La alegría de su nombre
escribe Franco, de la JCR de Rosario
La noticia habla por sí sola: Otto Vargas ha muerto.
¿Quién habrá sido? Se preguntan, desorientadas, algunas voces ¿Qué habrá hecho de su vida que tanto lo lloran?
Y yo me pregunto:
¿En qué tumba caben los gigantes?
No hay lugar en su homenaje
para cultos personalísimos,
para quién fuera todo pueblo
desde los pies al pensamiento.
Yo vi una vez, lo juro, su sonrisa afilada
mostrando los colmillos de hombre nuevo rebelado.
Algo brillaba en su mirada,
algo parecido a eso que llaman futuro.
El viejo tenía el pellejo arrugado
de tanta juventud recorrida,
y acá lo deja, tirado y obsoleto, como quien no quiere la cosa.
De nada valen los huesos y la carne si no se juega la vida,
si no se juega a vivirla, si no se vive para lucharla.
Deja entre polvaredas del camino
su cuero argentino, aciertos, errores,
actos y palabras como una misma cosa.
Un puño siempre izquierdo, apretando el firmamento,
como queriendo alcanzar
la estrella más querida.
Nos deja sólo por hoy,
guachos, desamparados, un poco vacíos, tal vez un poco tristes.
Sólo por hoy descansa -peco de ingenuo- la lucha de clases.
Mañana faltará el pan en otras muchas mesas.
Los obreros velarán por sus hijos aguantando el látigo fabril.
Las mujeres pisarán las calles sin saber si volverán a sus casas.
Los pibes no dejarán de jalar porque haya muerto un comunista.
Buques de carga izarán banderas foráneas.
Seguirá el capital devorándonos las manos.
Algún mandamás descorchará frente a la muerte del enemigo inquebrantable,
y así tantas cosas que merecen ser cambiadas.
Sólo por hoy haremos una pausa
validando el recuerdo de tus pasos.
Si lloro les pido me disculpen,
a veces la ternura me flaquea la dureza.
Sólo le pido que no descanse, Camarada.
Bien sabemos que dejó lo mejor que pudo, y no fue poco.
Siga quemando desde el fondo de la memoria,
no se calle nada, no desista nunca.
Queme las conciencias cuando vacilen,
que aquí sabremos pintar su ejemplo
en tantas banderas como sea necesario.
Ahora sí,
que se abran las compuertas
que truenen las guitarras
que se inspiren los poetas
que luchen los que lloran.
No habrá estatuas quietas para usted, Don Otto.
Tampoco calles ni rascacielos con su nombre.
Vuelva a la tierra. Vuélvase raíz.
Por nuestra parte no volveremos
porque nunca nos fuimos.
Adelántese, viejo amigo, que ahora nos toca a nosotros.
Hasta la victoria, siempre fieles.
La alegría está unida a su nombre, Camarada
Y ese nombre desde hoy
se pronuncia
Revolución.
Fuiste y serás bandera
escribe Betún
El mejor de todos. El que marcó la cancha. El que organizó el partido revolucionario con las ideas de Marx, Lenin y Mao al mando. El que siempre luchó por la unidad. El que nunca se vendió. El que denunció el golpe y se quedó en el país para luchar contra la dictadura hasta voltearla. El que levantó Malvinas.
Estuviste y estarás en cada asamblea de barrio. En cada corte por pan, techo y trabajo. En cada asamblea estudiantil. En cada fábrica que se organiza. En cada peonada en el campo. En cada canto popular. En cada lucha intelectual. En cada olla popular. En cada acción en defensa de la soberanía. En cada triunfo obrero. En cada batalla contra el imperialismo.
Fuiste y serás bandera. Serás la rebelión organizada. Serás el grito de los oprimidos. Serás la esperanza de los pobres. Serás la vanguardia de los revolucionarios. Serás la cabeza que piensa en unir. Serás quien nos recuerde la importancia de estudiar y analizar.
Estarás presente en cada revolucionario del mundo, pero particularmente de Argentina. Quien nos recuerda que vale la pena luchar por la revolución. Que la felicidad está en la lucha. Que siempre hay que escuchar a los más humildes. Que hay que hacer posible lo necesario.
Hoy te despedimos con estas lágrimas furiosas. Lágrimas tristes. Lágrimas de bronca. Lagrimas orgullosas. Lágrimas que se transforman en vientos del pueblo. Lágrimas de rebeldía. Lágrimas de organización y lucha. Lágrimas inevitables. Lágrimas necesarias. Lágrimas comunistas y revolucionarias.
Hay gente que no se puede morir. Hay gente que no se muere. Como Mao, como el Che, como Salamanca, como Quebracho, como Gody, como Normita Nasiff, como María Conti, como muchos imprescindibles. Esa gente no se muere, esa gente vive en el pueblo. Esa gente cambia las condiciones de vida de los más pobres. Y vos fuiste el mejor de todos. El que nos guió con tu línea. El que honraremos cada día de nuestras vidas. El que nos ayudará a tomar el poder. Fuiste, sos y serás bandera. Comunista y revolucionaria. Serás viento del pueblo.
¡Hasta la victoria siempre Otto!
Se fue el gigante
escribe Victorino Garcete Cabrera (desde Paraguay)
El gigante de América Latina
me refiero a Otto Vargas
dirigente de acero
intachable en su vida.
Un gran vacío deja tu partida
al PCR de la Argentina
al Paraguay Pyahura del Paraguay
los pobres del mundo entero
lloran y lloran tu partida.
El compañero Otto Vargas
deja una huella intachable.
Compañero inseparable
de un campesino sufrido
de un obrero estafado,
qué más podemos pedir
descansa en paz querido hermano.
Desde tu juventud hasta la fecha
eres un gran luchador
por eso eres un gigante
te rindo este homenaje
con mucha pena y dolor.
Le doy mi condolencia
al pueblo del PCR
PCR de la Argentina
que siga siempre adelante
con bondad y disciplina.
Hoy N° 1755 20/02/2019