Mientras se aproximan las elecciones.
El 3 de febrero Luca Traini, desde su lujoso automóvil Alfa Romeo, envuelto en una bandera italiana, tiró contra inmigrantes africanos en la localidad de Macerata, en el centro de Italia. Después de herir a cinco, se dirigió al monumento a los caídos, el mismo lugar donde Mussolini había realizado un homenaje en 1936, e hizo el saludo fascista. Luca Traini había sido candidato en esa misma localidad por la Liga del Norte, fuerza de ultraderecha que ahora se llama Liga, para no ser sólo del Norte.
Aparentemente, quería vengar el asesinato, producido en esa misma localidad, de una joven italiana, que había escapado sin el alta médica, de un centro de rehabilitación de adictos. El presunto asesino es un nigeriano traficante de drogas.
Lejos de ser un hecho aislado, producido por un admirador de Hitler y Mussolini, es un emergente del avance de las fuerzas fascistas en Italia, como en otros países de Europa.
La situación política
Italia pasa por una situación política complicada. Renzi, ex primer ministro y secretario de Partido democrático PD, proveniente de la unión de la socialdemocracia, socialcristianismo, sectores del antiguo Partido Comunista, trató durante su mandato como primer ministro una reforma constitucional: que el Senado no existiese más como cuerpo electo, sino que pasase a ser un cuerpo consultivo, constituido por los presidentes de las regiones (algo así como muestras provincias) y amenazó con renunciar si perdía el plebiscito convocado a tal efecto. Perdió por paliza y efectivamente renunció.
Apareció entonces un problema “institucional”: la ley electoral vigente en ese momento no conformaba a nadie y para peor la pérdida del plebiscito amenazaba con que se eligiesen diputados con una ley y senadores con otra. Entonces un pacto espurio entre Renzi y el ultraderechista Berlusconi hizo aprobar una ley que podría dejar al país sin una mayoría parlamentaria para alguno de los partidos políticos del sistema en juego y por lo tanto dificultar la gobernabilidad.
Las elecciones del 4 de marzo
Berlusconi ha vuelto a ser el gran jugador y ha formado una coalición con la ultraderecha de la Lega Nord y con la derecha de Fratelli d’Italia que hoy está al 38% de intención de voto. Se necesita el 40% para formar mayoría ¿llegarán? El PD aparece como el gran perdedor de estas elecciones.
El Movimento 5 Stelle, que atrae a la masa de jóvenes que padecen la desocupación, sigue muy fuerte, aunque ha sido golpeado por el escándalo de la falta de devolución de una parte de sus dietas, por un grupo de sus diputados. Han tratado de alejarse de la relación con Rusia y disminuir su antieuropeísmo.
La izquierda, aparece electoralmente con una formación nueva, relativamente poco conocida, llamada Poder al Pueblo, con Refundación Comunista y otros grupos que podría llegar al 2% de los votos.
Otros hechos: También como parte de este panorama, el 21 de febrero, un representante local del partido neofascista italiano Fuerza Nueva fue arrastrado fuera de la calle, atado y golpeado por un grupo de desconocidos en Palermo, Sicilia. La acción, realizada por un grupo anónimo fue presentada como una advertencia ante la visita prevista del líder nacional de Fuerza Nueva, Roberto Fiore. “Palermo es antifascista en los hechos y las acciones diarias de sus habitantes. No hay sitio para el fascismo en Palermo”, señaló el grupo anónimo. También un militante de Potere al Popolo apuñalado, pero no grave.
La verdadera violencia
Pero la verdadera violencia se manifiesta en otros fenómenos: por un lado, un país cada vez más racista donde comunidades medianas y pequeñas rechazan la llegada de inmigrantes y ganan esas batallas. El gobierno no logra relocalizar inmigrantes.
Por otro lado, el fuerte crecimiento de la ultraderecha, particularmente de la Lega Nord que de ser un partido político del Veneto y la Lombardía ha pasado a ser un partido nacional con el 13% de intención de voto. También han crecido los nazis de Casa Pound una agrupación que reivindica a Hitler, etc.
La otra violencia proviene del propio gobierno del PD actualmente en el poder, que para frenar la inmigración ha armado a la guardia costera libia, ha consentido los campos de concentración libios donde internan a los refugiados que no logran cruzar a Italia y ha negociado con los traficantes de personas financiándolos para que no fleten más barcazas con inmigrantes.
Escribe Irene Alonso