedó ahí, señaló que este proceso también tenía que ocurrir en China. Por lo tanto, planteó la lucha contra las corrientes que usaron sus privilegios, contra quienes querían frenar el desarrollo de la revolución y el avance hacia el socialismo y el comunismo, y largó la lucha contra los elementos revisionistas en el seno de su partido. Planteó que en toda la etapa socialista regía la contradicción entre el camino socialista y el camino capitalista. Y que esta lucha se daba principalmente en el seno del Partido, en la lucha contra los revisionistas. Se desató así la Gran Revolución Cultural Proletaria, que no solo prolongó la dictadura del proletariado por todo un período, sino que fue la expresión más grande de la democracia plena de los de abajo en la historia de la humanidad. Esto nos deja el legado, el camino y el método de cómo luchar contra la restauración. Miremos nosotros qué fue esta restauración, qué significa. Si los bolcheviques se lanzaron a la insurrección 47 años después de La Comuna, nosotros estamos 39 años después de que no quedó ni un país socialista en el mundo. Hoy China y Rusia se suman a las potencias que oprimen y disputan al mundo.
Cuando volvió de China en 1979, Otto Vargas planteó que habían restaurado el capitalismo. Nos costó mucho verlo. Nosotros habíamos cavado profundas trincheras para pasar y sobrevivir a la dictadura y resistir. Resistimos, atravesamos la dictadura. Y cuando asomamos la cabeza en el medio de esas trincheras nos dimos cuenta de que el desastre era mundial, que nuestra tragedia era parte de una tragedia en todo el mundo, estábamos guachos. No quedaba un solo país socialista y era muy difícil encontrar un maoísta sobre la faz de la tierra. Levantamos las banderas, seguimos y acá estamos. La revolución va a estar siempre planteada en la Argentina en la medida en que nosotros levantemos las banderas.
La necesidad de la revolución
Pero miremos lo que sucedió en nuestra patria, no hablemos ya de las conquistas del 46. En el año 1976 había 3% de pobreza, hoy hay 30 % de pobreza con indigencia, con casos terribles en las condiciones de vida. Teníamos las 8 horas de trabajo y todas las reivindicaciones de las convenciones colectivas. Hoy el 40% de nuestra clase obrera está trabajando en negro, en condiciones de tercerización y prácticamente de servidumbre. Veamos lo que pasa con la juventud y los hijos de los obreros. El paco, la droga y la prostitución diezman sus vidas y la vida de los padres de muchos chicos que vagan por las calles de la ciudad. Solo basta recorrer Buenos Aires para ver el desastre que han hecho. Eso sí, tenemos Puerto Madero, ese es el desarrollo, ese nido es el desarrollo; de ahí saca sus conexiones nuestro presidente para ir a ver ayer a un fondo de inversiones que, por sí solo, tiene nueve veces lo que se produce en la Argentina en un año. Ese es el grado de acumulación que se desarrolló en estos 40 años sin revolución. En 1976 nosotros producíamos coches, barcos, aviones, cohetes; hoy no hay una sola rama de nuestra industria que no sea un armadero. Las Fuerzas Armadas están desarmadas y quieren ser transformadas en una fuerza de represión. Así está diezmada la Argentina. Y esto pese a la heroica lucha de la clase obrera y el pueblo argentino que resistió persistentemente, que les impidió avanzar más, que se levantó, que le hicimos un incendio en la Argentina con los piquetes en la época de Menem y De la Rúa, que volteamos un gobierno, que logramos imponer el default, la derogación de las leyes de Obediencia de Vida y de Punto Final, que logramos meter en la cárcel a más de mil de los genocidas… grandes triunfos del pueblo argentino.
A este miserable le arrancamos la emergencia social y sobre esa base la clase obrera y el pueblo puede seguir manteniéndose en pie y luchar. Sin embargo, compañeros, todas estas reivindicaciones que logramos arrancar y que frenan la mano terrible de la reacción no logran cambiar la situación ni el desastre. El desastre solo lo vamos a cambiar cuando demos vuelta la tortilla, seamos los de abajo los que decidamos todo en la Argentina y la revolución transite también nuestra geografía. Esta es una necesidad, así como lo es de la clase obrera y del pueblo argentino, lo es de los pueblos del mundo.
Si es necesaria la revolución ¿cómo se hizo aquella proeza? No estamos peor hoy que entonces, tenemos muchos más elementos, mucha más historia y muchos más medios. Se dice que la insurrección de octubre fue una casualidad en medio del desastre de un ejército que tenía 14 millones de hombres en el frente, un zar que se divertía con la zarina, un monje en los palacios y una burguesía liberal que no tenía experiencia. Se dice que el asalto al Palacio de Invierno fue casi un paseo. Algunos de estos elementos son reales. Y está claro que ninguna revolución se repite igual, ninguna de las revoluciones que se hicieron fue igual a las otras, cada una aprovechó sus condiciones y nosotros tendremos que estudiar las nuestras. Pero lo que no se dice es que en medio de esas condiciones había un partido, y el Partido Bolchevique ni fue una casualidad ni fue un invento del momento. Desde 1902 Lenin había dado la teoría de las líneas generales por las cuales ganar a los obreros para que en medio de sus luchas inmediatas el tema central fuera la construcción de su partido, un partido arraigado, fuerte, con un grado de centralización importante que fuera capaz de realizar la insurrección como la realizó. Esto no fue una casualidad.
Y ese partido no sólo tenía estructura, tenía una línea y una teoría. Porque Lenin recogió las enseñanzas de la Comuna sintetizadas por Marx. Y las desarrolló en El Estado y la revolución, sobre todo la idea de que los obreros sólo se pueden liberar y construir un mundo sin explotadores ni explotados si se animan a tomar las armas, y destruir en sus cimientos el aparato estatal de la burguesía. No sólo la Comuna nos dejó ese legado y Lenin la sistematizó y la llevó a forma teórica, sino que la Comuna nos dice cuáles eran los signos de ese nuevo Estado. Un Estado basado en los obreros en armas, basado en los organismos de democracia directa que eligen sus representantes y los revocan. Y que no pueden ganar más que un salario obrero.
Esta teoría alimentaba la formación de ese partido. Ese partido también definió que la revolución tenía que avanzar ininterrumpidamente al socialismo. Porque la burguesía liberal rusa iba a ser incapaz de hacer las tareas de la revolución. Pero además desentrañó la etapa de desarrollo del capitalismo. Desentrañó que el capitalismo había entrado en una etapa donde ya no era más factor de progreso de la humanidad. El capitalismo había entrado en la etapa de los monopolios, que pasaban a ser los expropiadores de la pequeña producción y de la tierra. Entró en una etapa en la que pasaban a sojuzgar a los pueblos y a aliarse a los sectores más reaccionarios de cada nación para dominar a las naciones. Que el capitalismo había llegado a una etapa en la que el parasitismo le impedía resolver los problemas más elementales.
A 39 años de la derrota que sufrimos, ¿no son plenamente vigentes estas teorías? ¿No vemos cómo los imperialismos despedazan y descargan sus crisis sobre los pueblos? ¿Cuántas bombas tiraron en Irak? Algunos dicen que más que en algunas ciudades de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuántos muertos en la guerra civil de Siria? ¿Cómo se trata a los desplazados por la guerra? Este es un capitalismo que lo único que puede hacer es estirar la situación para repetirse cíclicamente y repetir cada vez más los desastres. Por eso es un capitalismo agonizante, es la época del imperialismo y las revoluciones proletarias, como la definió Lenin.
La superioridad del socialismo
De inicio, Lenin puso la perspectiva del comunismo. Y en medio de la guerra civil y del comunismo de guerra, en Rusia se aprobaron las siguientes leyes: la ley de divorcio, la ley de igualdad de los hijos naturales a los hijos legítimos, el derecho al aborto en 1920. Se declaró empujar la socialización del trabajo doméstico. Alexandra Kollontay proponía la organización de casas comunales, en la que hubiera vivienda individual con un centro común para la organización de los chicos, el comedor y las actividades colectivas. Surgieron las nuevas escuelas artísticas, en la literatura, en el cine. Se desarrollaron nuevos instrumentos musicales. La música electrónica nació en la revolución bolchevique.
¿Cuál fue el secreto por el cual 20 millones de soviéticos dieron su vida y le ganaron la guerra a los nazis? Que esta perspectiva de la construcción del socialismo fue unida al desarrollo de las fuerzas productivas. No una separada de la otra. Se desarrollaban la técnica y los medios de producción al mismo tiempo que cambiaban estas relaciones entre los hombres. Y se usaba todo el plusproducto de las grandes empresas y de los terratenientes (500 millones de rublos oro era la renta terrateniente… 15 mil millones de dólares es la renta de los terratenientes en Argentina). Estas son las cosas que, cuando se da vuelta la tortilla, se desarrollan plenamente: la economía, las fuerzas productivas, las finanzas populares, y sobre esta base está el por qué los rusos vencieron en la Segunda Guerra Mundial.
La revolución es posible
Por último, compañeros, diríamos: si la revolución es necesaria tenemos que discutir contra teorías que plantean su imposibilidad. Como fuimos derrotados, como hubo una idea de que el avance era lineal e inexorable, están los que plantean: ¿no habrá sido en vano? Por ejemplo, un teórico que se dice marxista, Hobsbawm, plantea lo siguiente: “si no estaban dadas las condiciones en ese período, en ese momento ¿para qué lanzarse? Hay que crear las condiciones”. Y esta idea está en la base. “¿Es posible acabar con la globalización? No. Por lo tanto, hagamos las reformas posibles, mientras tanto…”. Surge la idea del Socialismo del Siglo 21… después de estas proezas del siglo 20 resulta que en el siglo 21 vamos a un socialismo incapaz de darle la tierra a los campesinos, manteniendo el viejo y podrido aparato estatal, y que al mismo tiempo mantiene las mismas relaciones de producción. Eso tenía que terminar, como va a terminar… Todas estas teorías que buscan las reformas para ganar tiempo y no se plantean la revolución; lo único que hacen es hacer perder la perspectiva a las heroicas luchas de nuestro pueblo.
Por el contrario, compañeros, yo quisiera cerrar diciendo: Nosotros no hemos atravesado la reacción, ni está acá este Partido después de 50 años para ser observador de un desastre. No sólo vamos a encabezar todas las luchas, sino que abrimos la puerta a todos aquellos compañeros que quieran sumarse a hacer posible la revolución.
Así como fue esa oleada revolucionaria que arrancó en 1917 y recién se cerró en 1978 con la restauración en China, una oleada que duró 60 años y condicionó todo el siglo 20. Hace sólo 39 años que se restauró el capitalismo en todo el mundo, es ley histórica que la oleada va a volver. Pero compañeros, las leyes del materialismo histórico y de la historia, no transcurren por sí mismas, transcurren a través de la voluntad de los hombres. Está en nuestra voluntad reconocerlas y hacerlas realidad; y conducirnos en forma tal que aceleremos los tiempos y ahorremos los sufrimientos de nuestro pueblo. ¡Súmense a nuestras filas!
¡Viva el Partido Comunista Revolucionario!