¿Cómo lograron contactar con la ACES?
—Nosotros nos comunicamos con los chicos de la ACES vía Instagram, y después de un par de chats en los que les comentamos acerca de nuestra militancia dentro del MUS y la pelea que damos a diario dentro de las aulas en defensa de la educación pública secundaria. Logramos concretar una reunión en Santiago para el 24 de enero pasado. Una vez allí, pudimos compartir nuestros puntos de vista sobre la realidad argentina y chilena, aprendiendo sobre esta enriquecedora experiencia, ya que fueron los secundarios los que dieron el puntapié inicial del estallido al comenzar las manifestaciones en contra del aumento del metro con los saltos de molinete. Esta lucha tuvo un trasfondo social muy profundo, porque si bien el reclamo inició ante el tarifazo que impuso el gobierno de Sebastián Piñera, la queja principal tiene como foco lo injusto del sistema chileno. Es por ello que levantamos la lucha y el rol de los secundarios chilenos.
—¿Cuál es la realidad de posibilidades de los estudiantes chilenos una vez finalizado el secundario?
—Hay que entender que el modelo que se impuso en Chile es profundamente desigual: unos pocos tienen mucho y el resto no accede a nada. La principal lucha que llevan ahora los secundarios chilenos tiene como objetivo la eliminación de la PSU (Prueba de Selección Universitaria), que es un examen que se rinde el último año del liceo y define quiénes ingresan o no a la universidad. El examen consiste en rendir cuatro orientaciones: prácticas del lenguaje, matemáticas, historia y biología. En base a la cantidad de puntos que se saquen, se define el ingreso y la carrera a la que podés ingresar o no. El tema es que muy pocos logran aprobar la PSU, por ejemplo, el año pasado hubo un ingreso de 50 estudiantes en la Universidad de Santiago a la carrera de medicina, lo que es una locura si lo comparamos con los 7.500 ingresantes a medicina en la Universidad de La Plata. La PSU somete a los estudiantes a un estrés terrible, porque realmente define tu vida el aprobar o no.
Tras el inicio del conflicto, la ACES convocó a un boicot de la PSU, que tuvo un amplio acatamiento, lo que llevó a que se reprograme la fecha en conjunto con una amplia militarización de los liceos, en la que los pacos (carabineros) controlaban el acceso a la prueba.
Por lo tanto, las posibilidades de los estudiantes son escasas ante este sistema educativo que agudiza las diferencias sociales. Es por ello que desde la ACES se plantea la necesidad de cambiar el sistema educativo, implementando un curso de ingreso anual a la universidad que realmente prepare a los pibes para el ingreso; a su vez que exigen el ingreso sea gratuito, ya que de aprobarse la PSU, las familias se someten a prestamos carísimos para costear una carrera universitaria, y que pagan el resto de sus vidas.
—¿Cómo creció tanto el nivel de convocatoria de la ACES?
—Hay que destacar el trabajo en redes sociales que llevan a cabo los secundarios chilenos, el buen manejo de las redes posibilitó que sus propuestas logren llegar a las amplias masas de estudiantes en todo el país. Por ejemplo, ellos nos comentaban que a través de Instagram lograron llegar a lugares de los que no tenían idea, por lo que comentaban felices que el nivel de convocatoria superó ampliamente sus expectativas. Además desarrollaron un muy buen trabajo territorial en Santiago, que tiene como objetivo la unión obrero estudiantil en las comunas de la capital, para que a través de asambleas vecinales se discuta sobre las medidas que se van a llevar a cabo, ya que hay una profunda desconfianza en los partidos tradicionales.
—¿Qué opinión tienen ustedes de la situación social en Chile?
—Como dijimos anteriormente, el estallido social es producto del hartazgo ante un sistema de explotación y opresión que profundiza la desigualdad, además que las medidas represivas de Piñera incrementaron la bronca del pueblo chileno. En Plaza Dignidad (ex Plaza Italia) nos quedamos sorprendidos de ver en la primera línea, que es la defensa popular que se armó para evitar que los pacos rompan con las manifestaciones, a pibes de 13 o 14 años con la convicción de iniciar un combate contra las fuerzas represivas. Aparte el reclamo general es por dignidad, lo que tiene un trasfondo muy profundo, ya que te marca el nivel de odio popular que generó un sistema que nos quisieron imponer como ejemplo en toda Latinoamérica. El tema está en que esas masas no tienen una dirección política que tenga como propuesta una salida revolucionaria que barra al gobierno y plantee cambios sociales y políticos que realmente cambien la realidad del pueblo chileno. Sin embargo, como parte de una organización como el MUS que defiende a diario la educación pública y como comunistas revolucionarios, abrazamos la heroica lucha que llevan a cabo en Chile, que definitivamente marca un antes y un después en su historia tras más de 100 días de lucha ininterrumpida.
Hoy N° 1801 5/02/2020