El sangriento enfrentamiento fue uno más de los muchos producidos en los últimos años, en su mayoría por las protestas de campesinos ante el robo de sus tierras por funcionarios estatales y poderosos empresarios para la realización de proyectos de construcción o minería. En este caso, el conflicto se desató porque los campesinos consideraron muy bajas las compensaciones “ofrecidas” por una compañía minera por la apropiación de sus tierras.
Al intervenir la policía, el grupo de un centenar de pobladores se defendió con palos y piedras, y la policía les disparó.
Pocos días antes, entre el 9 y el 13 de abril, la policía de la provincia de Hainan, en la costa sur de China, se enfrentó en Longqiao a seis mil personas que manifestaban contra el gobierno local, también por la insuficiente compensación fijada por la confiscación de alrededor de siete mil hectáreas de granjas de cultivo para la construcción de un campo de golf.
La represión con gases lacrimógenos lanzados contra la multitud hirió a unos 300 granjeros, pero también varios policías resultaron heridos. Enseguida toda el área fue vallada, y se prohibió a los periodistas entrevistar a los manifestantes.
Los conflictos por tierras revelan una de las facetas siniestras de la restauración capitalista en China. Los negociados de los nuevos burgueses a costa de las grandes mayorías y con el apoyo o directa implicación del Estado con los “desarrolladores” inmobiliarios agudizó al extremo la opresión del campo por la ciudad. Según el Ministerio de Seguridad Pública de China, en 2005 se registraron 87.000 “incidentes” masivos en áreas rurales (el 6,6% más que en 2004), de los cuales el 65% fueron resultado de expropiaciones de tierras.
02 de October de 2010