El ministro de Defensa Aguad anunció, en una entrevista por TV, que los 44 tripulantes del ARA San Juan eran considerados muertos. En el mismo reportaje, responsabilizó por el estado de la nave, de manera canalla, al capitán del submarino. En el mismo sentido, la cúpula de la Marina había anunciado que el operativo de rescate y búsqueda será solo de búsqueda.
El ministro de Defensa Aguad anunció, en una entrevista por TV, que los 44 tripulantes del ARA San Juan eran considerados muertos. En el mismo reportaje, responsabilizó por el estado de la nave, de manera canalla, al capitán del submarino. En el mismo sentido, la cúpula de la Marina había anunciado que el operativo de rescate y búsqueda será solo de búsqueda.
Los familiares de los tripulantes rechazaron indignados esta decisión y se movilizaron en Mar del Plata. Luis Tagliapietra, padre de uno de los 44 tripulantes, afirmó: “Nos mintieron, nos juraron que no había pasado nada. Después no les quedó otra que reconocer que sí lo sabían desde el primer momento. Hay una sumatoria de ocultamientos, mentiras y tergiversaciones”. La madre de otro dijo: “Nos mintieron desde el primer día”. La esposa de uno de los marinos calificó de “perverso” el manejo de la situación.
Los familiares hicieron conocer que dos corbetas que acompañaban al submarino, lo abandonaron: “porque no había emergencia”, según las cúpulas política y militar. El San Juan ya había tenido una falla en el snorkel, un caño que permite la entrada de aire sin que pase el agua, cuando la nave está cerca de la superficie. Estuvo a punto de hundirse por esa falla, en el 2014. Esa misma pieza sería la que ahora habría provocado el accidente.
Cuánta razón tuvo la madre de uno de los tripulantes, que increpó al presidente sobre el pésimo estado del submarino y las demás naves con las que sus familiares son enviados al mar, con consecuencias como la que estamos viviendo. Hay denuncias de negociados en la reparación de medio tiempo del San Juan, y nada justifica por qué se postergó el cambio del snorkel para el 2018.
La política de Macri y Aguad es dejar a la Argentina sin poder de disuasión y defensa.
Dijo el jefe de Gabinete Marcos Peña en un reciente viaje a Estados Unidos: “Hoy están restablecidos todos los canales de comunicación y cooperación entre las agencias de Estado de ambas naciones. La relación es extraordinaria” (Perfil, 2/10). Las “agencias” son: Pentágono (centro militar), CIA, FBI, Guardia Nacional, etc.
Esos acuerdos significan la reducción del 60% del presupuesto de Defensa, liquidar la operación de la Fuerza Aérea, fusionar la Marina con la Prefectura, transformar el Ejército en una Gendarmería; y a la Gendarmerìa en una policía, completando su retiro, de su función propia en las fronteras y el combate contra delitos complejos como el narcotráfico, Y darle el golpe final a la industria naval de defensa, como el Astillero Río Santiago. Esto va unido a grandes negocios con la venta de tierras de las unidades militares.
Se abandona así a las Malvinas, el Atlántico Sur y la Antártida a los ingleses y otras potencias. En su lugar, se define como “enemigo interno” al terrorismo, como presionan los yanquis. Para ese cambio Macri puso a Aguad de ministro de Defensa; Aguad es amigo del genocida general Menéndez y autor del proyecto de ley que declara a los piquetes “actos terroristas”.
Macri espera el momento adecuado para hacer público un decreto ya firmado con el que se van a ejecutar esos cambios. Mientras tanto, se dan pasos concretos, como el acuerdo del gobierno nacional con los de Neuquén, Río Negro y Chubut, para coordinar la represión a las protestas y garantizar la continuidad de la usurpación de tierras por los Benetton, Lewis y Menéndez.