El objetivo de los capitalistas, al invertir su dinero, es obtener un mayor valor o plusvalía. Pero esa plusvalía no puede surgir del aumento del precio de las mercancías entre su compra y su venta. Si todos pretendieran ganar aumentando sus precios, lo que uno recibe de más al vender lo perdería al comprar, y para el conjunto de los capitalistas no habría ganancia; solo una elevación general de los precios. Sin embargo, observamos cotidianamente que los capitalistas se enriquecen apropiándose de un excedente de valor. ¿De dónde sale esa plusvalía?
La solución para el capitalista está en comprar una mercancía cuyo uso tenga la particularidad de crear valor. Esa mercancía es la capacidad o fuerza de trabajo que disponen los obreros, pero que no pueden realizarla si no la venden a los capitalistas, que son los que disponen de los medios de producción (materias primas y equipos y herramientas de trabajo).
Los obreros venden al capitalista su fuerza de trabajo por un salario. El salario es el precio, la expresión en dinero, del valor de la mercancía fuerza de trabajo. Este valor también se determina por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla: los bienes que necesita el obrero, dentro de las condiciones socio-históricas en que vive y se reproduce, para estar en condiciones de trabajar.
El capitalista compra el derecho a usar la capacidad de trabajo durante el tiempo que pague al obrero. Compra también materias primas y maquinarias. Usa todas estas mercancías para obtener un mayor valor. Pero este mayor valor no proviene de las materias primas, cuyo valor se incorpora directamente al producto; ni de las maquinarias, que transfieren solo una parte del valor que significa su desgaste en el proceso de elaboración del producto; sólo puede surgir de esa mercancía tan especial que es la fuerza de trabajo.
Si el obrero produce –digamos en dos horas– un valor equivalente a lo que recibe como salario, los valores creados en las 6 horas restantes constituyen el plusvalor, mayor valor o plusvalía.
Las dos horas de trabajo necesarias para cubrir el valor de la fuerza de trabajo, que el capitalista paga con el salario, es el tiempo de trabajo necesario.
Las seis horas posteriores, que ya no le cuestan nada al capitalista, es el tiempo de trabajo excedente. Este plustrabajo produce la plusvalía, es la fuente de la ganancia y de la acumulación del capitalista.
28 de February de 2018