Recién el lunes 1° de julio el área de Comercio de la Comisión Europea dio a conocer los primeros detalles del “Acuerdo en principio” para la “liberalización” del comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Es un texto político al que deberán sumarse los documentos de negociación para llegar a convertirse un texto jurídico como un tratado de asociación y cooperación y política entre ambos bloques, que incluirá la parte comercial.
Demás está decir que en lo que concierne al “libre comercio” no es un tratado entre iguales y menos en esta época de los monopolios y el imperialismo, como ya no lo fue el primer tratado de este tipo que firmó Rivadavia con Inglaterra en 1824. Y ni que decir del Pacto Roca-Runciman que firmó el gobierno del general Agustín P. Justo con el imperialismo británico en 1933, durante la “década” infame, y del Convenio Comercial y de Pagos firmado con el imperialismo alemán en 1934 (ver “La diversificación de la dependencia” en Eugenio Gastiazoro, Historia Argentina, tomo IV, págs. 23/24).
En el primer capítulo del documento preparatorio de la Comisión Europea se resumen las masivas eliminaciones de aranceles por las dos partes. Allí se dice que el Mercosur liberalizará el 91% de sus importaciones desde Europa en un período de 10 años que podrá extenderse hasta los 15 años “para los productos más sensibles”. A la vez, la Unión Europea liberalizará el 92% de sus importaciones desde Mercosur, también en 10 años.
En el sector industrial dentro de 10 años la UE no cobrará arancel alguno a lo que se importe desde Mercosur. Mercosur eliminará el 90% de sus aranceles, incluidos los que cobra actualmente a los autos europeos, una de las más potentes industrias del viejo continente. ¡Chau industria argentina, incluida la de los automotores!
En cuanto al capítulo agropecuario. Mercosur eliminará gradualmente el 93% de los aranceles que cobra hoy día a productos agropecuarios europeos. La UE hará lo mismo con el 82% de los productos del agro del Mercosur, es decir un porcentaje menor encima cuotificado. Rubros además en los que tendremos que competir en precio con nuestros vecinos, en particular Brasil, Paraguay y Uruguay.
Otro de los capítulos destacados es el de las denominaciones de origen europeas que el Mercosur tendrá que proteger y respetar. Son 357. Incluyen desde vinos hasta quesos. En la lista aparecen algunos de los más conocidos, como el queso feta griego, el vino de Rioja español, el jamón de Parma italiano, el champán francés o el whisky irlandés y el oporto portugués. Por ejemplo, no se podrán vender a Europa productos que tengan denominaciones como champagne, queso roquefort o Jamón etiquetado como “de estilo Jabugo”. A cambio, Europa protegerá sólo 220 denominaciones de origen de Mercosur como es el caso de la cachaça brasileña.
El texto también incluye capítulos principalmente técnicos, como el que trata de los procedimientos para la emisión de licencias de importación y exportación, o el que establece que los productos importados desde los países signatarios, una vez dentro del mercado nacional, sean tratados en igualdad de condiciones que los de producción nacional. También se prohíben los subsidios a la exportación y las medidas de efecto equivalente, como si los países de ambos bloques estuvieran en las mismas condiciones de competencia en sus producciones. Con lo que se reforzaría la desindustrialización y primarización de nuestras economías: una mayor libertad para que los peces grandes se coman a los peces chicos. ¿De qué color es la bandera de Macri?
Escribe Eugenio Gastiazoro
Hoy N° 1773 03/07/2019