Camaradas, amigos, compañeras, compañeros:
Hace 33 años, el 7 de diciembre asesinaban a Enrique Rusconi. Llegaban su casa en Tolosa a las 5 y media de la mañana seis tipos en un falcon gris que venían a secuestrarlo. En la casa estaban Enrique y su compañera Yiya, que no les abrieron y empezaron a gritar llamando a los vecinos, también estaban sus hijas Ana de un año y Paula de 23 días.
Tenían itakas y pistolas 45, entraron por el fondo rompiendo la puerta.
Amenazaron a Yiya y lo sacaron a Enrique esposado a la calle queriendo meterlo en el auto. Frente a Yiya que tenia las nenas en brazos y los vecinos que se habían juntado.
Es en ese momento cuando el Hombre se enfrenta cara a cara con su enemigo, su enemigo de clase. Y es ahí donde Enrique definió su vida y su muerte.
Se transformó de victima en acusador, reconoció a alguno y los enfrentó: Ustedes no son policías! Si me van a matar, me van a matar acá, carajo! Ustedes son rusos, son rusos! Les dijo y alcanzo a escaparse, corrió unos metros y de la más cobarde manera lo acribillaron por la espalda.
Murió como vivió, enfrentando con decisión al enemigo, a favor de la clase obrera y el pueblo, como un revolucionario. Como dijo el che: “un revolucionario debe unir a un espíritu apasionado, una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo”. Enrique fue un revolucionario, un verdadero comunista.
Enrique formó parte de un contingente de revolucionarios, en su mayoría jóvenes, que comprendieron que el Partido Comunista de la Argentina había degenerado y era incapaz de dirigir el proceso revolucionario: se había convertido en un partido revisionista y oportunista.
Eran jóvenes que estaban dispuestos a dar la vida por la revolución en la Argentina. Y hace ya 40 años, el 6 de enero del 68 fundaron nuestro partido, el Partido Comunista Revolucionario.
El PCR, estuvo en la primera fila de la lucha contra el golpe, viniera de donde viniera, llevando adelante la línea que en noviembre del 74 había definido el comité central de nuestro partido: “no a otro 55, junto al pueblo peronista, contra todo golpe de estado prorruso o proyanqui, para avanzar en el camino de la revolución´´.
A favor o en contra del golpe pasaron a ser las dos trincheras que se cavaron en la argentina. Si se estaba contra el golpe había que defender al gobierno constitucional de Isabel Perón.
Gobierno que era débil y heterogéneo, reformista, que practicaba una política tercer mundista; con sectores profundamente reaccionarios en su seno, que no era el enemigo principal a golpear.
Por eso lo mataron a Enrique y ocho días antes mataron a Daniel Winer en capital federal. Para desviarnos de la lucha contra el golpe y de la denuncia a los sectores prorrusos como los golpistas mas activos y fracturar al PCR.
Y como parte de eso inventaron, y algunos hoy lo siguen repitiendo, que éramos lopezrreguistas, para demostrar que mientras en comité central de nuestro partido denunciaba el golpe, los grupos parapoliciales del gobierno de Isabel nos mataban.
La historia demostró la justeza de la línea del partido al tomar esa posición.
El golpe venia a aplastar el auge de luchas que se había iniciado con en el correntinazo y que dio lugar al histórico cordobazo en el 69. Tenía como objetivo derribar todo lo conquistado por el movimiento obrero en años de lucha. Y dirimir la disputa interimperialista entre las dos superpotencias Yankis y Rusos, para quedarse con el control de la Argentina.
El golpe instalo la dictadura más sangrienta de la historia argentina, encabezada por Videla y Viola.
Nuestro partido se quedó en el país, luchando todos esos años aquí adentro. Tenemos muchos compañeros detenidos-desaparecidos; muchos compañeros detenidos durante muchos años en las terribles prisiones de la dictadura; muchos torturados, asesinados. Y el partido se quedó aquí, atando su destino al destino del pueblo
Los más jóvenes no conocimos a nuestros mártires en persona, muchos ni habíamos nacido, pero nos forjamos con el ejemplo de su vida y de su muerte, como Gody Alvarez, Rene Salamanca, Angel Manfredi y Manuel Guerra del que se han cumplido 30 años de su secuestro y desaparición, para nombrar en ellos a todos.
Es este partido el que nos enseño su ejemplo, levantando las banderas por las que ellos pelearon y dieron su vida: por terminar con la explotación del hombre por el hombre. Y así los conocimos.
Son esas banderas las que deben ser un compromiso de honor para la juventud. Y eso nos debe llenar de alegría y emoción, de orgullo y de compromiso.
Los jóvenes debemos saber, debemos estudiar, necesitamos conocer que es lo que verdaderamente pasó en esos años.
Constantemente, los de arriba intentan contarnos la historia que ellos escribieron. Se ensañan en deformar la realidad, nos quieren meter que toda esa lucha no sirvió para nada y que la realidad que vivimos tampoco se puede cambiar.
Y por eso, alimentan el individualismo y el salvate como puedas, y cuando nos encontramos con las penurias propias de esta sociedad, la salida que nos ofrecen es la droga y el alcohol, el hace la tuya.
Ellos saben y conocen que con la rebeldía de los jóvenes, sumada a una orientación política revolucionaria, se puede llegar al poder y cambiar nuestras vidas.
Y en la juventud argentina hay infinidad de jóvenes que estamos llenos de odio, con un potencial revolucionario y una combatividad que nos empuja a ir al frente. Es la juventud del Argentinazo.
Hoy estamos viviendo momento muy duros, los jóvenes somos los más castigados por la política del gobierno. Si trabajas, no solo te pagan dos mangos sino, que además las jornadas son a veces de 10, 11 ó 12 horas. Ni hablar en el campo, donde se trabaja de sol a sol o como dicen de estrella a estrella. Se hace cada vez más difícil seguir en la escuela o en la facultad, y en el barrio somos perseguidos por la cana, nos quieren meter que la única que nos queda es salir a afanar. En todos lados juegan a quebrarnos con la droga, ahora con el paco en unos días te queman la cabeza.
Eso si, ¡nos piden que vayamos a votar!
El 28 de octubre fueron las elecciones presidenciales, CK gano con el 30% del padrón y lejos muy lejos quedaron los otros candidatos. De lo que no quieren hablar es del voto que pego mas duro a esta política, el voto bronca, que supero los votos de la ganadora.
Fue el único voto con futuro, el voto que puede reagrupar lo que viene luchando en las calles.
Entre los que la votaron no hay enamoramiento ni cheque en blanco. Pero no tenemos que subestimar, los K tomaron aire.
Por abajo crece el descontento y lo expresan las luchas que se vienen dando como la de Maffisa por la reincorporación de los despedidos, la de los obreros del ARS por aumento salarial, el acampe de los docentes en Plaza San Martín, los vecinos de Ensenada por el cierre del Ceamse. Con la multisectorial a la cabeza del reclamo por la aparición con vida de Julio López y reagrupando para que triunfen todas las luchas.
Crece la bronca como en los trabajadores de la pesca de mdp y el casino flotante. Y con la gran movilización unitaria de los desocupados se escucha de nuevo lo que tanto quieren ocultar: el hambre.
Con las elecciones quisieron apagar las brazas del argentinazo. No pudieron, siguen ardiendo en cada una de estas luchas.
Tenemos que ganar a la mayoría de los jóvenes, para fortalecer y profundizar la unidad en la lucha para torcerle el brazo a la política del gobierno. Y en el camino del argentinazo se empiece a develar que el desemboque de este auge sea a favor del pueblo. Este auge que atraviesa a toda América Latina transita momentos de definiciones. Es clave, primer lugar, la solidaridad con el pueblo hermano de Bolivia, y con el de Venezuela, Ecuador y Cuba.
Tenemos que pelear por ser comunistas, en todo lugar y en todo momento, el camarada mao dijo: para juzgar si un joven es revolucionario solo hay un criterio, ver si esta dispuesto a integrarse y si se integra en la practica con las grandes masas obreras y campesinas.
Tenemos mucho para aprender y tenemos que seguir haciendo grande este glorioso PCR y nuestra JCR. Y quiero hacer la invitación a quienes no lo sean, a formar parte del único partido en la argentina que pelea por la revolución, porque sin partido de vanguardia no hay revolución posible y sin teoría revolucionaria tampoco.
Hoy a 33 años nos inunda el dolor, el dolor y la bronca, que se transforman en odio y nos templa el corazón, y nos lleva donde están los que sufren. En una fabrica, en el campo, en un asentamiento, en una escuela, en una facultad, entre los compañeros originarios; es ahí donde esta la base de las fuerzas que van a destruir este estado oligárquico imperialista.
No perdonamos, ni olvidamos, ni a nuestros martires, ni a 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, porque olvidar es traición.
Porque, Enrique, la vida y la historia te dieron la razón. La causa por la que diste tu vida es la causa de los que eligieron vivir y morir de pie y no vivir de rodillas.
Y hasta la ultima gota de nuestra sangre y hasta el último aliento de nuestra vida, como hizo Enrique, estarán al servicio de la lucha para liberar definitivamente de la explotación a todos los explotados de la tierra.
Camarada Enrique Rusconi, ¡Hasta la victoria siempre!
Hace 33 años, el 7 de diciembre asesinaban a Enrique Rusconi. Llegaban su casa en Tolosa a las 5 y media de la mañana seis tipos en un falcon gris que venían a secuestrarlo. En la casa estaban Enrique y su compañera Yiya, que no les abrieron y empezaron a gritar llamando a los vecinos, también estaban sus hijas Ana de un año y Paula de 23 días.
Tenían itakas y pistolas 45, entraron por el fondo rompiendo la puerta.
Amenazaron a Yiya y lo sacaron a Enrique esposado a la calle queriendo meterlo en el auto. Frente a Yiya que tenia las nenas en brazos y los vecinos que se habían juntado.
Es en ese momento cuando el Hombre se enfrenta cara a cara con su enemigo, su enemigo de clase. Y es ahí donde Enrique definió su vida y su muerte.
Se transformó de victima en acusador, reconoció a alguno y los enfrentó: Ustedes no son policías! Si me van a matar, me van a matar acá, carajo! Ustedes son rusos, son rusos! Les dijo y alcanzo a escaparse, corrió unos metros y de la más cobarde manera lo acribillaron por la espalda.
Murió como vivió, enfrentando con decisión al enemigo, a favor de la clase obrera y el pueblo, como un revolucionario. Como dijo el che: “un revolucionario debe unir a un espíritu apasionado, una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo”. Enrique fue un revolucionario, un verdadero comunista.
Enrique formó parte de un contingente de revolucionarios, en su mayoría jóvenes, que comprendieron que el Partido Comunista de la Argentina había degenerado y era incapaz de dirigir el proceso revolucionario: se había convertido en un partido revisionista y oportunista.
Eran jóvenes que estaban dispuestos a dar la vida por la revolución en la Argentina. Y hace ya 40 años, el 6 de enero del 68 fundaron nuestro partido, el Partido Comunista Revolucionario.
El PCR, estuvo en la primera fila de la lucha contra el golpe, viniera de donde viniera, llevando adelante la línea que en noviembre del 74 había definido el comité central de nuestro partido: “no a otro 55, junto al pueblo peronista, contra todo golpe de estado prorruso o proyanqui, para avanzar en el camino de la revolución´´.
A favor o en contra del golpe pasaron a ser las dos trincheras que se cavaron en la argentina. Si se estaba contra el golpe había que defender al gobierno constitucional de Isabel Perón.
Gobierno que era débil y heterogéneo, reformista, que practicaba una política tercer mundista; con sectores profundamente reaccionarios en su seno, que no era el enemigo principal a golpear.
Por eso lo mataron a Enrique y ocho días antes mataron a Daniel Winer en capital federal. Para desviarnos de la lucha contra el golpe y de la denuncia a los sectores prorrusos como los golpistas mas activos y fracturar al PCR.
Y como parte de eso inventaron, y algunos hoy lo siguen repitiendo, que éramos lopezrreguistas, para demostrar que mientras en comité central de nuestro partido denunciaba el golpe, los grupos parapoliciales del gobierno de Isabel nos mataban.
La historia demostró la justeza de la línea del partido al tomar esa posición.
El golpe venia a aplastar el auge de luchas que se había iniciado con en el correntinazo y que dio lugar al histórico cordobazo en el 69. Tenía como objetivo derribar todo lo conquistado por el movimiento obrero en años de lucha. Y dirimir la disputa interimperialista entre las dos superpotencias Yankis y Rusos, para quedarse con el control de la Argentina.
El golpe instalo la dictadura más sangrienta de la historia argentina, encabezada por Videla y Viola.
Nuestro partido se quedó en el país, luchando todos esos años aquí adentro. Tenemos muchos compañeros detenidos-desaparecidos; muchos compañeros detenidos durante muchos años en las terribles prisiones de la dictadura; muchos torturados, asesinados. Y el partido se quedó aquí, atando su destino al destino del pueblo
Los más jóvenes no conocimos a nuestros mártires en persona, muchos ni habíamos nacido, pero nos forjamos con el ejemplo de su vida y de su muerte, como Gody Alvarez, Rene Salamanca, Angel Manfredi y Manuel Guerra del que se han cumplido 30 años de su secuestro y desaparición, para nombrar en ellos a todos.
Es este partido el que nos enseño su ejemplo, levantando las banderas por las que ellos pelearon y dieron su vida: por terminar con la explotación del hombre por el hombre. Y así los conocimos.
Son esas banderas las que deben ser un compromiso de honor para la juventud. Y eso nos debe llenar de alegría y emoción, de orgullo y de compromiso.
Los jóvenes debemos saber, debemos estudiar, necesitamos conocer que es lo que verdaderamente pasó en esos años.
Constantemente, los de arriba intentan contarnos la historia que ellos escribieron. Se ensañan en deformar la realidad, nos quieren meter que toda esa lucha no sirvió para nada y que la realidad que vivimos tampoco se puede cambiar.
Y por eso, alimentan el individualismo y el salvate como puedas, y cuando nos encontramos con las penurias propias de esta sociedad, la salida que nos ofrecen es la droga y el alcohol, el hace la tuya.
Ellos saben y conocen que con la rebeldía de los jóvenes, sumada a una orientación política revolucionaria, se puede llegar al poder y cambiar nuestras vidas.
Y en la juventud argentina hay infinidad de jóvenes que estamos llenos de odio, con un potencial revolucionario y una combatividad que nos empuja a ir al frente. Es la juventud del Argentinazo.
Hoy estamos viviendo momento muy duros, los jóvenes somos los más castigados por la política del gobierno. Si trabajas, no solo te pagan dos mangos sino, que además las jornadas son a veces de 10, 11 ó 12 horas. Ni hablar en el campo, donde se trabaja de sol a sol o como dicen de estrella a estrella. Se hace cada vez más difícil seguir en la escuela o en la facultad, y en el barrio somos perseguidos por la cana, nos quieren meter que la única que nos queda es salir a afanar. En todos lados juegan a quebrarnos con la droga, ahora con el paco en unos días te queman la cabeza.
Eso si, ¡nos piden que vayamos a votar!
El 28 de octubre fueron las elecciones presidenciales, CK gano con el 30% del padrón y lejos muy lejos quedaron los otros candidatos. De lo que no quieren hablar es del voto que pego mas duro a esta política, el voto bronca, que supero los votos de la ganadora.
Fue el único voto con futuro, el voto que puede reagrupar lo que viene luchando en las calles.
Entre los que la votaron no hay enamoramiento ni cheque en blanco. Pero no tenemos que subestimar, los K tomaron aire.
Por abajo crece el descontento y lo expresan las luchas que se vienen dando como la de Maffisa por la reincorporación de los despedidos, la de los obreros del ARS por aumento salarial, el acampe de los docentes en Plaza San Martín, los vecinos de Ensenada por el cierre del Ceamse. Con la multisectorial a la cabeza del reclamo por la aparición con vida de Julio López y reagrupando para que triunfen todas las luchas.
Crece la bronca como en los trabajadores de la pesca de mdp y el casino flotante. Y con la gran movilización unitaria de los desocupados se escucha de nuevo lo que tanto quieren ocultar: el hambre.
Con las elecciones quisieron apagar las brazas del argentinazo. No pudieron, siguen ardiendo en cada una de estas luchas.
Tenemos que ganar a la mayoría de los jóvenes, para fortalecer y profundizar la unidad en la lucha para torcerle el brazo a la política del gobierno. Y en el camino del argentinazo se empiece a develar que el desemboque de este auge sea a favor del pueblo. Este auge que atraviesa a toda América Latina transita momentos de definiciones. Es clave, primer lugar, la solidaridad con el pueblo hermano de Bolivia, y con el de Venezuela, Ecuador y Cuba.
Tenemos que pelear por ser comunistas, en todo lugar y en todo momento, el camarada mao dijo: para juzgar si un joven es revolucionario solo hay un criterio, ver si esta dispuesto a integrarse y si se integra en la practica con las grandes masas obreras y campesinas.
Tenemos mucho para aprender y tenemos que seguir haciendo grande este glorioso PCR y nuestra JCR. Y quiero hacer la invitación a quienes no lo sean, a formar parte del único partido en la argentina que pelea por la revolución, porque sin partido de vanguardia no hay revolución posible y sin teoría revolucionaria tampoco.
Hoy a 33 años nos inunda el dolor, el dolor y la bronca, que se transforman en odio y nos templa el corazón, y nos lleva donde están los que sufren. En una fabrica, en el campo, en un asentamiento, en una escuela, en una facultad, entre los compañeros originarios; es ahí donde esta la base de las fuerzas que van a destruir este estado oligárquico imperialista.
No perdonamos, ni olvidamos, ni a nuestros martires, ni a 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, porque olvidar es traición.
Porque, Enrique, la vida y la historia te dieron la razón. La causa por la que diste tu vida es la causa de los que eligieron vivir y morir de pie y no vivir de rodillas.
Y hasta la ultima gota de nuestra sangre y hasta el último aliento de nuestra vida, como hizo Enrique, estarán al servicio de la lucha para liberar definitivamente de la explotación a todos los explotados de la tierra.
Camarada Enrique Rusconi, ¡Hasta la victoria siempre!