El viernes 14/8 el Comité de Crisis del barrio Carlos “Padre” Mugica (ex villa 31), conformado por más de 65 comedores y merenderos del barrio, clubes, instituciones educativas, y organizaciones sociales y políticas se movilizó por el barrio hacia el CGP (Consejo de Gestión Participativa).
Reclamamos al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que en el barrio crece el hambre, que no se cumple la prohibición de desalojos y crecen las familias que se quedan sin techo en plena pandemia, que gran parte de nuestros pibes no tienen acceso a Internet-wifi, otros no tienen computadoras, ni datos móviles. Que a la pandemia se le suma la crisis social y económica, y sin oportunidades laborales, techo y comida, también crece la inseguridad.
Vivimos en un barrio en el que la mayoría de la gente vive del trabajo en negro: la construcción, changas, salir a cartonear. Son cuentapropistas, empleadas domésticas, etc. Con la cuarentena la mayoría vio afectado gran parte de sus ingresos, otros directamente perdieron su trabajo y muchos corren riesgo de perderlo. Muchos fueron despedidos por discriminación por ser de la villa y el foco de contagios que había en el barrio.
El nivel de hacinamiento es terrible, con familias que viven 4, 5 y hasta 6 personas en una pieza de 3×4, que comparten con vecinos escaleras caracol, pasillos y hasta baños. Nos dejaron quince días sin agua en plena pandemia provocando un pico de contagios. En pleno invierno hay cortes de luz cada dos por tres, sabiendo que la mayoría de los vecinos se calefacciona con estufas eléctricas. Nos pusieron un Ministerio de Educación que nunca pedimos mientras las viviendas nuevas de la urbanización son de chapa y durlock. Hacen oídos sordos al pedido de construcción de un hospital público para la Comuna 1, una demanda histórica del barrio, que nos hubiese dejado en mejores condiciones para atravesar la pandemia.
La urbanización del barrio, financiada con préstamos del Banco Mundial y el BID se tenía que inaugurar a finales del 2018. Dos años después sigue sin terminar.
La falta de viviendas y los crecientes desalojos, como intentaron hacer con los vecinos de la manzana 12, a los que el propio Gobierno de la Ciudad quiso dejar en la calle presionándolos y patoteándolos con sus punteros en plena pandemia, son solo una muestra de los intereses de los funcionarios. Con la necesidad de viviendas por los desalojos crecen las tomas, como la de Colectora y la de la galería comercial del sector barrio chino, por parte de vecinos y compañeros del barrio.
Con las obras a medio terminar y el mal funcionamiento de los servicios públicos, es inaceptable el tratamiento de las escrituras y la formalización de los servicios públicos. No se puede aprobar un tema tan delicado en pandemia a espaldas de los vecinos.
Por todo esto seguimos reclamando lo esencial: que nuestros vecinos puedan tener un plato de comida con todos los nutrientes todos los días, pedimos que asistan a todos los comedores del barrio con alimentos secos y frescos (carne, pollo, lácteos y verduras), que cubran el costo de garrafas. Cómo puede ser que los vecinos -con todas las dificultades económicas que tenemos- saquemos de nuestros bolsillos para cubrir un servicio esencial que es responsabilidad del Estado, y que tengamos que cocinar en la calle con leña en pleno invierno.
Poniendo por delante las necesidades del barrio, en unidad de los comedores y merenderos, con ollas populares, ruidazos, conferencia de prensa y ahora desde la movilización de los y las vecinas (respetando el uso de barbijos y el distanciamiento social), seguimos a la cabeza de la lucha por la emergencia sanitaria y para que la crisis social y económica que deja la pandemia no se descargue sobre las espaldas de nuestro pueblo.
Hoy N° 1828 19/08/2020