Proclama revolucionaria (25/5/1810)
“Señores del Cabildo: esto ya pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de nosotros con sandeces. Si hasta ahora hemos procedido con prudencia ha sido para evitar desastres y la efusión de sangre. El pueblo en cuyo nombre hablamos está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo? Toquen la campana, y si es que no tienen el badajo nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara del pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto señores, decirlo ahora mismo porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si volvemos con las armas en la mano, no respondemos de nada”. (Fragmento de la alocución de Antonio Beruti ante el Cabildo intimando a su rendición incondicional). En: Mayo, su filosofía, sus hechos, sus nombres. H. Concejo Deliberante, Buenos Aires. 1960, p. 275.
¿Qué fue la Revolución de Mayo?
“Hablamos de revolución, de revolución en el virreinato del Río de la Plata, que era una colonia. Este hecho elemental y determinante, tan obvio como insuficientemente remarcado en muchos juicios y estudios pasados y actuales, ha sido el eje central que articuló nuestro análisis, y el punto desde el cual resulta factible definir positivamente el contenido revolucionario de la insurrección de Mayo. La Revolución fue anticolonial. Y lo fue porque la tarea que se propuso y finalmente cumplió, luego de una larga y cruenta guerra liberadora, consistió en la destrucción del corazón del estado virreinal, y el reemplazo de unas clases –las dominantes en España y por ende en sus colonias- por otras, emergentes de la elite local de mercaderes y terratenientes, en el centro del poder y dominio sobre una sociedad que en adelante sería independiente”. Eduardo Azcuy Ameghino, Nuestra gloriosa insurrección. La revolución anticolonial de Mayo de 1810. Pág.3.
Hoy N° 1865 26/05/2021