Las políticas del gobierno de Macri provocaron entre otras cosas una drástica caída de los valores de las acciones de YPF. Dicha tendencia sumada a las actuales circunstancias confirman un proceso de caída del valor de los papeles de la compañía que cotizan en Bolsa y forman parte del restante 49% de la firma que se encuentran en manos de fondos de inversión, en su mayoría de origen estadounidense.
Ante esa situación y en las necesidades que impone este contexto, capturar el paquete accionario total de YPF es una decisión audaz, pero estratégica. Los valores de YPF tocaron el 18 de marzo el nivel más bajo desde 1991 (US$ 2,31). La compañía vale ahora un 60% menos que a principios de año.
Entendemos necesario buscar alternativas y propuestas que permitan al mismo tiempo paliar los efectos de la crisis petrolera internacional y fortalecer la capacidad de la empresa estatal como eje central para relanzar la política petrolera nacional en tiempos de pandemia.
Completar el proceso de recuperación de YPF iniciado en el 2012
En estas especiales y delicadas circunstancias, la salida de la crisis y la nueva etapa que se inicia en tiempos de pandemia, encuentra en YPF un instrumento vital que puede contribuir en forma decisiva a materializar en la realidad efectiva, una política integral de hidrocarburos que esté en línea con los intereses del pueblo argentino.
La clave pasa por reiniciar proyectos exploratorios de recursos convencionales, tanto en cuencas productivas como aún no productivas, y encarar masivamente la reactivación de la producción de yacimientos convencionales con todas las nuevas tecnologías disponibles, incluyendo la multiplicación de nuevos proyectos de recuperación secundaria y terciaria, en paralelo a una reactivación de los no convencionales en cabeza de YPF.
Se debe profundizar con fuerza el proceso que YPF ya inició involucrando a la comunidad científico-universitaria nacional (Y-TEC), el de convertirse en una empresa energética integral, para profundizar un desarrollo que vaya cambiando nuestra matriz energética a una cada vez más diversa y amigable con el medio ambiente. Y en este marco la empresa estatal deberá desplegar una acción en los territorios que sea respetuosa de las comunidades locales, de los pueblos indígenas y sus derechos y de las poblaciones rurales que ven afectadas sus actividades económico-productivas y su calidad de vida.
El stand by de Vaca Muerta y la espera de un precio sostén. Necesidad de una revisión de los costos reales de producción
Debe reconocerse que, a esta hora, la industria está atravesando una crisis inédita, y se encuentra detenida. Las principales operadoras buscan dónde depositar el petróleo extraído para almacenarlo o arriesgarse a una venta sobre saldo negativo.
Asimismo, el gobierno federal se encuentra pactando con los gobernadores de las provincias petroleras, las empresas y los sindicatos medidas, entre ellas, el pedido de fijación de un precio sostén. La caída del barril de petróleo repercute en la percepción de regalías y cruje la economía de las provincias productoras.
Debe propenderse a transparentar la cadena de valor y considerar seriamente una evaluación de los costos reales de producción. De este modo, la fijación de un precio sostén como medida excepcional y transitoria debe servir a los intereses del conjunto y no solamente garantizar la rentabilidad de las grandes petroleras (en su mayoría extranjeras) que hoy hacen enclave en Vaca Muerta.
Recuperar YPF para desandar la pesada herencia del macrismo
La administración de Cambiemos dejó un escenario de fuerte retroceso en materia energética; prácticamente abandonó la industria de petróleo y gas convencionales, como así también desincentivó las iniciativas de recuperación de yacimientos. Los números dan cuenta de una caída de producción de todas las cuencas, excluida la cuenca neuquina que se disparó respecto al resto de las cuencas del país. Recuperar entonces ahora las acciones en su totalidad debe ser entendido como una gran oportunidad para relanzar una política petrolera nacional donde la empresa estatal articule y enlace todos los segmentos de la producción de petróleo y garantice de ahora en adelante el genuino cumplimiento de los objetivos ya consagrados por ley, respecto al logro del autoabastecimiento y el desarrollo del país.
En este momento el restante 49% importa una tenencia valuada en unos US$ 700 millones distribuida entre 223 fondos institucionales y de inversión. En efecto, los primeros diez accionistas institucionales y los primeros diez accionistas de fondos de inversión detentan el 30,96% del 49% en manos de agentes privados.
En esta etapa es posible iniciar un nuevo camino que permita anclar Vaca Muerta en el diseño de una política energética nacional y no al revés, esto es que las necesidades de los grandes jugadores del enclave Vaca Muerta condicionen la realidad energética del país.