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02 de October de 2010

Ô Hay que decir compañeros, a este partido lo armó Jorge Rocha, él tejió la unidad de todos estos grupos; todos contribuimos con más o con menos, pero el armador de todos esos grupos y fuerzas –algunos veníamos del partido, otros de la juventud, unos de los barrios, otros de la universidad, unos pocos de las fábricas– fue Jorge Rocha.

“Despedimos a un comunista, un revolucionario”

Hoy 1233 / Otto Vargas, Secretario General del Partido Comunista Revolucionario

Despedimos al camarada Jorge Rocha, despedimos a un comunista, a un revolucionario, a un compañero que casi desde la niñez, como recordó Guillermo, adhirió a la causa del comunismo y dedicó toda su vida a la lucha por la revolución.
Recuerdo que hace añares se hizo una reunión para reorganizar el Comité de la Juventud Comunista de la provincia de Buenos Aires, yo pasaba a integrar ese organismo y se paró un muchacho que era casi un chico y alguien a mi lado me dijo “es Rocha, de Pehuajó”. Y ahí lo conocí a Jorge Rocha. Después vino a Buenos Aires, compartimos la tarea de organizar la Juventud en los barrios del Gran Buenos Aires, en fábricas, en colegios, en clubes; organizando todo tipo de iniciativas. Después pasaron los años, él fue dirigente universitario, y se destacó como dirigente universitario.
Recuerdo el día en que Frondizi rompió relaciones con Cuba, hicimos una reunión y dijimos “Jorge, hay que dar el ejemplo al mundo de que el pueblo argentino no está con este traidor hijo de su madre…”. Y Jorge salió para La Plata, se ocupó el comedor universitario de La Plata y fue el único signo público de expresión de la rebelión, de los sentimientos del pueblo argentino frente a lo que había hecho Frondizi.
Pasaron los años, siempre nos seguíamos viendo. Vino la ruptura con la dirección del PC y la formación del Partido Comunista Revolucionario. Eramos miles, varios miles de distintos afluentes, venían los compañeros del Menap, movimiento estudiantil independiente que encabezaba Ariel Seoane, Raúl Salvarredi, la compañera Rosita Nassif, Rafael Gigli y otros compañeros. La ruptura en la Juventud fue tumultuosa. Confluimos por cuatro ideas que nos unían y nos unió el profundo sentimiento que nos causó el asesinato del Che por la CIA en Bolivia. Pero veníamos de distintos lugares, teníamos una confusión terrible. El Che en el libro que ahora se ha publicado demuestra esa confusión, sabíamos sí que el llamado mundo socialista, en la Unión Soviética, se había podrido. Pero no sabíamos por qué, qué había pasado, qué es lo que estaba sucediendo. Me acuerdo que hacíamos las reuniones y decíamos “dejen las lanzas en la puerta y sentémonos a discutir”, porque eran distintas tribus las que se juntaban. Y hay que decir compañeros, a este partido lo armó Jorge Rocha, él tejió la unidad de todos estos grupos; todos contribuimos con más o con menos, pero el armador de todos esos grupos y fuerzas –algunos veníamos del partido, otros de la juventud, unos de los barrios, otros de la universidad, unos pocos de las fábricas– fue Jorge Rocha.
Y después compañeros, nos unió cuando en el ‘72 adherimos al maoísmo, salimos de la confusión, comprendimos lo que pasaba en el mundo y nos unimos férreamente. Nos dicen “¿cómo han durado unidos hasta ahora?” Porque nos unió el marxismo-leninismo-maoísmo. Y acá tenemos al compañero Agustín que encabezó la ocupación gloriosa de Pedriel. La noche que secuestraron al cónsul paraguayo en Corrientes, y nos querían acusar a nosotros de la acción de las FAL, con Jorge nos reunimos y entramos a contar y dijimos “¿Cuántos nos quedan?”. Nos quedaban unos pocos centenares. Y ahí se produjo la ocupación de Pedriel, cuando nosotros planteamos “más vale un Pedriel que cien secuestros”; y se inició el proceso que culminó con René Salamanca al frente del Smata Córdoba y la creación de una poderosa corriente clasista y combativa, y una poderosa fuerza en el movimiento obrero.
En ese momento el mundo estaba conmovido; confundido pero conmovido, estaba la Revolución Cultural Proletaria que movilizaba millones y millones. Nunca antes la humanidad vio semejante movilización. Y el Mayo Francés, la rebelión de los estudiantes mexicanos, brasileros, italianos, alemanes. Acá estaba Onganía, y todo el mundo decía que solamente había que resistir y replegarse. El PC entregó la lucha de los portuarios y la de los ferroviarios. Perón llamó a “desensillar hasta que aclare”. Nosotros dijimos: hay un polvorín de odio y resentimiento popular bajo los pies de esta dictadura que quería llegar hasta el siglo 21 –porque todos los gobernantes de esa época querían “llegar al siglo 21”–, hay un polvorín debajo de los pies de esta dictadura que hay que hacerlo estallar. Y junto a los compañeros del PCR, Jorge Rocha pasó a dirigir la Federación Universitaria Argentina, lo que acá recordaba el compañero Changui [Cáceres].
¿Y quién fue Jorge Rocha? Fue el presidente de la Federación Universitaria Argentina del Cordobazo, que nosotros comenzamos con el Correntinazo, el Rosariazo, hasta que ardió Córdoba y ya nada volvió a ser igual en la Argentina hasta hoy. Nunca, jamás la Argentina volvió a los caminos de antes. La Argentina encontró el camino de aproximación a la revolución, lo intentó en las provincias, lo intentó una y mil veces, lo hizo en el Argentinazo. Ese camino ya ha sido descubierto compañeros, el camino que lleva a la insurrección triunfante en la Argentina. Y en ese momento Jorge Rocha, era el presidente de la Federación Universitaria que cumplió ese papel.
Y fue luego, el organizador de este partido. Hubo momentos de auge y después vinieron los momentos difíciles. Vinieron décadas. La tercera parte del mundo había sido socialista, los de abajo tenían la sartén por el mango, los obreros, los explotados. Y se perdió todo. Y acá tuvimos la dictadura. Y como dijo un poeta “no es difícil encender el fuego cuando la leña está reseca y comienza a arder. Lo difícil es mantenerlo en las noches desapacibles”. Y tuvimos décadas de noches desapacibles, de retrocesos, de dictaduras, de opresión. Estamos aquí vivos porque hubo compañeros como Gody Alvarez, René Salamanca, Angel Manfredi, el compañero Guerra, María Eugenia Irazusta y otros, que guardaron los secretos del Partido, y porque tuvimos la organización que aquí se decía que nos permitió sobrevivir, y el azar también nos ayudó a los que sobrevivimos. Y así se sobrevivió, y así llegamos. Lo demás ya es conocido.
Jorge tuvo una suerte compañeros. Los días previos a ese ataque maldito que le dio, me dijo “tengo para tres o seis meses de vida”. No pudo tenerlos. Pero él tuvo la suerte de poder ver la rebelión agraria más grande de la historia argentina con esas puebladas que volvieron a repetir el camino del Argentinazo, el camino de las grandes rebeliones populares; y tuvo la suerte de ver a nuestro partido realizar el acto más grande que ha tenido la izquierda en muchos años en la Argentina en el Luna Park y que, como aquí se ha dicho, él fue el organizador, el que trabajó activamente para ese acto.
Hoy lo despedimos compañeros, con toda la tristeza en el alma de un camarada, un amigo, un hermano que se nos va. Pero estamos seguros que este partido, y estamos seguros de que las nuevas generaciones de revolucionarios, van a llevar adelante la lucha por la revolución de liberación nacional y social y el ideal del comunismo al que Jorge Rocha dio toda su vida, desde su más tierna edad. ¡Jorge, hasta la victoria siempre!