Tras la Ley de reforma previsional sacada con fórceps en la madrugada del martes 19 de diciembre, el macrismo logró sacar en la Cámara de Diputados, en nuevas sesiones maratónicas, el paquete de proyectos de la reforma fiscal acordado con los gobernadores, excepto el de San Luis, a cambio del voto a libro cerrado –como había venido del Senado– del proyecto de reforma previsional.
Tras la Ley de reforma previsional sacada con fórceps en la madrugada del martes 19 de diciembre, el macrismo logró sacar en la Cámara de Diputados, en nuevas sesiones maratónicas, el paquete de proyectos de la reforma fiscal acordado con los gobernadores, excepto el de San Luis, a cambio del voto a libro cerrado –como había venido del Senado– del proyecto de reforma previsional.
Según consignó La Nación del domingo 31 de diciembre, “la Banelco” a los gobernadores costó al gobierno nacional más de $45.000 millones de lo robado a la Anses. Todo según el senador Pichetto para beneficiar a las provincias, cuando éstas al aprobar el pacto fiscal que incluye la reducción progresiva en el impuesto a las ganancias a las grandes empresas, “igualándolas” a las Pymes, se verán perjudicadas por la reducción del monto de los fondos coparticipables.
Uno de los elementos principales de la reforma tributaria a favor de los monopolios es la reducción gradual en cinco años de la alícuota del Impuesto a las Ganancias para dividendos no distribuidos de las empresas (del 35% actual al 25% en 2021). A lo que se agrega la posibilidad de computar el pago del Impuesto al Cheque a cuenta de Ganancias, que reducirá aún más el monto de este impuesto coparticipable con las provincias.
Otro aspecto principal de la reforma tributaria a favor de los monopolios es la reducción progresiva de los aportes patronales (parte del salario diferido de los trabajadores) hasta los $12.000 del salario bruto, actualizable por la inflación, con el consiguiente mayor desfinanciamiento de la Anses. Beneficio para todas las patronales, ya que es aplicable a todos los salarios y no sólo para los que blanqueen o tomen nuevo personal, como se pretende justificar la medida. Tampoco se diferencia entre los grandes monopolios y terratenientes, y las Pymes, ya que “todos deben tener un trato igual”, según la filosofía de Macri.
También la reforma tributaria establece la devolución anticipada de los saldos a favor del IVA por las inversiones que hagan las compañías. En cuanto a la renta financiera: los activos financieros denominados en moneda extranjera o indexados a la inflación pasarán a estar gravados con un modesto 15% (ni siquiera el reducido 25% para otras ganancias). En cuanto al impuesto para las bebidas espirituosas pasará del 20 al 26%, mien-tras que las cervezas pasarán del 8 al 14%, a excepción de las artesanales, para las que se mantendrá el impuesto del 8%.
Otro aspecto de la reforma tributaria es la eliminación del impuesto a las tran-sacciones inmobiliarias, en tanto que pasarán a gravarse las ganancias de capital en las viviendas que no correspondan a uso familiar.
Por otro lado, se dejó finalmente sin efecto la eliminación total prevista en el proyecto de impuestos internos a la venta de productos electrónicos que no se fabriquen en Tierra del Fuego, y a los autos y motos de gama media. Quedó una reducción escalonada de dichos impuestos: a partir de enero de 2018 estos productos tributarán el 10,5% hasta llegar al 2% en el 2023.