Después que la semana pasada le haya marcado la cancha al gobierno de Macri (ver “El FMI reclama más ajuste y entrega”, hoy N° 1762) la directora gerente del organismo imperialista, Christine Lagarde, en su papel de guardiana del cepo de la deuda usuraria, el jueves 11 hizo una advertencia a los futuros candidatos de la campaña presidencial 2019: “Ahora que se ha hecho tanto esfuerzo, en un programa en el que la protección social ha sido siempre una de las prioridades clave, sería una tontería por parte de cualquier candidato darle las espalda al trabajo que se encuentra en curso”.
Queda claro entonces que el pacto de sometimiento firmado por el gobierno de Macri con el FMI –que para Lagarde no es con un gobierno en particular sino con la Argentina– no solo implica regentear la política monetaria y financiera del país, sino también su intervención descarada en la política interna. Por eso casi todos los dólares del crédito stand by (crédito sostén) están programados para entregarlos antes de las elecciones en apoyo a la reelección de Macri, y “aconseja” a todos los candidatos de la oposición que, en caso de ganar las elecciones, continúen con el mismo programa del pacto hambreador y entreguista del macrismo, que sostiene para garantizar esa deuda y toda la demás deuda usuraria tomada por este gobierno.
Por eso repudiar este pacto y suspender el pago de toda esa deuda odiosa –ilegítima porque no pasó por el Congreso como requiere la Constitución Nacional– es una necesidad para realizar un programa de recuperación y desarrollo independiente, que pueda resolver las necesidades de tierra, techo y trabajo para todos los que viven en nuestro suelo. Siendo conscientes que con sólo repudiar el pacto y suspender el pago de toda la demás deuda odiosa, de por sí no va a resolver ningún problema inmediato: igual el país no tiene con qué pagar por lo que eso no va a aportar ningún recurso extra.
Los únicos recursos que podemos obtener son los de la tierra, el trabajo y las finanzas nacionales, por lo que necesitamos medidas e instrumentos concretos para defender la moneda y manejar de manera independiente esos recursos. Si no nacionalizamos el crédito y el manejo del comercio exterior, por lo menos, vamos a seguir en manos de los grandes bancos y los monopolios de la industrialización y comercialización de los pocos productos exportables que hoy se pueden lograr con la actual estructura económica dominada por los latifundistas y monopolios imperialistas, sin poder ir más lejos que lo que proponen los Etchevehere, Cargill, Cofco y otros monopolistas de la tierra y demás recursos naturales, de la producción, el comercio y las finanzas. El país seguirá produciendo lo que decidan los latifundistas y los monopolios imperialistas en función de la renta y sus ganancias extraordinarias, si por lo menos no se avanza en un programa para lograr un millón de chacras mixtas como base para acabar con el hambre y expandir el mercado interno, contemplando todos los instrumentos necesarios tanto para acabar con la inflación y poder defender nuestra moneda y el crédito favoreciendo el trabajo y la producción agraria e industrial, como para también comercializar lo que podamos exportar. De otra manera no lograremos ni una industria ni un agro sustentables siquiera para resolver la desocupación y el hambre y menos para cortar las cadenas del endeudamiento a que nos condena no sólo el FMI sino toda la política macrista a favor de los terratenientes y monopolistas que agrava el “estrangulamiento externo e interno” de la nación, destruyendo el trabajo, la industria y el comercio nacionales, como así también la moneda y el crédito nacionales.
Para esto se necesita derrotar la política del gobierno macrista y del FMI en las calles y en las urnas, como proponemos desde el PTP en el frente En Marcha poniendo en lo inmediato todos los esfuerzos para construir el gran frente nacional y social necesario para derrotar a Macri en las próximas elecciones, y así avanzar en el logro de otro gobierno que tome las medidas necesarias de un programa mínimo que permita liberarnos del cepo del latifundio (sean los viejos o los modernos que produce la monopolización de la tierra por el capital financiero) y de la dependencia todos los imperialismos.