Roni Bugun comienza contando que “Esta semana, cuando viajamos a la Argentina, recibimos la noticia del ataque del estado fascista colonialista de Turquía. Este ataque lo esperábamos desde hace muchos meses porque es una agresión contra la revolución democrática y la revolución femenina de Rojava en el norte de Siria. Esta guerra empezaba después de la confirmación de Estados Unidos y Rusia de que las tropas de EEUU se retiraban de la zona en Siria. El Estado turco hizo negociaciones desde hace mucho con los imperialistas, para poder atacar Rojava, Para nosotros es una guerra existencial. Esta guerra va a decidir sobre el futuro del Estado fascista de Turquía, y sobre el destino de la revolución en Rojava y Siria del norte”.
—¿Cómo se preparó el pueblo y las organizaciones revolucionarias para este ataque?
—Rojava comenzó cuando los levantamientos árabes en el 2011, y el desarrollo de la revolución siempre fue atacado por fuerzas políticas islamistas fascistas como ISIS o Alnusra. El Estado turco nunca quiso un estatuto del pueblo kurdo, y luchó desde el principio contra Rojava. Primero el estado turco fortaleció a ISIS por todos los medios. Las pandillas de ISIS podían cruzar libremente las fronteras con Turquía, recibían dinero, etc. Las fuerzas democráticas de Siria vencieron a ISIS, por eso ahora el Estado turco ataca directamente.
Las fuerzas democráticas y revolucionarias del norte de Siria tienen mucha experiencia en la lucha, porque siempre tuvieron que defender su revolución. Para eso tuvieron que desarrollar sus propias estructuras militares.
Ahora, con la invasión turca, todos los pueblos del norte de Siria toman parte de la guerra, no sólo los militares. El pueblo es parte de la defensa. En estos meses se han creado y preparado milicias, tanto en la técnica de las armas, como lo más importante, en su conciencia. Tienen una gran determinación en defenderse. Hay un frente de guerra a lo largo de 400 kilómetros en la frontera entre Turquía y el norte de Siria. Hay enfrentamientos en varias ciudades y especialmente en Serekaniye y Girespi, donde el estado turco pretende entrar para dividir el territorio de Rojava entre el norte y el sur. Hasta ahora el pueblo resiste de manera heroica, pese a la desigualdad técnica y de armamento. Tenemos caídos de nuestro partido, como el compañero Baran Serhat, miembro de nuestro Comité Central asesinado por servicios de inteligencia turcos. Sabemos que los comunistas estamos dentro de los cinco primeros objetivos del ataque del Estado turco.
—Contanos un poco acerca de Rojava, y porqué hablan de una revolución democrática y femenina.
—En la región de Rojava, que está siendo atacada por el segundo ejército de la OTAN, los pueblos que la habitan, que no son solo los kurdos, han conformado un sistema de autogobierno. Decimos que es una revolución porque empezó con la resistencia del pueblo contra el régimen colonialista de Al Assad, y en el desarrollo de la guerra civil el pueblo desarrolló sus propias organizaciones. Y decimos que es una revolución femenina porque las mujeres han fundado sus propios consejos, y sus propias fuerzas de defensa armada. Hay consejos en las comunas, en las ciudades. Aquí la gente puede decidir su camino, ser parte del poder. Tenemos un sistema de cuotas, para que todas las minorías nacionales tengan participación en los consejos. Las mujeres tienen una representación del 50% en los consejos, y la presidencia del consejo es compartida por un hombre y una mujer.
En todos los niveles hay estructuras para las mujeres. Hay una justicia especial para las mujeres, para los casos de violencia o violación, hay leyes para las mujeres, y están las Unidades Femeninas de Protección (YPJ), que junto a las Unidades de Protección Popular (YPG), son las que han derrotado a ISIS, pandillas muy patriarcales que sólo significan violación y muerte para las mujeres. Miles de mujeres fueron violadas y compradas como esclavas por ISIS.
Hoy las YPG y las YPJ están dentro una coalición militar llamada Fuerzas Democráticas Sirias, que están luchando juntos contra el fascismo de Turquía.
En nuestro Partido tenemos una organización de mujeres comunistas, desde la que planteamos que el sistema patriarcal necesita de una revolución para romperlo. Y que las mujeres se tienen que organizar contra este sistema, incluso armarse contra la violencia cotidiana hacia las mujeres, porque eso necesita de una respuesta del género de las mujeres, y tenemos el objetivo de formar milicias de mujeres. Sabemos que el patriarcado y el capitalismo están unidos, por eso la revolución femenina necesita de la revolución de clase y la revolución de clase necesita de la revolución femenina.
—Antes de esta coyuntura de guerra abierta contra el Estado turco, ¿cuáles fueron los logros más importantes del proceso revolucionario?
—El logro más importante es la esperanza. Rojava es el único lugar del Oriente Medio donde los pueblos van por su propio camino. No seguimos el camino ni de los imperialistas ni de los Estados mercenarios de la región. Y esta esperanza está creciendo en el mundo. Por eso tenemos muchos y muchas internacionalistas que vienen a pelear a Rojava. Ha habido mártires internacionalistas, que respondieron al llamado de venir a pelear para defender esta revolución.
Para nosotros, como comunistas, también es muy importante la experiencia de los consejos de autogobierno. Los comunistas de Rojava queremos desarrollar esta revolución en un camino socialista, y nos basamos en este sistema muy democrático.
Obviamente el otro logro es el de las mujeres. Particularmente que las mujeres sean parte del ejercicio del poder.
—¿Cuáles son las bases económicas de Rojava?
—Hay que tener en cuenta que la revolución en Rojava estuvo siempre bajo peligro y ataque armado, por eso el desarrollo económico no ha sido muy fuerte. Se ha peleado por establecer cooperativas en la economía comunal, particularmente en los cultivos. De esta producción, el 30% se destina al gobierno central, y el 70% queda para la comuna. Nosotros entendemos que en este aspecto, la revolución sólo busca limitar la propiedad privada, y creemos que hay que ir más allá. Hay problemas tribales también con relación a la propiedad de la tierra.
En el norte de Siria hay mucho petróleo, pero las refinerías no están en Rojava, sino en otras partes de Siria. Lo mismo pasa con el trigo y el olivo. Se cultiva pero no hay molinos o producción de aceite en Rojava. No hay infraestructura productiva. Las fuerzas revolucionarias han creado refinerías precarias, lo que es un logro muy grande.
—¿Qué posición tiene su partido con respecto al Kurdistán, más allá de los kurdos de Siria?
—Nosotros somos una fuerza de Turquía y Kurdistán, y defendemos la unidad de la revolución en Turquía y Kurdistán del Norte. Pensamos que el levantamiento revolucionario en el norte de Siria se tiene que complementar con la clase obrera de Turquía. A la vez, defendemos el derecho del pueblo kurdo a su autodeterminación, y su derecho a unificarse como país. Nosotros luchamos en Rojava y en todo el Kurdistán con todas nuestras fuerzas, con esta perspectiva.
Tenemos compañeros en el Kurdistán del Sur, que están desarrollando una academia militar, y tenemos la perspectiva de crecer en el Kurdistán del Oeste, en Irán, donde desarrollamos acuerdos con distintas fuerzas.
—Por último, querríamos que nos cuentes qué te ha parecido tu visita a la Argentina y la participación en el Encuentro Nacional de Mujeres.
—Desde Turquía y Kurdistán, donde luchamos para una revolución femenina, nos emociona mucho el crecimiento del movimiento de mujeres en todo el mundo, y decimos que en Argentina hay pioneras de este movimiento, y que tiene repercusión en todo el mundo. La demanda de “Ni una menos” hoy también la utilizamos en Turquía contra la violencia hacia las mujeres. También intentamos aprender de las huelgas de las mujeres que se hacen en Argentina. Por eso este viaje ha sido muy inspirador. El Encuentro ha sido muy emocionante, por la gran movilización. Decimos que la revolución femenina está en la fuerza de las masas que participan de la política, y en las mujeres de aquí hay un gran ejemplo de eso.
Hemos visto una gran politización en las mujeres, especialmente de las jóvenes. También nos interesaba ver cómo fuerzas revolucionarias como el PCR juegan en este Encuentro, por eso valoramos mucho esta experiencia.
Hoy N° 1788 23/10/2019