1. Un día de fiesta
Miles y miles ganaron las calles y plazas en todo el país con la alegría de que Macri se iba del gobierno, festejando la jura y asunción de Alberto Fernández a la Presidencia de la Nación Argentina. Son masas de explotados y oprimidos, asalariados y productores de las ciudades y del campo, de todos los sectores populares, patrióticos y democráticos que estuvieron en las calles enfrentando la política de ajuste prooligárquico y proimperialista del gobierno de Macri, de hambre, entrega y represión. Masas que unidas y organizadas desde esa lucha en las calles protagonizaron la unidad política también necesaria para derrotarlo en las urnas con el Frente de Todos –integrado por 16 partidos políticos, entre nacionales y provinciales– al que adhirieron numerosas organizaciones sociales, sindicales y populares en todo el país.
Son masas que volvieron a salir a las calles, festejando y diciendo que no se van a quedar en las casas por su experiencia histórica y la de estos cuatro años de luchas contra el macrismo. Saben por lo que sufrieron antes sus mayores, por su propia experiencia y el actual golpe de Estado en Bolivia que no deben abandonar las calles, previniéndose de los contragolpes de la reacción de los oligarcas e imperialistas que por todos los medios van a tratar de evitar que avancen en sus reivindicaciones con el nuevo gobierno. Saben que para eso deben seguir siendo protagonistas de la lucha política, fortaleciendo sus partidos y organizaciones y uniéndose en todos los niveles en la pelea para resolver las emergencias producto de la catastrófica herencia del macrismo.
La inmediata implementación de los anuncios del presidente Alberto Fernández requerirá de un gran protagonismo de las masas y sus organizaciones de la que los comunistas revolucionarios y todos los clasistas y combativos populares, patrióticos y democráticos, debemos ser los principales impulsores como parte del Frente de Todos. Así fue la derrota del macrismo en las calles y en las urnas.
2. ¿Macri ya fue?
Macri se ha ido del gobierno, pero con su “cadena nacional” del 5 de diciembre y su “plaza del 7 D” ha reforzado su evidente pretensión de atrincherarse como jefe de una oposición que defienda los intereses de los sectores oligárquicos e imperialistas hegemónicos durante su gobierno. Quiere seguir representando políticamente esos sectores apelando a un discurso mentiroso teñido del racismo oligárquico con el que encubre su odio de clase a los sectores explotados y oprimidos. Pretende descalificar como “antirrepublicano” a todo lo que sea popular y patriótico, mientras se vanagloria de sus abrazos con el rey de España y todos los capitostes de las potencias imperialistas.
En su afán de restauración oligárquica, Macri ha nominado como jefa de su partido, el PRO, a su saliente secretaria de Seguridad Patricia Bullrich. Trata de disciplinar así no sólo a sus aliados cívicos y radicales que aún disintiendo con su línea proimperialista lo siguen acompañando con reparos, sino también a los de su propio partido que cuestionan su ambición de constituirse como jefe único de la oposición a pesar de su principal responsabilidad en la derrota electoral de Cambiemos.
Es que Macri y sus mandantes imperialistas como Trump no tienen ningún empacho en recurrir a la represión para mantenerse o volver a imponerse también en estos nuevos tiempos que se viven con la rebelión de los pueblos de Latinoamérica y la agudización de la pelea entre las distintas potencias imperialistas que se disputan el dominio sobre nuestros países. Lo estamos viendo con el apoyo a la represión a los pueblos rebelados de Ecuador, Chile o Colombia y además al sangriento golpe Estado en Bolivia. Para ellos, el principal mérito de la ex ministra Bullrich es la relación que supo forjar en los cuatro años del macrismo con sectores vinculados a su Seguridad, en particular con los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel y de la cúpula de la Gendarmería Nacional. Esta, a pocos días de que dejara su cargo le brindó un reconocimiento institucional obsequiándole un sable con la inscripción: “Doctora Patricia Bullrich. No voy a querer hacer la injusticia de tirar un gendarme por la ventana”. Luego de lo cual, el comandante general Gerardo Otero se fundió con ella en un caluroso abrazo.
3. Un mundo convulsionado
Alberto Fernández ha llegado al gobierno en un mundo de aguas revueltas por la acrecentada disputa interimperialista, en particular entre las grandes potencias –Estados Unidos, Rusia y China– que tiñe también toda la política en Latinoamérica. Esto se da en el marco de una situación del sistema capitalista-imperialista de crecientes nubarrones de una nueva crisis económica internacional, agudizada por la guerra comercial defensiva de sus intereses por las grandes potencias, en particular entre los dos países con economías más grandes, Estados Unidos y China. Lo que acrecienta la explotación y el saqueo en los países dependientes como los nuestros.
Frente a las crecientes desigualdades económicas y sociales que provoca el sistema capitalista imperialista –agravadas por las políticas de las oligarquías gobernantes en cada uno de los países–, las clases explotadas y los pueblos oprimidos se rebelan incluso dentro de los propios países imperialistas. Es lo que estamos viendo desde Hong Kong en China hasta Cataluña en España, pasando por los países de Asia y Medio Oriente, y crecientemente en nuestra América morena. En Argentina, con sus particularidades, también han existido muchas razones para rebelarse en los últimos años. Las políticas impulsadas por el gobierno de Macri reforzaron el dominio del latifundio en el campo y la dependencia del país – comercial, financiera y, en definitiva, política– a los “mercados mundiales” dominados –en disputa– por las grandes potencias imperialistas. Esto trajo el encarecimiento y caída del crédito, un mayor endeudamiento usurario interno y externo y la destrucción generalizada del trabajo y la producción nacionales, el aumento de la explotación y la opresión, del desempleo, la inflación y la pobreza, hundiéndonos en una más grave recesión.
En este mundo y en esta América convulsionados, con una crisis económica y social agravada por la política macrista, Alberto Fernández inicia el nuevo gobierno. Tiene a su favor las luchas contra las oligarquías proimperialistas de las que el pueblo de Argentina en las calles es parte, pero también tendrá que lidiar con la hostilidad del gobierno de Trump y sus seguidores como Bolsonaro en gobiernos de los países vecinos, que alientan a la oposición oligárquica local.
4. Seguir en las calles por las emergencias
En las difíciles condiciones nacionales e internacionales en que llega al gobierno Alberto Fernández, para poder aplicar una política a favor de los intereses del pueblo y de la patria e implementar las emergencias planteadas, necesita que el pueblo se mantenga unido y organizado luchando como hicimos para construir el Frente de Todos, en las calles y en las urnas.
Como parte de este proceso, los comunistas revolucionarios junto a los clasistas y demás sectores obreros y populares no podemos perder ese protagonismo. Protagonismo con el que constituimos los Cayetanos en estos cuatro años de lucha, y su expresión política en el frente En marcha, que fue muy importante en la construcción y triunfo electoral del Frente de Todos. Por eso dice el Comité Central del PCR: “No abandonamos las calles y estamos a la cabeza de la lucha por las necesidades de las masas, con razón, con ventaja y sin sobrepasarnos”.
Una gran alegría ha producido entre los que protagonizamos la lucha en las calles y en las urnas la asunción de la compañera Verónica Caliva como diputada nacional por la provincia de Salta, al igual que la de “Gondi” Caraita como intendente en Urundel, Salta, y la de todos los compañeros diputados provinciales y concejales de distintas localidades, como en el Chaco, Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos, Neuquén y Salta. El PCR y la JCR se tienen que fortalecer y crecer para los nuevos desafíos. En este camino nos encontraremos el domingo 15 de diciembre en el Parque Pereyra Iraola, en la gran fiesta popular de nuestros periódicos, hoy y Chispa.
Escribe Eugenio Gastiazoro
