1. La gran batalla
En su reunión del 14 y 15 de marzo el Comité Central del PCR analizó la situación abierta con la llegada al país de la pandemia del coronavirus.
Estamos en la lucha por las emergencias, y hoy la principal emergencia pasó a ser la sanitaria.
La pandemia arrancó en China y afecta ya a 114 países de todo el mundo en todos los continentes. Debemos pelear para que no se propague.
Tenemos que tener en cuenta que esta epidemia de coronavirus se da en un contexto de aumento de recesión económica mundial, lo que como venimos diciendo afecta profundamente a nuestra Argentina dependiente y latifundista, que está debilitada por la brutal emergencia social, la deuda impagable y una recesión que se arrastra en la industria.
Vivimos en un país donde la pobreza y la indigencia han crecido a límites insoportables. Donde los jubilados, principal grupo de riesgo, cobran por debajo de la línea de pobreza, donde la salud pública está destruida. Si no lo tomamos como una causa nacional los más pobres serán los más perjudicados.
El gobierno ha tomado medidas. Arrancó tarde y en forma lenta. Ahora ha tomado una cantidad de medidas que es necesario garantizar. Pero no es suficiente.
2. El pueblo debe ser protagonista
Partimos de una situación difícil. La Argentina tuvo en su momento un fuerte sistema sanitario, público y de las obras sociales sindicales. Ese sistema sanitario fue siendo degradado por sucesivos gobiernos. Y venimos de 4 años de gobierno de Macri que rebajó el Ministerio de Salud a una Secretaría, recortó el presupuesto sanitario y llegó a decir que “el populismo es más peligroso que el coronavirus”.
Con total caradurismo los macristas como el ex secretario Rubinstein, el que dejó varadas en los depósitos las vacunas contra el sarampión, recorren los canales hablando como “expertos” y criticando al gobierno.
No faltan los sembradores de pánico y los que ven en la epidemia un negocio. O los publicistas del “modelo chino”: encerrar al pueblo a la espera de que el virus haga su desastre y decline.
Es necesario que durante esta emergencia no salga ni un solo peso para pagar la deuda y que esos miles de millones sean volcados a recomponer el sistema de salud.
Equipar todos los hospitales con respiradores, camas de terapia intensiva, elementos para los médicos y personal sanitario debe ser la prioridad.
Y el equipamiento de miles de salas barriales como primera barrera de contención sanitaria.
Nada es más importante hoy que la movilización popular para poner al servicio de esta lucha todos los recursos sanitarios estatales, de las obras sociales y privados. Disponer de todos los recursos financieros necesarios para garantizar las condiciones de vida del pueblo, la prevención y el tratamiento.
3. Comités de emergencia
Las medidas requieren del control popular para que se cumplan, como el control contra la especulación con el gel de alcohol, los barbijos, los alimentos, etc.
En cada barrio, lugar de trabajo o estudio hay que abordar los problemas más urgentes.
¿Como se van a lavar las manos con agua y jabón en los barrios y zonas que no hay agua, o donde hay una canilla por cuadra? ¿Como se van a evitar las aglomeraciones en los hospitales si las salitas de los barrios no funcionan? ¿Como se va a garantizar jabón y alcohol en gel para toda la población si hay una parte que no tiene ni para comer?
La organización popular exige que se organicen los cuerpos de delegados en cada barrio, lugar de trabajo y estudio.Los cuerpos de delegados permiten organizar para la coordinación. Esa debe ser la base para los comité de emergencia a nivel de municipios, provincias y nacionalmente.
Las escuelas públicas, con el esfuerzo de los trabajadores de la educación, vienen prestando un gran papel en la alimentación de los chicos. Ahora se ha dispuesto que las Fuerzas Armadas fabriquen gel y barbijos. Siguiendo ese camino todo el aparato estatal tiene que ponerse a disposición de esta lucha, al igual que todas las clínicas, los laboratorios, las fábricas y demás sectores privados también deben ponerse a disposición de la emergencia sanitaria.
Poner en movimiento las universidades y colegios técnicos, que con su enorme potencial de docentes, estudiantes y no docentes, pueden fabricar insumos como alcohol en gel y lavandina.
También organizar los barrios y las zonas rurales en la lucha por el descacharreo y el desmalezamiento contra el dengue.
Solo con el protagonismo del pueblo los comités de emergencia tendrán poder suficiente frente a medidas que no serán fáciles de garantizar.
4. Unidad popular solidaria
Nos preparamos para una batalla dura y prolongada. El PCR y su JCR ya estamos trabajando, con las organizaciones en las que participamos, para encabezar esta lucha. Y llamamos a la unidad a todos aquellos que estén dispuestos a pelear para que el pueblo tome en sus manos la lucha contra el coronavirus.
Proponemos la coordinación con las fuerzas con las que venimos trabajando juntos para que unamos esfuerzos nacionalmente y en cada provincia y municipio.
No estamos viviendo una batalla más. La peligrosidad del coronavirus, al igual que el dengue y el sarampión, removerá ideas y prejuicios con los que nos dividen y creará condiciones para una unidad popular solidaria muy amplia. Peleamos por ganar esta pelea uniendo todo lo posible de ser unido con un amplísimo protagonismo popular. Lo que creará nuevas condiciones en la lucha por las emergencias y para que la emergencia la paguen los que se la llevaron en pala.
Escribe Ricardo Fierro