Desde que se decretó la cuarentena por la pandemia mundial de COVID-19, desde el PCR empujamos la organización y el protagonismo de nuestro pueblo. A medida que avanzó el contagio se puso a foco la necesidad de reforzar las medidas de bioseguridad y prevención en los comedores, y empujamos la formación de compañeras y compañeros en la tarea de promoción de la salud.
En Florencio Varela hoy son más de 30 compañeros y compañeras, compañeras principalmente, que conforman el equipo de promotoras y promotores de la CCC y de la Unión Campesina de Varela (UCV).
Para conocer esta experiencia, conversamos con Leticia, Daniela, Araceli y Carla de la CCC de los barrios de Ricardo Rojas y Curva de Chávez y con Mónica, de la UCV.
Las compañeras cuentan que lo primero que hicieron, alrededor de 3 meses atrás, fue una capacitación con compañeras de la regional de Quilmes, Berazategui, Varela de la CCC, dos o tres por distrito. A partir de eso, empezaron a organizarlo por distrito: “Vamos al local del PTP todos los miércoles, una de cada barrio, y después volvemos y enseñamos a todos lo que aprendimos”, nos dice Leticia de la Curva de Chávez.
Y Araceli, de Ricardo Rojas, cuenta que “vamos una por barrio. Y ahí nos encontramos y después venimos al barrio, nos reunimos y le decimos a las compañeras”.
Carla, también de Ricardo Rojas plantea que “nos empezamos a capacitar y una vez que nos empezamos a preparar empezamos a hacer los relevamientos. Y cuando salimos se ve la necesidad de mucha gente. Hay mucha gente sin vacunación, sin medicamentos. Se le hace imposible conseguir medicamentos. Mucha gente que no lo puede comprar porque con la pandemia no llegan con el sueldo, mucha gente que cobra menos que antes”.
Las compañeras cuentan las experiencias que tuvieron de relevamiento, que es “la primera tarea de la capacitación: hacer el mapa del barrio y relevarlo”.
Daniela, de la Curva de Chávez, dice que “organizamos el plano del barrio, vimos cuantas manzanas teníamos y nos dividimos dos por cuadra, así agarramos cuadra y cuadra e hicimos el relevamiento. Elegimos este barrio porque no tenemos salita, hay una posta sanitaria en otro Barrio a 20 cuadras, pero es muy precaria, no tiene vacunas, remedios, leche, no tiene nada. Con el relevamiento vimos que 300 personas necesitaban vacunas antigripales, entre personas mayores de 65, de riesgo y menores de 2 años. Los vecinos nos recibieron re bien, hasta pensaban que los íbamos a vacunar. De la salita no van al barrio y había mucha gente sin vacunar. Y la gente se sorprendía.”
El relevamiento, a su vez, contribuyó a la conformación del Comité de Emergencia del barrio, del que participan otras organizaciones sociales y sectores religiosos.
Después de este relevamiento se consiguió organizar la vacunación del barrio en dos jornadas, en las que las compañeras organizaron los turnos, llamaron por teléfono a los vecinos y se acercaron a aquellos que no tenían teléfono.
Araceli cuenta cómo fue el relevamiento en Ricardo Rojas: “salimos por una calle donde hay un zanjón con mugre y las casitas muy pegadas. Empezamos a golpear, algunos salían y otros no, y los mandábamos a la salita para que se vayan a vacunar. Hicimos un plano, indicando donde había que hacer limpieza. Con la salita hablaron las delegadas del barrio y acordamos que las personas dicen que van de parte del comedor de la CCC, que son voluntarios, y así los vacunan. Ya vacunaron como 200”.
Mónica, promotora de salud de la UCV, cuenta que ellos son 15 compañeros y compañeras que se están acercando a las quintas. Cuenta que “vamos casa por casa, los promotores de salud, y les contamos sobre el COVID 19, los métodos de prevención, los síntomas y les hacemos preguntas sobre si tienen enfermedades, si tienen vacunas de la gripe neumonía o si tienen otras enfermedades. Fuimos al barrio Buenos Aires, hay muchos niños sin vacunar y personas mayores con riesgo que tampoco están vacunadas. Para nosotros los promotores de salud sería una gran ayuda que los operativos de salud vengan a vacunar a las personas porque hacen falta muchas, de gripe, neumonía, pero también otras enfermedades. Hay personas que no pueden ir al hospital, que no pudieron vacunarse en las salitas porque no hay vacunas o que tienen alguna enfermedad. Hay niños también que sus madres no los pudieron vacunar y quisieron vacunarlos ahora con lo que está pasando”.
Los promotores y promotoras de la UCV, en su recorrida, encontraron vecinos bolivianos que trabajaron en las minas en Bolivia, y, como afirma Mónica “tendrían que ser vacunados, aunque no tengan el riesgo que se contempla porque tienen enfermedades respiratorias graves”.
También las compañeras tienen claro cuál es su rol como promotoras. Leticia plantea que “es acompañar al vecino, ver las necesidades que tiene. Le preguntamos si está vacunado, qué enfermedad tiene, si le llega la medicación. Hicimos el relevamiento a base de ver las necesidades. Hay vecinos que necesitan la vianda y nosotros se la acercamos cada vez que cocinamos”. Y Daniela agrega “nosotros no somos el Estado, no le podemos decir a la gente, por ejemplo, si necesita un remedio, ‘mañana te lo traigo’ porque no es así. No somos el Estado, somos un hilo conductor para poder golpear la puerta que hay que golpear”.
Para estos días las compañeras tienen planteado ir a barrios nuevos que se sumaron a la CCC: “hay barrios nuevos también. Así que propusimos ir a ver a las compañeras ahí, que están haciendo su olla su merendero. La semana pasada tuvimos la capacitación del Ministerio del Desarrollo Social de Nación, vamos a tomar su modelo y vamos a ir a los barrios que todavía no tienen promotoras”.
El rol de estas compañeras es fundamental para garantizar el acceso a la salud en los barrios populares. Algunas perciben el Salario Social Complementario, pero otras no. Destacan su convencimiento y ganas de sostener la tarea, pero también entienden que es fundamental que esté reconocida por un ingreso.