Compañeras, compañeros, en nombre del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario quiero saludar y agradecer la presencia de todas las fuerzas políticas amigas que nos acompañan en esta dolorosa despedida. Y también a todas las fuerzas que nos han hecho llegar sus condolencias, y que no se han podido leer porque son muchas.
Quiero también saludar a todos los camaradas que han hecho un esfuerzo viniendo desde lejos, para despedir al gran camarada Otto Vargas.Lo primero que quiero señalar es que vamos a despedir, como acaba de decir su hija recién muy bien, nosotros somos la otra parte, la parte a la que Otto dedicó gran parte de su vida. Venimos a despedir a Otto Vargas, un comunista revolucionario que dedicó su vida a la lucha por la revolución.
Muy joven, se afilió a la Federación Juvenil Comunista. Como dijo él en el libro de conversaciones con Jorge Brega: “…desde entonces traté de ser comunista”. Y señaló: “No se es comunista de una vez para siempre. Y ningún mérito pasado puede limpiar una claudicación o canallada presente; porque la lucha por ser comunista es una lucha constante que se libra hasta el final de nuestras vidas…”
Y Otto fue consecuente con eso a lo largo de toda su vida. En la Federación Juvenil Comunista comenzó su militancia. En ese camino fue comprendiendo que aquella dirección del PC había abandonado la lucha por el poder, y cuando estos libraron a su suerte al comandante Che Guevara en Bolivia, quedó claro que esa dirección no sólo no era garantía, sino que había pasado ser un obstáculo para la lucha revolucionaria en la República Argentina.
Otto encabezó junto a otros compañeros del Partido y un gran contingente de la Juventud la ruptura del año 67 que dio origen a la fundación del PCR el 6 de enero de 1968. Desde entonces Otto fue secretario general de nuestro Partido. Y como tal estuvo en todas las batallas políticas y teóricas que protagonizamos en estos 51 años de existencia.
Porque desde que nacimos, cuando toda la izquierda hablaba de reflujo, y el Gral. Perón decía que había que “desensillar hasta que aclare”, fue Otto el que planteó que había un polvorín reseco de odio popular bajo la dictadura de Onganía y que había que trabajar para que estallara. Y el polvorín estalló, compañeros. Y un reguero de puebladas que arrancaron en el Correntinazo, el Rosariazo, y el glorioso Cordobazo nos dieron la razón. Y a partir de allí nada fue igual en la Argentina.
Y estando a la cabeza de las luchas se fue transformando el PCR. Con hitos históricos como los del Smata cordobés, que hizo resurgir el clasismo en Argentina.
En esas luchas surgió la necesidad de encontrar nuevas respuestas para abordar los nuevos desafíos. Así llegamos al maoísmo. En el año 72 una delegación de nuestro Partido encabezada por Otto Vargas viajó a China. En ese momento fue cuando el PCR fue reconocido oficialmente como partido hermano del Partido Comunista de China que dirigía Mao Tsetung.
Así, a partir de nuestro tercer Congreso abrazamos el maoísmo, y tomamos el marxismo-leninismo-maoísmo como la base teórica de nuestro partido. Y aprendimos a dar batalla a las ideas incorrectas para unir al Partido y no para dividirlo. Otto no solo estuvo a la cabeza de esas batallas en su rol de secretario, sino que sus trabajos de investigación marxista le dieron sustento teórico a la práctica de nuestro Partido.
Así avanzamos en el conocimiento del papel del campesinado en la realidad argentina, y pudimos retomar la lucha por la reforma agraria para resolver el hambre de tierra de los campesinos y de nuestros hermanos originarios.
También en la integración de las verdades universales del marxismo, a la realidad de la revolución argentina, comprendimos que nuestro país era un país dependiente y disputado por varios imperialismos, que no estaban sólo los yanquis e ingleses, ya que los tentáculos de la Unión Soviética, que con la restauración capitalista se había convertido en una superpotencia imperialista, también llegaban a nuestra patria. Y también el maoísmo ayudó a ver la diferencia entre la burguesía nacional y la burguesía intermediaria en países oprimidos.
La definición antigolpista de nuestro Partido en 1974 fue un momento clave de nuestra historia. El PCR, dirigido por Otto Vargas, fue el único Partido que como tal llamó a enfrentar el golpe fascista que se avecinaba. Esto provocó un odio profundo de los que trabajaban para el golpe, sobre todo del sector más ligado a la Rusia imperialista. Como todavía dicen, la acusación de lopezrreguistas sobre nuestro Partido fue decidida por el sector de inteligencia del ejército videlista. Y fue repetida como loros por la dirección del falso Partido Comunista que apoyó el golpe fascista.
Por eso, a Otto cuando alguien nos acusaba de lopezrreguistas le gustaba contestar: entonces seguramente usted es un videlista.
Esa posición antigolpista fue defendida por nuestro Partido ante las grandes masas, como lo hicimos en el Smata Córdoba, como en La Plata donde sufrimos seis asesinatos, y en todo el país.
El golpe pasó, y nos quedamos en el país a organizar la resistencia. Sufrimos la desaparición de entrañables camaradas, cárcel, persecución. Como dijo Otto atamos nuestra suerte a la de la clase obrera y el pueblo argentino para enfrentar la dictadura más sangrienta que conoció nuestra historia.
En 1979 Otto encabezó una delegación a China. A la vuelta de ese viaje, Otto planteó que se había restaurado el capitalismo en China. Hubo gran conmoción entre nosotros, en nuestro Comité Central, porque el único faro socialista que había se había apagado. Y entonces pasamos a ser cachorros guachos del maoísmo, y a jugar así. La discusión fue grande, tardamos tiempo en hacer pública la posición. Pero visto desde hoy, compañeros, la posición de Otto salvó al Partido: pudimos comprender que el comunismo no había fracasado sino que había sido derrotado. Y cuando la oleada anticomunista se desató en el mundo, el PCR de Argentina levantó en alto sus banderas y defendió sus principios. Seguimos siendo el Partido del comunismo.
Otto Vargas defendió la doctrina marxista frente a los que la traicionaron, y nunca dejó de tener como punto de referencia a los más explotados y oprimidos. Esta es una de las grandes enseñanzas que nos deja. Nosotros decimos que somos “El Partido de Otto Vargas” porque él encabezó y jugó un papel decisivo en momentos claves de todo este proceso. Simplemente porque fue el más marxista-leninista-maoísta de todos nosotros.
Y fue consecuente en la defensa del camino revolucionario. En la conferencia última, la del 2016, Otto dijo que si bien habíamos crecido, todavía éramos pocos para encabezar la lucha de la clase obrera y el pueblo argentino por su liberación.
Yo lo que digo es: la historia de Otto Vargas no se ha terminado de escribir. Porque a un comunista, a un revolucionario, no se lo juzga solo por lo que ha hecho a lo largo de toda su vida militante, sino por lo que deja.
Como vimos este 21 de diciembre en el estadio de All Boys, con más de 17 mil compañeras y compañeros que lo colmaron, con miles de banderas rojas, en condiciones muy difíciles, hemos crecido. Pero todavía estamos lejos de nuestros objetivos. Por eso quiero decir que es muy grande la responsabilidad que tenemos hoy todos los comunistas revolucionarios, los viejos, los no tan viejos y sobre todo los jóvenes ante el legado que nos deja Otto. Garantizar la continuidad histórica de una línea proletaria para la revolución en la Argentina.
Y construir, y seguir construyendo un partido y una juventud comunista revolucionaria que lleve adelante esta línea en todo el país. Y que con una justa política de frente único siga pugnando porque la clase obrera, los campesinos, los intelectuales, el pueblo argentino tome en sus manos la lucha por la revolución, que acabe con este Estado oligárquico imperialista ,y así poder resolver el pan, el techo, la tierra, la salud y la educación de todos los que habitan nuestro suelo.
Camarada Otto Vargas: ¡Presente! ¡Ahora y siempre!
Hoy N° 1755 20/02/2019