La denuncia de la joven sobrina y secretaria de José Alperovich, tres veces gobernador de Tucumán y actual senador, conmocionó a la provincia y al país e indignó a la sociedad. La joven denunció en una extensa carta los horrores a los que fue sometida y las situaciones dolorosas que vivió en ese periodo y se animó a denunciar ahora. Presentó su denuncia en la ciudad de Buenos Aires y en Tucumán porque los hechos sucedieron en ambas ciudades.
¿Quién es este siniestro senador?
Los tucumanos lo conocemos. Sabemos de su forma de gobernar durante doce años, sabemos del ocultamiento de pruebas en la investigación del femicidio de Paulina Lebbos, donde los hijos del poder, su hijo entre ellos, estuvieron involucrados. Crimen aún impune, donde se ocultaron pruebas y contaron con el apoyo de su gobierno. Sabemos de su relación con los Ale, grupo mafioso, denunciado como responsables en el secuestro de Marita Veron, joven entregada a las redes de trata en la provincia y que aún busca su madre.
En medio de la campaña electoral vimos cómo violentó, con actitudes misóginas y machistas, a una periodista local en medio de un programa de televisión. Imágenes que hemos visto en los medios reiteradamente donde, como patrón de estancia, usa su poder y sus privilegios para intimidar a una mujer.
Es el mismo que hace un año votó en contra de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Senado y allí se llenó la boca de conducta, de familia, de moral, casi en el mismo período que sometía despiadadamente a su sobrina.
El último acto cruel de Alperovich fue hacer público el nombre de su sobrina en su primera declaración, sabiendo del pedido de la joven de no dar a conocer su identidad, fundamental derecho de las víctimas de violación. Las víctimas de violencia sexual tienen derecho a su intimidad y a resguardar su nombre, sobre todo cuando el senador cuenta con privilegios claros demostrados ampliamente en su accionar en la provincia.
Es urgente que la justicia actúe con celeridad. Que la palabra de la denunciante sea escuchada, que se valore y atienda la denuncia desesperada de una víctima que no siempre encuentra en la justicia reparación. El pedido de licencia del senador en el Congreso no es suficiente para que pueda ser juzgado como cualquier ciudadano, es necesario su separación del Congreso.
La joven denunció sostenida por un Movimiento de Mujeres que ya no se calla. Muchas deciden salir de ese círculo de sometimiento denunciando públicamente los abusos recibidos. La joven denuncia violencia sexual, física y psicológica, con detalles horrorosos sobre la vileza del senador.
El Movimiento de Mujeres de Tucumán expresó en el acto del 25 de Noviembre (Día Internacional por la eliminación de la Violencia hacia las Mujeres) estos hechos solidarizándose con la víctima y planteó con firmeza su posición de acompañarla para que este sujeto sea juzgado. Como en todos los casos de violencia contra las mujeres, hay que exigir justicia y luchar contra la impunidad -que es moneda corriente-, contra todo tipo de opresión y discriminación machista basada en los privilegios que detenta y ostenta el patriarcado, y reclamar que este privilegio que le otorga su poder, sea destruido por la fuerza imparable de un movimiento de mujeres que se expresa con valentía en las calles hoy como nunca. Exigimos juicio ejemplar a José Alperovich, su separación del Senado de la Nación y medidas de protección para la joven denunciante.
Corresponsal