Participantes del Encuentro
Participaron compañeros de dirección de gremios (SUTE Mendoza, Suteba Buenos Aires: Quilmes, Berazategui, La Matanza, Ensenada; ATEN Rincón de los Sauces y El Chañar; Atech Chubut Comodoro Rivadavia; Amsafe Rosario y Agmer Paraná), y también delegados y docentes de: CABA, provincia de Buenos Aires (La Plata, Echeverría-Ezeiza, Almirante Brown, Mar del Plata, San Pedro, Lanús y Varela), Córdoba, Neuquén, Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero, Río Negro, San Juan, Chubut y Jujuy.
Durante esos dos días, los más de 150 participantes debatieron en cuatro comisiones: 1. Situación política y Gremial, 2. Qué escuela tenemos y qué escuela y qué docentes queremos; 3. Fortalecimiento orgánico de la Agrupación, y 4. Nacionalización del sistema educativo.
Declaración sobre situación política
Cumplidos más de dos años desde su asunción en diciembre de 2015, el gobierno de Mauricio Macri es la principal amenaza contra el pueblo argentino. Prosigue con el desarrollo de políticas de emisión de deuda que profundizan la dependencia y la pobreza estructural en la que viven millones de argentinos. Mientras se llenan los bolsillos los monopolios que manejan la energía y los servicios, de los cuales Macri y sus funcionarios son accionistas, el pueblo es castigado con los tarifazos del gas, la energía eléctrica, el agua, el transporte y los combustibles. Los tarifazos producen más inflación y más pobreza. El quite de retenciones favorece a los grandes terratenientes, latifundistas, pooles de siembra, exportadores y monopolios amigos. Los ajustes superan hasta más de 6 veces el tope salarial del 15% que quieren imponer en las paritarias y que ya ha sido acordado con el sector de dirigentes gremiales colaboracionistas y traidores, con quienes el gobierno busca armar una CGT dócil a sus políticas.
Para sustentar estas políticas Macri apela a una creciente represión a las luchas, al negacionismo de los crímenes de la dictadura militar y a la liberación de los genocidas. Es un enemigo peligroso para los sectores populares, como lo demuestran los casos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, la doctrina Chocobar y la represión a los luchadores de Jujuy.
Esta situación se desarrolla en un escenario internacional caracterizado por el aumento de los factores de guerras comerciales como la desatada entre EEUU y China, o convencionales como en Medio Oriente. Factores agravados por la presencia de fuerzas fascistas en los gobiernos de tres de las potencias imperialistas (EEUU con Trump, Rusia con Putin y China con Xi Ping). En ese marco se encuentra la Argentina, con la instalación de una base espacial china en Neuquén, la continuidad de la ocupación británica en Malvinas y el proyecto de instalar una fuerza yanqui en Misiones bajo el pretexto de lucha contra el narcotráfico, circunstancias que muestran la disputa histórica de los imperialismos por el control de nuestro país. Disputa en la cual las fuerzas populares no debemos ser utilizadas como furgón de cola de una u otra potencia.
Macri despide trabajadores, recorta salarios, aplica tarifazos, mete la mano en el bolsillo a los jubilados, castiga la salud, la educación y las empresas estatales. Reprime a los que luchan, elimina la paritaria nacional docente y pretende condicionar a la baja todos los convenios laborales.
La ofensiva contra la escuela pública se desarrolla a lo largo y ancho del país, a través de la suspensión o eliminación de planes que garanticen el acceso y permanencia de niños y jóvenes (comedores escolares, becas, indumentaria, útiles, obras de infraestructura y mantenimiento de los edificios escolares). Avanza hacia el cierre de escuelas, cese de miles de cargos docentes y auxiliares de la educación.
Preparan el “plan maestro” y la “secundaria 20-30”. Planes de reformas educativas de un gobierno de ricos para ricos: se vacían las currículas de pensamiento científico, se establece un ranking de escuelas según la “productividad” y se desfinanciará aún más la escuela pública.
Plantean la “armonización” de los sistemas previsionales docentes con la Anses. Ataca la salud laboral a través de la imposición de cláusulas de presentismo, sistemas perversos de reconocimientos médicos y vaciamiento de las obras sociales de los trabajadores de la educación.
Los docentes hemos sido y somos parte de la contraofensiva popular a los planes del macrismo, que se ha multiplicado en todo el país. En particular es importante señalar el logro de la Ley de Emergencia Social impulsado en las calles por la CTEP, CCC y Barrios de Pie, las movilizaciones contra la reforma previsional en diciembre del 2017, las manifestaciones nacionales contra el 2 x 1, Ni Una Menos el 8 de marzo y de Memoria, Verdad y Justicia el 24 de marzo. Así como los homenajes a la gesta patriótica de Malvinas. Debemos mencionar también la multitudinaria movilización nacional al Ministerio de Educación el 5 de marzo y las distintas acciones provinciales en defensa de la Escuela Pública y los derechos de los docentes, en las cuales las agrupaciones que conforman la Azul y Blanca Nacional fuimos y somos motores y protagonistas.
La dureza del macrismo y sus cómplices provinciales, apoyada por un impresionante sistema de medios y caracterizada por la apertura de distintos frentes simultáneos en su ataque a la educación pública y a los docentes, constituye una situación difícil, ante la cual muchos compañeros vacilan en sumarse a la lucha y se preguntan si es posible obtener resultados favorables. No es menor en este debate la subsistencia de expectativas en este gobierno, así como el deseo de no volver atrás. Por eso es necesario profundizar el debate con todos los compañeros, a través de las asambleas de escuela, reuniones de delegados con mandato u otros mecanismos democráticos de decisión según las características de cada jurisdicción, para comprender todos juntos, sin exclusiones ni descalificaciones, que estamos en medio de una lucha larga en la cual solo es posible triunfar en el mayor marco de unidad con la comunidad educativa y los trabajadores. A través de esa experiencia se van sumando a esa lucha larga cada vez más compañeros. En ese camino debemos exigir la continuidad de acciones de paro y movilización en el orden nacional.
Las posiciones de la conducción Celeste de Ctera, adscripta a las políticas de 12 años de kirchnerismo, que mantuvieron la pobreza estructural del pueblo argentino y la postración de la escuela pública, aceptando cierres salariales unilaterales a la baja y abandonando a su suerte a los conflictos provinciales, forman parte de la complejidad actual.
No obstante, debemos tener en cuenta que estamos peleando contra un gobierno que representa a la oligarquía, los terratenientes e imperialistas. Para golpear a un enemigo tan poderoso es necesario tener en claro que ése es el blanco y que es necesaria la más amplia unidad del movimiento obrero, las organizaciones sociales, el pueblo en su conjunto. Sin olvidar nada, ante un ataque feroz hacia las organizaciones sindicales, es necesario defender nuestros instrumentos de lucha, cerrando filas contra los que vienen por las conquistas que costaron sangre y años de lucha. No es momento de privilegiar la diferenciación sino de trabajar por la más amplia unidad sin bajar ninguna de las banderas que la agrupación Azul y Blanca nacional levantó desde su origen.
La garantía para derrotar las políticas de Macri es desarrollar la práctica popular democrática, mediante el fortalecimiento de los cuerpos de delegados, las asambleas de escuela y las iniciativas que nos permitan incorporar a los padres y a la comunidad educativa en su conjunto junto a los demás sectores populares en lucha.
Reafirmamos nuestra convicción de que ha sido en las calles donde el pueblo argentino a través de la más amplia unidad le ha marcado la cancha a Macri y que por esa unidad amplia en defensa de la escuela pública, en la cual son protagonistas los docentes, los padres de nuestros alumnos y las comunidades educativas debe seguir trabajando y creciendo la agrupación nacional Azul y Blanca.
Salsipuedes, Córdoba 18 de abril de 2018
