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03 de July de 2019

Crónicas proletarias 350

Fábricas en la década de 1920 (2)

Con el correr de la década de 1920, aumentó por un lado la inversión extranjera en las industrias, y también la concentración y desarrollo de grandes empresas nacionales. Junto a los talleres, predominantes en cantidad de trabajadores empleados, surgían las grandes industrias, sobre todo en la zona de la Capital Federal y lo que hoy es el Gran Buenos Aires. Dejamos para otro momento el desarrollo de los talleres ferroviarios, los grandes ingenios y la industria petrolera.

En estas empresas, al calor de la oleada de lucha revolucionaria que recorría todo el mundo, y que se expresó con fuerza en la Argentina, aparecieron intentos de organización gremial en el lugar de trabajo. En general, hasta ese momento las y los trabajadores se nucleaban en los gremios (primero por oficio y luego por rama de la industria), vinculados a las centrales sindicales influenciadas por el socialismo, el anarquismo, el sindicalismo y posteriormente el comunismo. La organización en los lugares de trabajo surgió en puertos y frigoríficos también, así como en grandes tiendas comerciales.

Ya a fines de la década de 1910, surgen delegados de empresa en los Talleres Metalúrgicos Vasena, que tuvieron un rol durante las huelgas previas y en la Semana de Enero, pero que no eran de carácter permanente.

Uno de los primeros enviados de la Internacional Comunista, del que hemos hablado en esta columna, Félix Weil, en un trabajo de 1923 sobre el movimiento obrero argentino, consignaba que en 1919 “y en el año siguiente, los sindicatos ganaron un importantísimo terreno. No sólo consiguieron aumentos de sueldo, el cumplimiento de la jornada de ocho horas, etc., sino también cambios en las condiciones laborales. El más importante fue la admisión, forzada por ellos, de los delegados, es decir, fiscalizadores nombrados por los sindicatos, uno para cada grupo de entre 10 y 15 hombres. Con frecuencia estos delegados no trabajaban, sino que tenían que controlar específicamente el cumplimiento del reglamento laboral, como también las ordenanzas impuestas por el sindicato, etc. Por ejemplo, que el peso de una bolsa de cereal no sobrepase los 70 kilos, o que el boicot decretado contra un empresario se llevara a cabo estrictamente. El empresario no sólo debía aceptar a los delegados, sino también pagarles el jornal completo, de lo contrario debía esperar el boicot, o algo peor”.

Varios investigadores señalan, respecto a este análisis de Weil, que muchos de estos delegados no eran elegidos por los trabajadores del lugar, sino designados por el sindicato mayoritario.

Hoy N° 1773 03/07/2019