Después de más de cuatro meses de un nuevo gobierno democrático y de más de medio año, la demanda de una valiente luchadora y exdiputada Lidia Paty logra por fin, una tímida reacción de la fiscalía para enjuiciar a los culpables del martirologio que sufrió el pueblo boliviano durante casi un año.
Miente el fiscal general al aseverar que es sometido a intensas presiones para dar las órdenes de aprehensión, es la presión del pueblo y sobre todo de los deudos de los caídos por la metralla asesina, que no cesará hasta ver entre rejas y con la máxima sanción a quienes segaron la vida de sus familiares. El pueblo en su conjunto no solo respalda esta acción, es parte de ella. Las organizaciones matrices de los trabajadores, campesinos y naciones originarias deben acompañar este proceso y ser parte querellante del mismo.
La reacción de los golpistas no se ha dejado esperar, al unísono reclaman el debido proceso y califican como persecución política, un tema eminentemente penal, pues no sólo se ha violado en forma flagrante la Constitución Política del Estado, sino que se ha cometido delitos de lesa humanidad, que no prescriben en ninguna parte del mundo.
Quienes protagonizaron el golpe de Estado y las violaciones más extremas de los derechos humanos, están convencidos de que lo hicieron bien, así lo manifestaron tanto Jeanine Añez, al dejar el gobierno y el ministro criminal Arturo Murillo. Aunque parezca increíble, incluso periodistas y analistas se atreven a señalar que el golpe no fue tal, y que por el contrario se trató de un movimiento ciudadano que restituyó la democracia.
Carlos Mesa no sabe o pretende hacerse el desentendido, y debe recibir el mismo trato, es decir la aprehensión de subversión y terrorismo. Lo mismo y en el mismo sentido Luis Fernando Camacho, como el operador principal del golpe, junto a su padre, por el delito de financiamiento del alzamiento armado.
Nuestro entusiasmo no debe perder de vista que la reacción y el fascismo no se derrotan con tímidas acciones legales, pueden revertirse por la presión y la violencia reaccionarias. Por ello es indispensable, urgente e inmediata la movilización popular para mostrar a todo el país y el mundo que no se permitirá que reine la impunidad y mucho menos la reedición de un golpe de Estado fascista.
¡La pasividad y el conformismo con estas iniciales acciones no garantizan nada, sólo la movilización masiva del pueblo y sus organizaciones puede y debe lograr el enjuiciamiento y las sentencias condenatorias máximas a los verdugos del pueblo!
Hoy N° 1856 17/03/2021