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08 de May de 2021

El discurso del tío Joe

A los 100 días de comenzada su Presidencia, Joe Biden habló en el Capitolio. Lejos de la senilidad que le adjudican, el discurso de Joe lució convincente, abarcando el balance de esos primeros 3 meses. Pleno de contrastes con el período Trump. Distintos proyectos para el futuro inmediato. Y algunas reflexiones que han dado que hablar.

Por ser Biden quien es, corresponde no desguarnecernos. Ni analizar sus palabras con actitud trivial.

 

America über alles

“América (o sea Ellos, los EEUU) por sobre todos”. La idea directriz que campea a través de todo el discurso. El Futuro volverá a ser nuestro (de Ellos). Nada que nos deba sorprender. Por tanto resguardarnos de la candidez y estar atentos al eje de la alocución.

Porque Biden no es un simple comentarista. Es la cabeza de una superpotencia imperialista en furiosa disputa por la primacía en el control mundial. Sus medidas iniciales (la campaña de vacunación y la distribución de ingentes fondos entre la población) lo son para corregir los dislates de la Administración trumpista.

Se sentaron sobre las vacunas mientras las denegaban al resto del Mundo. Secuestraron las 60 millones de Astra Zéneca (cuyo concentrado se fabricara en la Argentina). Y ahora las distribuirán como se les ocurra. Un arma como cualquier otra. Dada las urgencias sanitarias globales, ideal para el chantaje.

 

USA en el siglo XXI

Biden se enorgullece porque con su Programa para la emergencia se reducirá la Pobreza infantil a la mitad. O sea que, en uno de los países más opulentos del Mundo persistirá la pobreza infantil en la otra mitad.

La pandemia arrojó 20 millones de trabajadores a la desocupación. En el discurso se menciona una mínima recuperación de la ocupación. Pero garantiza a futuro más y más empleos. Para ellos promete un Plan estatal de modernización infraestructural. La participación del Estado en tales tareas no invalida (PARA NADA) el colosal negocio de las corporaciones. Las Obras serán obviamente tercerizadas a través de las “Patrias” contratista y financiera yanquis. En infinidad de casos se ha utilizado el péndulo de estatizar hoy lo que se privatizará mañana. De tal forma que los monopolios se hacen de la renta sin el costo de inversión alguna.

 

Los Cambios

Biden es conciente de los cambios que se vienen. Las tecnologías de punta desvelan a las clases dominantes yanquis. E igualmente obsesionan a sus homólogos chinos, europeos, rusos. Todos los imperialistas definieron el Futuro como un campo mayúsculo para la disputa.

Un ejemplo que nos toca inmediatamente: a caballo del cambio climático Biden destaca a plazo corto la expansión del auto eléctrico. Esto nos lleva al litio. Un amplio movimiento nacional y popular viene reclamando la fabricación local (o regional) de baterías de litio. Por ahora sin el acompañamiento del Gobierno.

 

La disputa

La COMPETENCIA… tal el eufemismo que utiliza Biden para referirse a la disputa. Avisa que competirá con China en todos los terrenos. Así como en el pasado los EEUU parieron la Internet y el GPS ahora van a ganar la carrera por el 5G. Por lo tanto dispara un Plan a varias puntas. Por su parte Xi Jiping despliega el “Made in China 2025”. Definidos 10 sectores críticos, pretende garantizarse la vanguardia en la innovación. Todo ello complementario del ambicioso Proyecto de la Ruta de la Seda.

 

Wall Street y los derrames

En escuetísimos párrafos Biden encaró interesantes cuestiones que ocuparon las primeras páginas de los diarios. Tal como dice, es rigurosamente cierto que no fue Wall Street la que hizo grande a EEUU. ¿Habrá sido quizá la clase media como dio en decir? ¿Fueron acaso los sindicatos (en muchos casos amarillos) los que expandieron la clase media? Nada dice de la explotación del proletariado y de las minorías, que algún papel habrá tenido. Pero de ello, como corresponde, Biden no dice nada.

Biden refuta la falacia del derrame capitalista. Los Pueblos de todos los confines podemos dar sobrado testimonio respecto de la cínica burla del derrame sanador. Mucho más dudosa es su afirmación de que el bienestar se genera desde abajo hacia arriba. Algo así como que, si los de abajo estamos bien los de arriba ganan. “Filosofía” ramplona para consumo de los desprevenidos.

En otras dos frases Biden denuncia los abusos del conglomerado Farmacéutico (con remedios a precios exorbitantes). Y anuncia una carga tributaria sobre las grandes ganancias. Esto último, revirtiendo los menores impuestos de la era Trump.

 

Los dos Juan Domingo 

Pícaro, ingenioso pero profundamente equivocado. El paralelo entre Juan Domingo Perón y el inexistente Juan Domingo Biden erró el vizcachazo.

No existen puntos de semejanza entre ambos. Biden, el referente de uno de los Imperialismo que vive de la expoliación de los otros países. Perón, un emergente de ese Tercer Mundo sojuzgado por la Dependencia. A uno y otro los distancian razones objetivas: los intereses enfrentados. No pueden conciliarse salvo que se traicionen. Perón no lo hizo. Y no vemos en Biden ni vocación, ni necesidad para ello.

 

De ilusiones y otros yerros

Un espejismo muy difundido durante el 2020 era que tras la pandemia todo sería mejor. Que el Mundo no tenía otra opción que enmendar los atropellos e injusticias que nos asolan. Nada de ello ocurrió, todo empeoró para las mayorías. Salieron beneficiados los mismos de siempre. E incluso, una vez más, están quienes ganaron gracias a esta crisis.

La pandemia, conjuntamente con el perdurable halo de dolor ha graficado para miles de millones de mujeres y hombres del planeta la verdadera catadura de rapiña del capitalismo. Entonces, a no aceptar la naturalización de las reglas del juego que nos imponen.

Del discurso de Biden no surge una sola palabra de autocrítica respecto de las políticas imperialistas sobre terceras Naciones. Por el contrario despliega una agenda de corte proteccionista mientras que, en acuerdo con las otras potencias centrales, exigen de nosotros aperturismo para inundarnos con sus sobrantes.

Las últimas palabras de Biden en el Capitolio fueron “Dios proteja a nuestros efectivos militares” (sic). ¿Mayor franqueza? Poco para aplaudir.

 

¿Un guiño a cada uno?

No estamos jugando al truco. Andamos peleando por el pellejo. El momento por el que atravesamos es de altísima gravedad. Un enemigo siniestro, el macrismo y asociados, montados en la corporación judicial y la patota mediática, emponzoñan la escena en pos de su operativo Retorno. Desde Miami, Macri confirmó que suscribe el 98% del discurso de Biden. Es bastante más que el 2% que implica la broma de los Juanes Domingos.

Creer que prendiéndole a cada Santo una vela estaremos a salvo es no comprender como funciona el santoral. Los imperialismos son insaciables. Uno de sus principios pasa por quedarse con todos los negocios en danza. Otro de la misma cuantía es impedir que se lo lleve la competencia. Un juego donde siempre ganan otros…

La Deuda eterna es la gran articuladora de los condicionamientos de todo tipo. Desde los ajustes y las llamadas “reformas estructurales” hasta una infinita lista de concesiones puntuales (relicitar el dragado del Paraná; usinas nucleares; criaderos de chanchos; vista gorda con Vaca Muerta, la Pesca, el litio, las vacunas).

Los Imperialismos la tienen clara. ¿Nosotros también? ¿Hay quien crea que vendrán inversiones para nuestro beneficio?  Porque hasta ahora, cada una de ellas lo fue para llevarse subsuelo, tierra fértil o agua dulce transformados en lo que sea que les plazca.

 

La Razón de Estado    

No creo que la Razón de Estado pueda correr por andariveles antitéticos al interés nacional y popular. Muchas veces, tras esta figura, se escudan concepciones por las que se juzgan legítimas determinadas concesiones. En cualquiera de estos casos es crucial abrir el debate al interior del Frente de Todos. No nos sobra el tiempo para andar equivocándonos.

 

Escribe Sebastián Ramírez